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Este día ha sido una mierda.
Totalmente una mierda.
Dios, ¿Por qué tengo tanta mala suerte? Preferiría morir a seguir vivo ahora.
Vamos a hacer un pequeño resumen de lo que me pasó el día de hoy: Primero, me levanté tarde ya que mi despertador se dañó injustamente HOY que me toca un puto examen de física, por lo cuál llegué tarde a este y casi no lo hago. Segundo, por lo de mi despertador tuve que hacer todo a la carrera, y cuándo haces las cosas rápido nunca quedan bien, a esto voy con que me veo terriblemente mal. Mi cabello está enredado, mi camisa arrugada y machada de salsa, y a esto voy al siguiente punto. Tercero, cuándo llegué a la cafetería me tropecé con alguien, y esta persona llevaba su almuerzo con ella, por cuál todo me cayó encima, y claro, tuve que pagar su almuerzo luego de una discusión. Y cuarto, está lloviendo y no traigo paraguas.
Suspiré de forma agotada mientras esperaba a que la lluvia bajara un poco en la entrada de la Universidad. Ya era hora de regresar a casa, pues las clases ya habían terminado, pero ¡Oh sorpresa! Un imbécil sin paraguas, mal arreglado y con hambre esperaba solo a que la lluvia bajara un poco para refugiarse en algún lado.
Ya me hubiera largado de aquí si no fuera porque el idiota de mi amigo, Sapnap, no se hubiera enfermado, pues él tiene auto y perfectamente podría llevarme hacia mi casa y guardar lo poco de dignidad que me quedaba.
Dejando mi lado pesimista una idea cruzó por mi cabeza. Y es que recordé que a unas cuantas casas de mi Universidad hay un Starbucks, y bueno, tengo hambre y tengo 20 dólares en mi bolsillo, además podría esperar ahí a que la lluvia baje un poco.
Sin pensarlo mucho bajé las escaleras corriendo, casi cayéndome en el proceso. Dios, soy un imbécil. Corrí mientras mi cabeza y hombros comenzaban a empaparse, con la poca suerte que estoy teniendo lo más probable es que me vaya a enfermar, pero qué más da, ya ha sido un día de mierda y esto es lo mínimo que me podría pasar. Coloqué mi mochila sobre mi cabeza tratando de no mojarme tanto, solo faltaban otras tres casas y ya, vamos, yo puedo.
Llegué a un cruce, por lo que debía esperar a que los carros pasaran hasta que el semáforo estuviera en rojo, así que paré en seco y acomodé mi mochila sobre mi cabeza, cuándo de repente pasó un carro a toda velocidad, sin importarle que el semáforo ya estuviera CLARAMENTE EN ROJO, lanzándome una gran ola de agua SUCIA, sorprendiendo a las demás personas que esperaban cruzar la calle. Yo solo atiné a gritarle quién sabe cuántas groserías mientras la gente me veía raro. Definitivamente ya no tengo dignidad.
- ¿¡Qué me ven!? - Les pregunté irritado.
- ¿Has tenido un mal día? - Me preguntó un chico de cabellera castaña y anteojos. Creo que lo había visto en otra clase, pero eso no importaba. Solté una risa forzada.
