Valeria Martín © [✓] [EN PROCESO]

02.

NOTA.

No sé absolutamente nada sobre enfermedades mentales o tengo experiencia con el tema. Pero me estoy informando poco a poco sobre ella para poder llevar a cabo este libro.

Quiero hacerlo de la mejor manera posible, así que estoy tratando de informarme muy bien sobre el tema.

Estoy leyendo libros, algunas enciclopedias y leyendo una que otra información en Wikipedia.

Ahora sí.
Continuamos con el segundo capítulo.

Valeria.

¡No debías de haber corrido de esa manera!.

¡Nos van a descubrir!.

Sabía que nos iban a descubrir.

¡Inepta!.

¡Sal!.

¡Corre!.

¡Vete!.

¡Largo!.

¡Levántate!.

¿¡Qué esperas!?.

-¡Yaaaaaaa!.

Grité de una manera tan desquiciada, pudo haber parecido el grito de algún animal malévolo, un grito desgarrador. Sentí como mi garganta ardía por lo fuerte que grité. Inmediatamente enfermeras entraron a pasos apresurados a la habitación.

Me encontraba en una esquina, con las rodillas pegadas a mis pechos, me tapaba los oídos, no aguantaba, no paraban de murmurar, estaba cansada.

Cállate.

Ya llamaste la atención.

Deja de llorar.

-¡Pásame la jeringa!, Esta teniendo un ataque.

Comencé a gritar, no paraba de hablar y decir cosas incoherentes.

-¡Suéltame!. ¡No!, ¡No quiero!, Me está pidiendo que corra, me debo ir, no puedo quedarme o será tarde. ¡Lo vi!, ¡Me vio!.

Soltaba una que otra palabra, pero mi mente no podía detenerlas a tiempo, mi frente sudaba, la piel me quemaba, veía a las enfermeras como se reían de mí, igual que en el colegio, todos se burlaban. ¿Porqué no me ayudan?. Sentí un pequeño pinchazo en mi brazo, y en un par de segundos ya no se burlaban de mí, me miraban con caras de lastima y preocupación, me zafe de sus agarres bruscamente y me arrastre nuevamente al rincón.

-¡Largo!. ¡Fuera!.-grité, otra vez el hazme reír de todos. Mis lágrimas comenzaron a salir y volví a gritar lo mismo.

Las enfermeras salieron de la habitación sin decir nada, me quedé en el rincón de la habitación llorando, no sabía el porqué, simplemente lo hacía.

Otra vez esas voces. No me dejan en paz, miré mis brazos, estaban llenos de cicatrices debido a que en varias ocasiones no aguantaba tanto. Mi mente siempre jugaba conmigo, siempre me hacía creer lo que no era. Cómo esa vez...