Al abrir los ojos noté que todo estaba oscuro a mi alrededor, apenas podía distinguir mis manos y la silueta de mi teléfono celular. Vuelvo a cerrar los ojos, quería dormir un poco más y despertar cuando mi móvil marcara las siete en punto de la mañana. Believer de Imagine Dragons comenzó a sonar justo a la hora programada, y cada segundo aumentaba su volumen. Esta canción me encanta, por lo que no quería apagarla, pero tuve que hacerlo, pues mi familia dormía y no me apetecía comenzar el día con una charla de mi madre.
Una hora después me encontraba de camino al colegio, con mis audífonos enchufados escuchando a todo volumen la canción de mi alarma. No pude aguantar las ganas locas de gesticular como una integrante más de este grupo musical, por un momento pensé que las personas me tomarían por loca.
Al llegar, noté que la multitud de jóvenes había aumentado considerablemente, caras nuevas llenarían las aulas de primer año. Yo por suerte estaba ya en segundo, y me refiero así porque las novatadas para los más pequeños son el día a día durante el primer mes. Recuerdo que en primer año a muchos de mis compañeros les ponían chicles mascados en los asientos. Vivía con el miedo de que un día me lo harían a mi, pero tuve suerte de que ese día nunca llegara.
Allí, en el inmenso patio que se extiende ante la institución, al lado de la escalera principal que comunica este espacio con el edificio de la dirección del colegio, se encontraban Laura, Elena y Liz, mis mejores amigas.
Laura era la más alta de todas, una chica muy sincera, tanto así que esto le hizo perder su última relación.
Elena es la más extrovertida, he ahí el porqué de su cabello tan colorido. Su pensamiento de vida amorosa es un tanto inexistente ya que piensa que este sentimiento no fue creado para ella, y por tanto disfruta al máximo con cada persona que se cruza en su camino.
Liz era la más ingenua de nosotras, sin embargo esto no le hacía menos sagaz. Aunque desgraciada en el amor no perdía las esperanzas de encontrar algún día al hombre de sus sueños.
Me dirigí a ellas, un cálido abrazo de cada una fue mi recibimiento en aquella mañana de lunes. Conversamos un rato hasta que sonó la campana anunciando la entrada. De camino me contaron que se sumarían a nuestro salón dos compañeros, y yo estaba deseosa de llegar al aula para ver quienes eran.
Una vez allí, Paco, nuestro profesor principal, nos presentó a los nuevos. Al abrirse la puerta entró Grecia. Ella era una muchacha de facciones finas, pelo castaño y constitución delgada. Usaba anteojos, lo que le aportaba a su apariencia un toque inocente y de alumna aplicada. Tras ella venía Anthony, "mi amigo".
Quedé totalmente anonadada con lo que mis ojos presenciaban, me sentía la chica más inútil del mundo. Con este chico tenía pensado llegar a algo más de un beso, lo sucedido en la fiesta había sido la reafirmación de aquello que había estado pensando hacía un tiempo atrás, y ahora este sueño se me había desmoronado en incontables pedazos.
«¿Cómo puede ser tan capullo y yo tan inocente?»
Me prometí a mí misma hacerle pagar por ello, de hoy en adelante las reglas las pondría yo y él sólo sería "mi víctima".
En el recreo le conté a mis amigas lo sucedido en la fiesta de fin del verano, pero les oculté el nombre del chico, les pedí que se refirieran a él como Víctima. No estaba preparada para revelarles su identidad. Algún día les contaría pero sería cuando ya su presencia no me afectara tanto como en este momento. También les pedí un favor: que me ayudaran a averiguar todo sobre ellos como pareja.
- Ese apodo me gusta, le da un toque sensual a las conversaciones, pero igual es un idiota, reemplázalo, recuerda: "un clavo saca otro clavo" - este fue el consejo de Elena, de cierta manera era lo que esperaba que me dijera, por lo que no puede evitar sonreír al oírlo de su boca.
- En mi opinión un beso no significa nada, a lo mejor lo que para ti fue una esperanza, para él fue sólo eso: un beso - este fue el consejo de Laura, tengo que admitir que a veces me asusta su sinceridad.
- El primer día de clases y ya estamos hechas un lío, en realidad no puede ser esto normal. Pero bueno, no dejes que sea él el que decida, eso te toca a ti, tú decides como, cuando, donde, por qué y con quien - eso me dijo Liz, lo que realmente me dejó pensando, pues tenía mucha razón.
Evité durante todo el día tener que coincidir con Anthony, si veía que venía hacia mí buscaba una escusa para conversar con la persona que estuviera a mi lado, y si yo caminaba y pasaba por su lado apuraba el paso, no quería enfrentarlo, por lo menos hoy no.
En la noche demoré en conciliar el sueño, no paraba de darle vueltas a la entrada triunfal de hoy y a los consejos de las chicas (así me refería a mis amigas). No sé cómo le haría, pero lo que sí tenía claro era que no me quedaría con los brazos cruzados, pues sí, soy un poco rencorosa ... un poco no, mucho.
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Justo detrás de mí
Ficção Adolescente....él.... ...era mi víctima... ....y.... ....la que más sufría.... ....era yo....