Capítulo 53: Confrontación

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En la tienda los demás actuaron como si nada hubiera ocurrido.

—Sí, acompáñame. —Le pidió Dono a Ban—. Por si hay que rescatarla volando... ¡¿Dónde se fue Yashi?!

Se sobresaltaron, espantados ante la repentina desaparición. Karen tanteó el suelo a su lado.

—¡Pero si estaba aquí! —Levantó la cabeza de golpe—. Hay un elemental afuera.

—Y no es cualquiera. —Ban se puso a la defensiva—. Es Azar. Está en el claro.

Dono desenfundó la espada.

—Significa que Aztaroth nos encontró y se llevó a Yashi.

—¿Cómo se lo lleva en nuestras narices, sin atacarnos por nuestros elementales?

—No lo sé, pero no hay tiempo que perder. Mizu, busca a Furan y quédense atrás, los demás, vengan conmigo. Estén listos para cualquier cosa y no se descuiden.

Mizuno asintió y se concentró en encontrar su hilo mientras que el resto bajó en el ascensor de carga, controlado por Dono y Clavel, quienes descendieron con el hechizo de amortiguar caídas que tenía la elfa. Ban se abstuvo de cambiar de forma para no levantar la alarma.

Caminaron cautelosos hacia el claro, donde un destello delató la posición del mago. Este se hallaba a unos metros de la selva.

Trigueño, de ojos claros, larga melena enmarañada y aspecto descuidado que contrastaba con su rostro joven, vestía ropas comunes de Terreno Neutral, sin capa ni túnica. Los descolocó más que Furan estuviera con él, flotando inconsciente en un círculo mágico lleno de inscripciones, con un destello cobrizo que atravesaba su pecho.

—¡Dije que no quería espectadores! —Gritó a los árboles, en una dirección distinta de los aprendices—. ¡¿Dónde estás?!

—¡Alto! —Dono lo apuntó con la espada—. Devuélvenos a nuestra compañera.

—¿O si no qué? —Arrugó el rostro, desafiante—. No dejaré ir esta presa perfecta.

Karen y Azzel buscaban desde atrás.

—¿Dónde está Yashi?

—No lo veo, parece que no se lo llevó.

—Entonces, ¿qué se hizo?

Clavel tensó el arco y susurró a Dono.

—Debemos detenerlo antes de que concrete la unión. Eso que tiene Furan es el elemental.

El espadachín cubrió la hoja de Ariecca en descargas y amenazó:

—No respondemos por nuestros actos.

—¡Me parece perfecto!

Aztaroth creó un conjuro hexagonal con tan sólo mover las manos. Tenía tres capas internas grabadas con inscripciones en blanco, el cual les aventó. Dono creó una barrera eléctrica en el aire y al encontrarse ambos desaparecieron.

En el momento que las dos energías estallaron, Clavel disparó hacia el círculo mágico que retenía a Furan, pero su flecha fue encerrada en otro conjuro.

—Necesitan más que eso, pero está bien. Imponer un nuevo orden no iba a darse sin resistencia.

Protegió a Furan con una cúpula ocre que repelió las flechas y se cubrió poniendo un círculo en su antebrazo, de símbolos diferentes al hechizo anterior. Este cambiaba su tamaño según la envergadura del ataque. Reflejó los rayos y tornados llameantes sin moverse de su sitio.

Dono redirigió los relámpagos hacia la espada y Karen maniobró el fuego para que no regresara. Los convirtió en saetas que buscaron por detrás al mago, quien las atrapó en su mano libre con otro conjuro y se las devolvió el doble de rápido.

Archimago 6, Al final del viajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora