•Capítulo III•

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Al entrar a la casa el Alfa lo llevo hasta la sala, obligandole a sentarse en uno de los sofás.

—Escucha, desde ahora vivirás aquí ¿Bueno? Como pago limpiaras y cocinaras.—hablo con voz firme mirando expectante a un Sasuke aún sorprendido.

El Omega asintió.

—Tengo algunas reglas, debes cumplirlas si o si ¿Esta claro?—el Omega asintió.—Esta bien, hablaremos sobre eso más tarde, dúchate.—el Omega asintió.

El Alfa comenzó a caminar esperando que el Omega lo siguiera y así lo hizo.

Al llegar a la habitación de antes, el Alfa se acercó al baño.

—Aquí hay toallas limpias y en el armario debe haber un poco de ropa, puedes usarla.—

El Omega asintió.

—El Alfa se disponía a marcharse cuando sintió un débil Jalón a su brazo.—Gracias... por dejar que me quede aquí, no seré una molestia, lo prometo.—hablo el Omega con un poco más de seguridad.

—Eso espero...—dijo el mayor para ser soltado por el Omega y marcharse.

Sasuke se acercó al baño y se miro al espejo, se veía horrible, estaba todo sucio, que vergüenza, seguro el lo vio así...

Se desvistió rápidamente y volvió a fijarse en su reflejó.

Era tan flaco, los huesos de sus caderas se marcaban de sobre manera igual que el de sus clavículas.

Toqueteo su cuello, era tan delgado.

Aquel hombre que, quiso comprarlo seguro era ciego o utilizaba lentes, el tipo le había dicho que era hermoso, siendo esto falso.

¿A quién le gustaría una persona tan repugnante como lo era el?

La palidez de su piel, su peso excesivamente bajó, su cabello tan oscuro, haciendo más notorio el color de su piel y además estaba sucio.

Tenía que limpiarse.

Se acercó a la ducha y entró en ella.

Abrió muy sutilmente la regadera.

Cayendo agua sobre el.

Haciéndolo sentir tanta paz.

El agua aquí era caliente.

Nunca se había bañado con agua caliente.

¡Era una maravilla!

Al estar suficiente mojado, tomo el jabón y comenzó a lavarse con el.

Recordaba que ayer se había bañado en la mañana.

No fue tan bien como hubiese querido, pero era algo.

Mientras fregaba su cuerpo con el jabón podía observar como el charco de la noche anterior que estaba sobre su cuerpo se iba.

Observo un poco el envase shampoo y lo tomó, lavo sus cabellos, feliz, no podía estar más feliz.

Duro un tiempo en el baño.

Le había fascinado.

Cuando salió de este, pudo notar que en el espejo se veía diferente, por primera vez en su vida se sintió bonito, y pudo ver a través del reflejo de el espejo como sus mejillas se sonrojaban.

¡Que lindo se sentía!

Salió del baño y fue directamente al armario.

Había bastante ropa.

Escogió una camisa blanca un poco holgada y unos jeans azul claro, no muy ajustados, también tomo un par de calcetines blancos, tenía algo de frío.

Se vistió rápidamente, había tardado demasiado tiempo en el baño, no quería que lo echaran de nuevo.

Corriendo, resbaló y se preparó para un golpe que nunca llegó, callo en los fornidos brazos del Alfa, quedando tan cerca de su rostro.

Sus narices se rozaban, sus mejillas ardían, sentía una pequeña presión en su cintura por parte del mayor.

Quería morder su labio.

Y lo hizo.

Sin nada de vergüenza.

Para el era una reacción completamente normal.

Obviamente sin saber los efectos que eso podía llegar a causar en su mayor.

Mordió su lengua al sentir, que saldría un sonido que el no conocía y que nunca había soltado, como reacción al sentir como el Alfa apretaba aún más sus caderas.

Mordió su labio aún más fuerte.

Quiso cerrar sus ojos.

Pero no pudo, el Alfa lo miraba de una forma tan fija y penetrante.

Se ruborizo aún más al ver como el Alfa bajaba a su cuello, olisqueando.

Se estremeció al sentir la caricia de su nariz hacia sus clavículas.

—Mmm... Ah.—Ese pequeño sonido, que salió de sus rosados labios, fue lo que hizo caer en cuenta la Alfa de lo que estaba haciendo.

Se alejó del Inmaculado cuello.

Y miro al Omega sus labios rojos, por morderlos, sus ojos entrecerrados, su aroma ¡Carajo! Olía exquisito.

Tenía que alejarse.

Subió suavemente sus manos a la cintura del Omega y se alejó de él.

—Ten más cuidado.—Dijo para bajar las escaleras, Sasuke por otro lado estaba confundido.

¿Hizo algo mal?

Bajo las escaleras también encontrando al Alfa sentado sobre el sofá, lo siguió sentándose lejos de el, pero en el mismo sillón.

—Sobre las reglas que te mencioné antes.—Expreso levantándose para posicionarse frente a su menor—Son pocas, de hecho, pero no puedes romperlas.—Sasuke asintió.—Número uno:"No puedes estar despierto después de las diez de la noche".Quiero que estés dormido para ese entonces o en tu habitación. Número dos:"No puedes entrar a mi habitación y tampoco a mi oficina". La habitación en la que te encuentras y en la que estuviste no es mía, desde ahora es tuya. Y último, Número tres:"No puedes abrir la puerta o recibir a extraños mientras no esté aquí". Se que esto te lo han dicho, no le hables a extraños o no le abras la puerta a extraños, bueno eso aplica aquí también, no puedes, podrías ponerte en peligro así que si alguien toca a la puerta y no lo conoces, en caso de que no esté yo, me llamas, dejaré mi número telefónico pegado al refrigerador.—Explico.—¿Entendido?—Pregunto, recibiendo un asentimiento por parte del menor.—Esta bien, entonces desde mañana tienes que limpiar y cocinar.

—Emm... Yo... ¿Puedo usar la televisión?—Pregunto mirando la enorme televisión que había detrás del Alfa y frente a él. Sus padres no lo dejaban ver televisión, esperaba que el Alfa si.

—No tengo problema con eso, fuera de esas tres reglas, siempre y cuando cumplas con tus obligaciones no tengo problema con que hagas lo que quieras o bueno veas televisión.—El Omega se ruborizo ¡Que emoción! Vería la televisión.—Si quieres puedes ver televisión ahora, no tengo problemas. Tengo algo que hacer así que mejor distraete.—Dijo para tomar el control remoto y ofrecérselo al Omega este lo miro emocionado y lo tomó, nunca había usado uno.

—No debía ser tan difícil, había visto a sus padres hacerlo, seria fácil, seguro.—Gracias.—Dijo con las mejillas expresando un lindo color carmín, el Alfa apretó los puños y tensó la mandíbula.

¿Qué carajos le pasaba con ese niño?

No sabía porque, pero al mirar los onixes del menor supo que no era el único que sentía una extraña sensación de... Calidez.

I Wanna Be Yours (Itasasu-Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora