Caminaron por los desiertos pasillos, por desgracia, las clases ya habían terminado y andar juntos sin que nadie se quedara pasmado al ver la imagen que ambos componían era un imposible. Ver a Hermione Granger y a Draco Malfoy compartiendo el mismo espacio vital, prácticamente pegados, sin insultarse o amenazarse a golpe de varita no era algo que pudiera verse todos los días. Si ellos supieran, pensó Draco sin poder evitar una sonrisa maliciosa, lo que acababa de pasar en aquel aula dejada de la mano de Merlín en el tercer piso, tendrían las mandíbulas descolgadas y los ojos caídos de sus cuencas... más aún de lo que ya estaban.
Hermione iba pensando más o menos lo mismo, aunque ella no le veía el lado divertido a la situación, más bien estaba abochornada de su lujurioso comportamiento, no creía poder volver a mirar al rubio a la cara.
— ¡Hermione!
Harry y Ron corrían hacia ellos y se frenaron frente a la castaña, sorprendidos al ver que Malfoy se paraba a la misma vez que ella.
— ¿Qué haces ahí Malfoy? ¡Lárgate! — Dijo Ron agarrando su varita.
— Olvídame Weasley — contestó el Slytherin lacónico.
Harry tomó la mano de Hermione y tiró suavemente de ella
— Vamos, tenemos que hablar de algo importante.
La castaña sabía que su amigo llevaba todo el curso tratando de demostrar que Malfoy era un mortífago y seguramente quería contarle algo al respecto.
— Ahora no Harry — susurró.
El moreno la miró frunciendo el ceño y alzo las cejas sorprendido cuando ella dio un paso inconscientemente hacía Draco arrimándose a él.
— ¿Qué haces? — Soltó Ron boqueando incrédulo — Malfoy aléjate de ella. Hermione ven aquí. Nos vamos — su voz sonó imperiosa y tajante.
Draco soltó una carcajada y se apoyó en la pared cruzándose de brazos alegremente, aquel espectáculo no pensaba perdérselo por nada del mundo. Si conocía a Granger y, tras tantos años buscando formas de tocarle las narices, era mucho lo que sabía de su carácter, el pelirrojo acababa de cavar su propia tumba con aquella orden.
— ¿Cómo has dicho Ronald?
La suave y melosa voz de Hermione activó todas las alarmas de Harry que tomó a Ron del hombro y lo sacudió.
— Ahmm Ron, creo que deberíamos ir al Gran Comedor, Hermione vendrá en cuanto pueda ¿Verdad?
La chica asintió sin dejar de mirar fijamente a la comadreja y Draco le concedió diez puntos a Potter, definitivamente era el cerebro pensante de los dos, porque el pobretón o bien no pillaba las indirectas o bien le daba igual... o, como tercera opción y, sin lugar a dudas por la que él más se inclinaba, sencillamente era estúpido.
— ¿Qué? No Harry, nos vamos los tres, ahora.
— A mi no me das órdenes Ronald Bilius Weasley — Dijo la castaña sacando la varita
El pelirrojo abrió la boca y la cerró un par de veces, frustrado y convencido de que todo era culpa de aquel idiota engreído
— ¿Qué la has hecho? ¡Aléjate de ella!
Malfoy alzó una aristocrática ceja platinada y sonrió de lado disfrutando de aquel momento como hacía mucho que no disfrutaba. Sabía que no debía hacer aquello porque sería echar piedras sobre su propio tejado, pero no podía evitarlo porque Granger tenía que estar con él, no solo porque la poción le obligaba a ello no, si no porque su orgullo saldría tan mal parado como el de Draco si alguien supiera el motivo que les obligaba a permanecer juntos. Así que se incorporó y estirándose, con aquella clase que solo el regio abolengo puede llegar a dar, ofreció su mano a la castaña con un brillo diabólico en los ojos y media sonrisa que hizo suspirar a más de una de las alumnas que contemplaban la escena anonadadas.
ESTÁS LEYENDO
Enlazados
FanfictionUna poción siempre puede ser peligrosa y tener efectos secundarios, pero cuando además la toma la persona equivocada puede ser terrible. Hermione y Draco se encuentran unidos en contra de su voluntad. Historia corta. Contiene Lemon. Disclamer: Como...