Capítulo 6

5.3K 337 45
                                    

Capítulo 6: No es nuestra culpa.

Me paseo de un lado a otro observando el cuarto de baño que es el doble de grande que mi habitación. A cada paso que doy caigo en cuenta de cómo la droga va desapareciendo de mi cuerpo y como vuelvo a tener el control absoluto sobre mis extremidades.

Me paso la manos por la cara, suspirando pesadamente. Mi cabeza no paraba de darle vueltas a lo sucedido en las ultimas 12 horas, siento como mis ideas juegan al ping pong con martillos.

La cabeza me late con fuerza y pensar se me está haciendo una tarea bastante compleja. Todas mis ideas estaban esparcidas por mi cerebro como piezas de puzle y no tengo una puta idea de cómo armarlo.

Después de almorzar en completo silencio mirándonos unos a otros, quise ayudar a levantar la mesa pero me enviaron directo al baño. Shane me recomendó que tomara un baño y me explicó que en unos minutos vendrían unos amigos y que una de las chicas traería ropa. Eso no hizo más que ponerme nerviosa.

Y aquí estaba en toalla, en la casa de unos chicos realmente atractivos y misteriosos a partes iguales. No paso ni una semana y ya me había metido en un lio y bastante gordo.

Pongo las manos en el lavado recargando mi cuerpo en este y mirándome al espejos. Me veo demacrada, como una de esas señoras del centro de ayuda por el que pasaba para ir a comprar café.

Mis ojos azules reflejan lo cansada que me encuentro. Sin mencionar mi piel, que ahora es de un color blanco, las ojeras cada vez aumentaban su tamaño. Paso mis dedos por mi cabello caoba oscuro, algunas gotas descienden por mi frente pasando por mi nariz hasta mis labios resecos. Tanto en mi cabello como en mi carácter me parezco a mi padre, pero no veía ninguna similitud con mi madre.

Ella suele decir que me parecía a sus padres. En especial a la abuela, aunque nunca los conocí, murieron en un accidente antes de que yo naciera.

Unos golpes en la puerta me sacan de mis pensamientos.

–¿Hayden?– habla alguien al otro lado de la puerta.

–¿Si?– abro la puerta sacando solo la cabeza.

Su cabello frondoso fue lo primero que vi. Una chica de mi edad me sonríe tendiéndome una bolsa de cartón.

–Soy Rose, pero puedes decirme Ross. Lo cierto es que no me gusta mi nombre por lo que la mayoría me llama así.– habla apresuradamente para terminar con una pequeña sonrisa.

Asiento tomando la bolsa.

Su piel acanelada hace juego con sus ojos, que son de un color marrón claro al igual que su cabello. Trae una camiseta térmica azul y gris pegada al cuerpo, con las iniciales de algo XTX, creo que hay una banda con ese nombre. Los pantalones con dibujos de unicornios saltaban a la vista.

Ella descendió su mirada a donde estaba viendo y al instante se sonrojo.

–Ethan nos llamó y estaba durmiendo, ya sabes hoy tuve clases bastante temprano.– se excusa dando un par de pasos torpes hacia atrás.

Estoy segura de que si pudiera ver el aura, la de ella seria amarilla o rosa, pero no cualquier rosa, rosa chillón. 

En ese momento decidí que Ross me caía bien.

–Gracias, Ross.– ella asiente y se despide con la mano.

Se da media vuelta y empieza a caminar a paso apresurado hacia el pasillo. Camina de forma rápida y segura.

–Estamos abajo.– dice antes de salir del cuarto de Derek.

Cierro la puerta dándole una mirada a la ropa que se encuentra en la bolsa.

SerendipityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora