CAPITULO 24

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Mi corazón late con mucha fuerza, ¿Qué acaba de pasar?

Le pedí a Jeremy que se quedara a dormir conmigo. Léelo otra vez. LE PEDÍ A JEREMY QUE SE QUEDARA A DORMIR CONMIGO.

Me veo en el espejo del baño y casi no me reconozco. No hay persona más virgen que yo en esta tierra y no hablo solo de no tener sexo, hablo de todo. No besos, no coqueteo, no nada. Jeremy es la segunda persona más virgen del planeta, ¿Qué hacen dos vírgenes en una cama? Algo en esa ecuación no está bien.

Bien, bien, ya me calmo. Realmente no quiero hacer nada físico con Jeremy pero, mientras estábamos charlando él me dijo que pensaba que yo era hermosa y divertida y todas esas cosas lindas. ¿Por qué lo hizo? Sé que lo dijo para hacerme sentir bien pero, ¿Nada más? No le gusto, de eso estoy completamente segura.

No le puedo gustar, ¿Cómo le voy a gustar?

Si le gustara no se comportaría tan calmado conmigo, ¿No? Ósea, los chicos siempre intentan algo, aunque sea un pequeño intento. Podría simplemente preguntarle pero si estoy equivocada estaría muy avergonzada de si quiera haber considerado algo así.

Cierro los ojos y me obligo a calmarme. Ahora no hay marcha atrás, ahora tendré que compartir la cama con él. Que extraño es si quiera pensarlo, ahora imagínate estar en ese momento.

Nunca he dormido con nadie que no sea de mi familia, jamás he compartido con alguien más ni siquiera con alguna chica en una pijamada o algo así, siempre he dormido en mi habitación sin nadie más.

Tomo una larga respiración y camino hasta la puerta para salir del baño, trago fuertemente y me muevo hasta el otro lado de la puerta. Jeremy está dentro de las sabanas con un libro en la mano, el que estaba leyendo hace un rato y ni siquiera nota cuando salgo.

Camino hasta la cama y tomo mi teléfono de la mesita de noche que está a un lado. Entro dentro de las sabanas también pero me quedo lo más cerca posible de la orilla. Jeremy no deja de leer su libro y yo desbloqueo la pantalla para comenzar a ver qué hay de nuevo en internet, supongo que aún no se quiere dormir y yo tampoco estoy tan cansada.

Quiero concentrarme en los videos que estoy viendo pero cada vez que Jeremy cambia de página mis ojos se mueven hacia él. ¿Cómo se supone que duerma aquí? Creo que no es tarde para avisar que me quedaré en el sofá.

En ese momento, Jeremy cierra su libro y lo coloca de su lado, apagando la lámpara que está ahí sobre una mesa de noche como la que está de mi lado.

— ¿Quieres que apague la luz? —le pregunto sin verlo a los ojos.

Jeremy se desliza un poco hacia abajo. —Si quieres, no me molesta dormir con luz.

Niego. —No puedo dormir con luz —le digo—, espero no... digo... —esta situación es absurda, apenas dos semanas de rencontrarnos y estamos en una cama—, puedo dejarla si quieres.

Jeremy se mueve para apagar la lámpara de mesa que está de mi lado y su rostro se acerca mucho al mío, regresa a su posición y comienzo a preguntarme como es que él puede hacer todo eso y actuar tan tranquilo. Definitivamente no le gusto.

Es un alivio también, si no le gusto no tengo porque estar tensa, puedo ser yo misma. No es que no me guste, estaría loca si alguien como él no me gustara pero no estoy dejando que me guste realmente. No voy a ilusionarme con él, no voy a leer cada acción que haga detenidamente, no voy a asumir nada. He hecho eso muchas veces y siempre me ha resultado muy mal.

Ya no soportaría otro corazón roto.

Me acomodo mejor bajo las sabanas, colocando mi cabeza sobre la almohada. Jeremy se voltea y queda de espaldas conmigo, al menos su rostro está del otro lado.

OTRA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora