Prólogo

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Asher Haynes, a pesar de su corta edad, iba a acudir a su primer evento social representando a su familia esa misma noche y, esa situación, le tenía un poco nervioso.

Le habían preparado desde que nació para poder acudir a este tipo de fiestas y salir airoso de ellas pero eso no significaba nada, no era comparable estudiar sobre ello que poner todo lo que había aprendido en práctica. Afortunadamente contaba con un as bajo la manga para salir airoso de aquel baile y esa era la impresionante muchacha que le acompañaría esa noche y a quien se disponía a recoger en ese preciso momento.

Llevaba ya un rato esperando por la doncella y eso solo hacía que sus nervios aumentasen.

"Espero que no haya cambiado de idea" pensaba con cada minuto que pasaba esperando en aquella sala a que ella apareciese.

Cuando ya creía que debía rendirse y marcharse al baile solo su suerte cambió y ella apareció. Una preciosa mujer de largos cabellos castaños que llevaba recogidos en un peinado exquisito. Asher se fijó en ella al completo, sus enormes ojos marrones, sus labios carnosos e, incluso, en sus generosas curvas que quedaban mayoritariamente ocultas por el espectacular vestido azul marino con destellos brillantes que ella llevaba puesto. No pudo evitar quedarse ligeramente embobado mirándola, ella era simplemente perfecta y tenía la suerte de que le acompañase.

–Mi lady... Estáis deslumbrante– le dijo Asher a la muchacha realizando una perfecta reverencia que ella le devolvió.

–Puedo decir lo mismo de vos, mi lord– le contestó y él no pudo evitar pensar que incluso su voz era preciosa, probablemente cualquiera podría enamorarse de la joven sin verla, solo escuchándola hablar.

–¿Estáis lista para marcharnos?– le preguntó el muchacho. –No quisiera llegar tarde a mi primer baile real.

–Estoy lista, podemos marcharnos cuando vos ordenéis– él le sonrío y le ofreció su mano para que ella la tomase aunque, antes de hacerlo, se giró para despedirse de la mujer que había llegado con ella y en la que Asher no había reparado hasta ese momento.

–Se la devolveré sana y salva– le dijo a la mujer en el momento en el que la joven cogía su mano antes de centrarse en ella y salir de la casa para subirse al carruaje que los esperaba.

La muchacha se quedó embelesada mirando a los dos increíbles caballos que tiraban de él, ambos de color blanco con largas crines recogidas en una perfecta trenza adornada con cintas de color plata. Ella no pudo evitar acercarse a los animales y darles unas caricias lo que hizo que, cuando Asher abrió la puerta del carruaje y se giró para dejarla pasar, se quedó mirando una calle vacía.

Se movió para buscarla y, al encontrarla, carraspeo para llamar su atención, cosa que funcionó porque ella dirigió su mirada hacia él de inmediato.

–Debemos marcharnos– le dijo señalando el interior del carruaje y ella asintió dándoles una última caricia a los caballos antes de subirse en el carruaje, Asher subió detrás y un sirviente cerró la puerta tras él. No tardaron en ponerse en marcha directos hacia el castillo.

El silencio estaba empezando a volverse realmente incómodo entre ellos allí dentro, en ese momento no se les ocurría nada que decirse.

–¿Es el primer baile al que acudís?– acaba por preguntar la joven rompiendo ese silencio tan molesto que estaba reinando en el carruaje. Asher la miró y asintió levemente.

–Al menos es el primero al que acudo solo– le contesta él.

–También es el mío– añade ella lo que hace que nuestro joven muchacho se relaje visiblemente.

–¿De verdad?– la doncella asiente en respuesta.

–No solemos recibir demasiadas invitaciones para este tipo de eventos en mi casa– contesta.

–No entiendo por qué– contesta Asher mirándola y ella se encoge de hombros.

–Supongo que no somos suficientemente especiales para acudir a un baile real.

–Si hay alguien que realmente piensa que vos no sois especial estaremos frente a un auténtico lunático– dice Asher a la joven que le sonríe, una preciosa sonrisa que dejaría encandilado hasta al mismísimo príncipe.

En ese momento cruzan la primera puerta hacia el palacio y la joven se queda mirando la impresionante edificación que aparece ante ellos lo que hace que Asher tenga que llamar su atención para que le mire y poder tenderle una cajita que ella abre con delicadeza dejando al descubierto una preciosa máscara blanca llena de brillantes que hace juego con el vestido que ella lleva puesto.

–Es probable que no os lo mencionase pero... Es un baile de máscaras, todos debemos llevar una, sin excepciones– le dice y ella asiente.

–¿Me ayudáis?– le pregunta girándose un poco para que Asher le ponga la máscara. Él la toma con delicadeza de la caja antes de ponerla sobre su rostro y, mientras ella la sostiene en su sitio, él hace una lazada en la parte posterior de su cabeza poniendo mucho cuidado para no estropearle el peinado a la joven pero que quede el lazo lo suficientemente fuerte como para que no se le caiga la máscara en toda la noche.

Justo cuando termina de abrocharla el carruaje se detiene y les abren las puertas para que desciendan aunque Asher baja primero y se apresura para ir junto a ella y ofrecerle una mano, que acepta gustosa, para que baje del carruaje sin incidentes. Una vez en el suelo Asher le ofrece su brazo para que ella se coja a él.

–¿Preparada?– le pregunta en cuanto ella le toma del brazo.

–Preparada– contesta ella justo antes de que empiecen a caminar subiendo las escaleras que les dirigen hacia el interior del palacio y, posteriormente, hacia el baile de máscaras. 

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