*Hospital*
Mi dispiace, no podía seguir hablado, para mi esa etapa de mi vida fue muy difícil estaba en un límite que no quería existir, recuerdo que cuando estuve hospitalizada, me tomaron 8 puntos, 4 internos y 4 externos, del otro lado solo lo vendaron ya que era una herida superficial, y lo más irónico en esta etapa aún no había tocado fondo ni siquiera tenía idea que era realmente descender a los infiernos y sentir que mi alma arda y mi lagrimas quemen mis ojos.
Recuerdo que ese día desperté en la tarde llegando a las horas de la noche, mi madre estaba ahí, podía ver su rostro la preocupación, podía oír que le estaba orando a Dios, le pedía perdón y le pedía perdón en mi nombre.
2012:
—Signore, vi chiedo di perdonare mia figlia per aver preso la decisione di porre fine alla sua vita, so che ne sono responsabile, vi chiedo di perdonarmi, vi chiedo di offuscare i suoi pensieri ogni volta che vuole farsi del male, non permettere che accada di nuovo... —escuchaba a mi madre orar, miré a mi alrededor, estaba en una habitación donde habían varias camillas, luego llega el sonido, la paredes eran de un azul muy claro casi blanco, el suelo y el techo si eran blancos, la luz de bombillos me molestaba en los ojos noté que en mi mano derecha estaba conectada una manguera delgada que la cual permitía que me pasara el suero por las venas, noté un envase el cual tenía una etiqueta verde con una letras que no alcanzaba a leer, me quería mover pero tenía mi cuerpo muy pesado, estaba débil eso era seguro, de pronto llegaron los flashes de lo sucedido, decidí detener a mi madre era estúpido se martirizara por algo que yo hice.
—Mami... ya pasó... lamento todo esto... —mi madre me dio una pequeña sonrisa, en vez de abrazarme como esperaba se fue a buscar a un doctor, su pongo que estoy hospitalizada. Me dolía mucho mi mano izquierda, tenía mucha sed y hambre.
—Muy bien señora, cuando se acabe el suero ya se la podrá llevar a casa, pero va a tener que cumplir el tratamiento que le voy a dejar escrito, una vez acabe el suero le va a pedir la enfermera que le quite la vía para que se la pueda llevar a casa —le decía acercándose a mi camilla —Hola Evangeline, nos diste un buen susto, ¿estás bien? —yo asentí — ¿Sabes dónde estás? —perdí sangre no el cerebro.
—En el hospital, cual no lo sé —respondí seca.
—Estas en el ospedale san giovanni bosco di napoli —dijo sonriéndome — ¿recuerdas porque estás aquí? —yo asentí —Tienes que prometer que no lo volverás hacer —me sentenció, la verdad me enoja no haber muerto, quería morir ahora todo el dolor que siento nunca va a acabar ahora lo siento en mi mano y en mi alma, le di una media sonrisa y me encogí de hombros.
—Yo le prometo que no lo volverá a hacer —dijo mi madre mirándome severa.
El resto del tiempo me la pase observando como niños pequeños gritaban porque no quería que les introdujeran una aguja en el cuerpo, yo me pregunto quién fue el sádico que inventó el ponerse medicamentos por las venas, como fue que se le ocurrió que ahí funcionaria mejor la medicina que tomar una pastilla o una infusión, en realidad por mas enferma que este por intento yo tampoco quisiera que me introdujeran agujas a cada momento.
Al momento que se acabó el suero mi madre firmó unos papeles y la enfermera le entregó la receta médica, ella se portó muy amable con nosotras, me retiró todo ese sistema que tenía conectado a mi mano.
Todo el trayecto a casa fue en silencio, tomamos un taxi que nos dejó frente a casa, mi madre no me dirigió la palabra hasta el día siguiente, yo pensaba que me iba a decir algo malo, pero no dijo palabras ni negativa ni positivas, más bien la notaba muy pensativa, antes entrar a la casa me dio un suéter manga larga y me pidió que no digiera nada de lo que había pasado y que me fuera directo a dormir, así mismo hice, al día siguiente me sentía un poco mejor, medio me mandó reposo por una semana y recomendó terapia psicológica así que ese día después que mi padre y mi hermano se fueran a trabajar fui con mi madre a agendar una cita con un psicólogo que le había recomendado y luego volveríamos a hospital para que me reciben de nuevo mi madre mencionó que el doctor quería dejarme hospitalizada por lo menos 24 horas pero mi madre prometió vigilarme y llevarme al hospital en caso de que algo malo pasara, estaba enojada como siempre pero esta vez no sabía si era por mi causa o por la causa de todos.
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Mi Pálido Reflejo (Editando)
RomanceMi nombre es Evangeline Lepori, nací en Italia, tengo un secreto que guardo muy dentro de mí, tranquilos no he matado a nadie, no soy proxeneta, ni tráfico drogas, tampoco soy lesbiana, tal vez sea más estúpido de lo que ustedes podrían pensar, he t...