Matrimonio Inesperado [Adaptación Caché]

Capítulo 9

Cuando despierto Daniela me tiene aprisionada entre sus brazos, intento moverme, pero es imposible y me muero por ir al baño, después de unos minutos Daniela se da la vuelta y corro al baño, aprovecho para darme una ducha, me cambio y me voy a la cocina a preparar el desayuno cuando suena mi teléfono, es mi padre.

—Hola hija, buenos días

—Buenos días, papá ¿cómo estás?

—Bien, ya me enteré de que estás muy bien acompañada.

—Qué rápido corren las noticias en esta familia.

Mi padre suelta una carcajada.

—Hija quiero invitarlas a desayunar, ya le hablé a Laura y a Julieta para invitarlas.

—Claro y ¿a tu hija la dejas para el final?

—Pensé que mi hija estaría algo ocupada.

—¡Papá!

Lo escucho sonreír.

—¿Qué dices vienen o no?

En eso escucho la regadera.

—Está bien papá, en un rato nos vemos.

—Perfecto hija.

—¿Quieres que lleve algo?

—No hija, pero no tarden mucho.

Cuelgo el teléfono y Daniela se para frente a mí.

—Buenos días, Boo. —Se acerca y me da un beso.

—Buenos días Callesita—Paso mis manos por su cuello.

—¿Cuándo dejarás de llamarme Callesita?

—Cuando tu dejes de llamarme Boo.

—Bueno, seguiré siendo Callesita también para ti entonces.

—Mi padre nos invitó a desayunar, parece que ya invito a todos y nosotras fuimos las últimas.

—¿Eso es malo?

—Según él, no quería interrumpir.

—Después de todo parece que Laura y Johann son tal para cual, Johann con mi madre y Laura con tu padre.

—Si, Laura adora a mi padre, somos amigas desde pequeñas y mi padre ha sido su figura paterna, ya que ella solo tiene a su abuela Esme.

—En el caso de Johann, su madre es la mejor amiga de mi madre, así que crecimos juntos.

—¿Es hijo único?

—Si, cuando él nació su madre se vio mal y ya no pudo tener más hijos.

—Qué triste.

—Si, pero por suerte tienen a Johann que es muy buen hijo.

—¿Te parece si nos vamos?

—Si, vámonos, deja llamar a Joel

—No es necesario, nos vamos en mi carro.

—¿Necesito hacer una oración antes de subirme?

Yo suelto una carcajada.

—Soy doctora y puedo darte los primeros auxilios en caso de que los necesites.

—Mejor llamo a Joel.

—No, anda, no seas cobarde, vámonos.

—Está bien, pero déjame llevarme mi casco por si acaso.

La tomo de la mano y salimos sonriendo, nos subimos al carro y me sonríe.