xix. under the table

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xix. debajo de la mesa.

DESPERTÉ con un cierto vacío en el pecho, froté mis ojos para poder analizar con claridad cada rincón de mi habitación.
Palmeé con lentitud el lado libre de mi cama con algo de confusión.

¿Ella realmente había estado aquí?

Con algo de desesperación e incertidumbre salí de mi habitación para bajar a la cocina, lugar que al pasar se encontraba solo.

Era imposible que no estuviera aquí, ayer la vi, ayer pude tocar su rostro, ayer la besé, ayer bailé con ella.

Me repetía una y otra vez durante todo el camino que eso no había sido un sueño en lo absoluto.
Di la vuelta a la derecha para visualizar la cocina.

Ahí estaba.

Platicaba sonrientemente con mamá, Brooke y Victoria, estaban todas juntas.
Al notar mi presencia todas dejaron de hablar, sólo me miraban con unas amplias sonrisas.

— ¿Pueden dejar de hacer eso? — señalé sus rostros. — De pronto la idea de tener a cuatro mujeres viéndome al mismo tiempo me aterra.

— Buenos días para ti también, mocoso. — dijo Brooke.

— De hecho tardes, ya me tengo que ir. — Victoria se despidió de todos, cuando fue mi turno me dijo algo que sólo yo pude escuchar. — Cabello desordenado, frente sudorosa y respiración agitada. — susurró. — ¿Creíste que tu Julieta se había ido, Romeo? — no esperó contestación de mi parte y se dispuso a salir de la casa.

Muy chistosita.

— Ustedes tienen muchas cosas por hablar así que los dejamos.

— ¡Pero yo me quiero quedar! — dijo mamá a la vez que Brooke la tomaba de los hombros para sacarla de la cocina y encaminarse al piso de arriba.

Una vez solos, Rory me miraba atentamente, hice lo mismo.
Nuestras miradas se encontraban en una pequeña guerra, eran sus ojos contra los míos.
Me recargué en la pared que estaba cerca de la salida de la cocina, crucé mis brazos para seguir su juego, durante unos instantes se desconcertó, sus mejillas se tornaban rojizas y eso me hizo sonreír.

— No puedo creer que estés aquí. — me atreví a decir.

— Yo tampoco lo creo. — dijo posicionándose frente a mí, jugaba entretenidamente con sus manos. — Aunque he de admitir que me siento un poco estúpida por creer en las palabras de ciertas personas, no debí de hacerlo.

Me acerqué a ella con cautela y con suavidad levanté de su mentón para poder mirarla.
No pude evitar besar rápidamente sus labios.

— ¿Podrías explicarme cómo es que estás aquí? — cuestioné al separarme.

Ella asintió y comenzó a contar.




























AURORA ESTRADA.

LOS NERVIOS me consumían conforme el día pasaba, el recuerdo de las voces de Dereck y Vicent diciendo que nos mudaríamos rondaban por mi mente la mayoría del tiempo.

fall in love ! mason thames.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora