Matrimonio Inesperado [Adaptación Caché]

Capítulo 8

Daniela de inmediato me abraza y noto su aliento a alcohol, me asomo y veo a su guardaespaldas, Joel.

—Lo siento señorita Garzón, insistió en venir con usted.

Se acerca para ayudarme a ponerla en el sillón ya que no puede sostenerse en pie.

—Estaré abajo por si necesita algo.

Yo asiento y él se va.

—¿Por qué estás tan tomada Daniela?

Me da ternura verla ya que sus ojos se ven hinchados, me imagino que lloro.

—Perdimos.

—Lo sé, vi el partido.

Voltea a verme sorprendida.

—¿De verdad lo viste?

—Sí, con toda mi familia.

—Te extrañaba Boo, quería venir antes pero no sabía si estaba bien o no, hasta hoy que Johann me dijo que no volverás con tu prometido.

—No, no creo volver con él.

—Haces bien Boo, ese hombre no te merece.

Me toma de la mano y me sienta a su lado.

—Eres muy hermosa.

—Y tú estás muy borracha.

—También me pareces hermosa cuando estoy sobria.

Sonrió y me suelto de su mano.

—¿Te preparo un café?

—Está bien.

Voy a la cocina y me pongo a prepararle el café, cuando regreso ya está dormida sobre el sillón, trae ropa deportiva, me imagino que, así como salió del juego se vino para acá, le quito sus tenis y traigo una manta para cubrirla, me quedo viéndola por un rato, tiene el cabello un poco alborotado y sus labios se ven rojos, maldito labial, pasa por mi mente el beso que me dio, es extraño pero no puedo olvidarlo, saco de mi mente esos pensamientos y me voy a mi habitación a tratar de dormir aunque teniendo a Daniela en la sala será un poco difícil.

Despierto muy temprano y me doy una ducha, me cambio y recojo mi cabello, cuando salgo de la habitación Daniela sigue dormida, me pongo a preparar café y un desayuno completo, estoy muy entretenida en la cocina cuando siento que alguien me observa, al darme la vuelta, Daniela está recargada en el marco de la puerta muy sonriente con sus ojos somnolientos y el cabello alborotado.

—Buenos días, Boo.

—Buenos días Callesita ¿Cómo te sientes?

—¿Callesita? — Pregunta riéndose — Siento mucho la manera en que llegué, pero no tuve un buen día.

—Es mi apodo especial ¿okey? — Digo entregándole una taza de café y me sonríe. — Me imagino que no fue un buen día ¿Ya te sientes mejor?

—La verdad es que con solo ver tu sonrisa me siento mucho mejor. — suspira. —Era un partido importante y yo estuve muy distraída.

—Bueno Calle no te sientas mal, esas cosas pasan.

—Si, lo sé, por suerte tenemos otra oportunidad la próxima semana y pondré todo de mi parte para ganar ese partido.

—Siéntate, vamos a desayunar.

—¿Puedo darme una ducha?

—Por supuesto.

Pone la taza vacía sobre la mesa, le digo dónde está el baño y se va, en lo que regresa preparo la mesa y termino de cocinar para servir el desayuno, después de unos minutos regresa.