FINAL

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Ahora sólo quedaban Minho y Jisung. Llorando solos en una sala casi completamente a oscuras. 

¿Qué había sido del falso cielo? ¿La falsa nieve? ¿Los árboles…?

—Os felicito, habéis llegado hasta aquí. Habéis completado todos los juegos. He de decir que me sorprende de vosotros dos, pensé que el mayorcito y el de las pecas serían los únicos en salvarse… pero parece que no.— Minho aún con lágrimas en los ojos observó a la persona enmascarada que hablaba, no tenía fuerzas, pero si las tuviera le habría pegado un golpe que le desenmascararía.

—Te odio.— Fue lo único que llegó a decir.

—Pueden hablar, necesitarán descansar después de tanta aventura ¿no?— Rió.

Los chicos finalmente habían conseguido llegar, ¿qué harían ahora? No importaba, estaban juntos y a salvo.

—Min, lo siento… Sé que Chris era importante para tí… yo no… ni siquiera fui yo quién lo mató, él dijo que merecía vivir más que él.— Lloró Jisung sobre el hombro del mayor, que también lloraba apretando la desgastada camiseta del pelinegro.

—No, no pidas perdón por eso, fue su elección… una elección estúpida pero le entiendo, no pienso enfadarme con él por eso…— Sollozó el castaño.

—Min, te amo.— Dijo Jisung cuando pudo verle el rostro al contrario.

—Hanji, sé que no fui el mejor, pero yo también te…

Un disparo ensordecedor hizo que las palabras de Minho no salieran de su garganta y que en cambio, salieran lágrimas en su lugar. El cuerpo sangriento de Jisung sobre sus brazos, las lágrimas en los ojos y mejillas de la persona que se había enamorado, esa persona que sólo había sufrido desde que le conoció…

“Todo es mi culpa.” Pensó.

—Blah, blah, blah, siempre la misma mierda, ya estoy cansado.— Dijo el enmascarado guardando el arma con la que había disparado a Jisung.

—¡Jisung yo también te amo! ¡No me dejes! ¡Me prometiste que viviríamos juntos! ¡Lo siento tanto… Lo siento, joder! ¡Siento todo por lo que te hice pasar, lo siento por todo! ¡Por favor no me dejes!— gritaba y lloraba acariciando esas mejillas que tanto le gustaban.

—Minho, hijo mío, ¿cuándo piensas aprender?— Cuando Minho escuchó aquello frunció el ceño aún sollozando al reconocer por fin esa voz que tanto le sonaba de algo.

—¿P-papá?

—Te tardaste en darte cuenta.— Rió el señor Lee.

Minho se incorporó del suelo dejando el cuerpo de Jisung sin vida a un lado. Caminó decidido y enfurecido hacia su “padre” y le pegó un puñetazo soltando toda aquella rabia que llevaba toda la vida conteniendo. Todos esos sentimientos retenidos, todos culpa suya, todo el daño que le había provocado a sus amigos, a Chris que se pasó la vida intentando que comprendiera que el amor no era ningún problema, a Yeonjun… Y Jisung, su pobre Jisung, al que le había causado tanto dolor por unas ideas que este infeliz le había metido en la cabeza.

Tras varios golpes y la sangre por toda la habitación, el señor Lee le entregó un arma a su hijo para que finalmente acabara con aquella guerra, pero Minho no podía hacerlo, su conciencia quedaría cargada para toda la vida, estaba cansado.

No podía más. ¿Qué le quedaba? ¿Acaso tenía razón para continuar? No tenía a Chan que era como su hermano, no tenía a Hyunjin y Yeji para reírse de sus chistes cada vez que estuviera triste, no tenía a Jeongin para reírse de las anécdotas que le contaba de Jisung. Y lo más importante, no tenía a su Hanji, era un enorme vacío para él. Su sueño de tener tres gatos, vivir en la misma casa, levantarse cada mañana y que lo primero que viera fuese aquel rostro con aquellas mejillas de las que se había enamorado perdidamente… Ya no estaba, no tenía nada.

Kijong Dong *TERMINADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora