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Los golpes en la puerta se volvieron incesantes.

Vegetta sintió como el cuerpo de Rubius se puso en alerta. El alfa volteo a verle con esa inquietante máscara, atravesandole peligrosamente su mirada, como advirtiéndole que no hiciese ningún sonido.

Entonces Vegetta noto a que le temia. Podrían ser alguna persona o las autoridades.

Inmediatamente intento gritar por ayuda, pero Rubius fue más rápido, cubriendole su boca. Sus dedos se clavaron dolorosamente en las mejillas del azabache, con una advertencia directa a su persona.

-Si haces un solo sonido, vas a lamentarlo mucho. Entiendes?-le advirtió el de máscara  y su tono de su voz decía que no estaba bromeando en absoluto.

Vegetta asintió en silencio.

Con manos hábiles, Rubius lo levantó fácilmente en sus brazos y camino hacia el fondo del cuarto. Comenzó a tantear la vieja pared, desplazando una aventura en ella, hasta abrir una pequeña puerta bien escondida.

El corazón del azabache martilleo contra su pecho cuando la abrió y lo metió dentro de un pequeño compartimento. Inmediatamente el olor a madera vieja y moho entró en su nariz. Rubius tomo la sudadera blanca y se la lanzó al azabache para que la vistiera, antes de empezar a cerrar la puerta.

-Alfa no...

-Que te dije acerca de no pronunciar una palabra? Cuando regrese, quiero verte arrodillado esperando el regreso de tu alfa. Entiendes lo que estoy diciendo?

Vegetta asintió. Los golpes en la puerta principal continuaron llamando la atención de ambos.

-Di algo y te torturare hasta que ya no sientas dolor. Lo haré lentamente y puedo prometerte que lo disfrutaré mucho.

Luego cerro la pequeña puerta, dejando al omega en completa oscuridad. Vegetta trato de arañar la puerta. Dentro se sentía como estar encerrado en una pequeña jaula. Trago saliva intentando no entrar en pánico, mientras sus ojos se acostumbraban a la poquísima luz.

La puerta pequeña crujio, dejando ver una pequeña abertura que el azabache agradeció que hubiera. Se quedo donde estaba, mirando por esta y observo la espalda de Rubius mientras se quitaba la máscara antes de abrir la puerta. Este ya no tenía sus orejas.

Ojalá pudiese ver como era el alfa.
Era una de las cosas que más le daba curiosidad desde que comenzó a recibir esos mensajes. Su cuerpo alto y fornido era la única parte de el que conocía.

Escucho atentamente como la puerta de entrada se habría. Afuera, habían dos hombres vestidos de uniforme parados en la entrada de la cabaña. Eran policías.

Los ojos de Vegetta se iluminaron. Esta era su oportunidad si quería salir de ahí. Podía gritar pidiendo ayuda y correr hacia ellos. Decirles lo que estaba pasando y poner a ese hombre alfa con problemas mentales tras las rejas.
Si Rubius fuese a juicio posiblemente, lo arrestarian por su secuestro y agresión sexual. No perdería esa gran oportunidad.

Observo en silencio como los dos oficiales entraban a la casa. Uno era alto y moreno, de confleccion fuerte, al parecer un alfa y el otro era mucho más bajito y joven, pero con una cara de pocos amigos.

-Entren oficiales-Rubius los invito a pasar animosamente, como si no estuviese forzando y manteniendo secuestrado a alguien, a solo unos metros de distancia-Les puedo ayudar en algo?

-No queremos tomar demasiado de su tiempo, Sr Doblas-hablo primero el oficial más pequeño y Vegetta se emociono al saber que tenia el apellido de Rubius.

-No hay problema en absoluto-dijo el alfa sin siquiera mirar a donde estaba el azabache. Estaba tan seguro que el omega no armaría algun alboroto, que ni siquiera se iba a molestar en mantener los ojos sobre el. Estaba muy seguro de si mismo.

Good Hunting ♢Rubegetta Omegaverse♢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora