El reino

Capitulo 2: Kai

Me despierto con el amanecer, sobre las seis y media de la mañana ya estoy vestido con la ropa de diario. Cojo la lista de invitados que tomé prestada ayer a los sirvientes de palacio y me la llevo al jardín con una taza de té bien caliente​​.

Empiezo a tachar nombres de la lista, sobre todo de las familias que conocía de otros eventos, pero estas no son ni la mitad de la mitad de todos los invitados que hubo anoche en palacio.

Estaba a punto de perder la paciencia cuando aparece mi hermana en el balcón que da al jardín.

–Buenos días, Kai, ¿no crees que te has levantado demasiado pronto?– dice mientras se acerca hasta donde estoy y se sienta a mi lado. En cuanto observa lo que estoy haciendo se ríe. –Esa chica... ¿Verdad? La estás buscando...

Asiento con la cabeza antes de responder

–No entiendo por qué pero... necesito encontrarla– digo y le enseño la lista de invitados. –Y no recuerdo que hubiera tantas familias en la corte de padre...– La miro medio frustrado. –Son más de doscientos invitados...

–No te preocupes... Quizá sea de ayuda todo lo que mi institutriz me obligó a memorizar desde que tengo uso de razón.– Se sienta a mi lado y comienza a mirar la lista de nombres conmigo.

Eileen había sido educada en el protocolo, como yo, pero a ella se le daba muchísimo mejor que a mi memorizar los nombres de todas las casas y vasallos del reino, además de, por supuesto, las alianzas, tratados, esposas e hijas de los señores de las casas.

Gracias a mi hermana, y un par de horas de trabajo duro, consigo descartar bastantes familias, bien sea porque no tuvieron descendencia, porque la cual era solo de varones, o porque conociéramos el rostro de las primogénitas por haber acudido a otros bailes o eventos.

–Todavía tenemos más de 50 candidatas a ser ella, Leeny– le digo a mi hermana terminándome el segundo té de la mañana.

–Lo sé, no desesperes, hemos descartado más de lo que pensaba.– No levanta la vista de su cuaderno de notas llenos de garabatos y apuntes sobre la posible dama misteriosa.

–Está bien...– Intento tener paciencia, aunque se me estaba acabando hacía un rato. No estaba hecho para estar sentado haciendo esto... sólo quería salir de palacio, volar...

La voz de mi hermana me saca de mi ensoñación

–Mandaremos cartas.

–¿Cómo?

–Mandaremos cartas, Kai, a las familias de las que más sospechamos por lo menos, organizaremos un evento, o algo, así podrás verla...

–Manos a la obra– declaro antes de pedir papel y el sello de la familia al ama de llaves.

Finalmente, decidimos escribir a un total de diez familias, solicitando audiencias con sus hijas casaderas que cumplieran con las siguientes condiciones:

Tener el pelo y los ojos color castaño

Haber acudido al baile de máscaras de anoche

Que no hayan acudido anteriormente a más de 2 bailes de la misma índole

Una vez redactamos y mandamos todas las cartas a las familias pertinentes, solo nos quedaba esperar una respuesta y acudir a las audiencias y eventos que ellos me propusieran.

–No se si es buena idea que expongas tan alegremente tu intención de buscar a la chica, Kai, padre se enterará y... una de dos, o pensara que es buena noticia el tener esa iniciativa de casarte, o dirá que ninguna de esas familias es digna de pertenecer a la casa real con tu mano– me dice Eileen.