CAPITULO 49

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TRES AÑOS DESPÚES 

JEREMY


—Estas viejo, muévete.

Volteo a ver a Dolly. —Tenemos la misma edad.

Ella recuesta su cabeza sobre mi pecho. —Pero eres técnicamente más viejo, déjame ver mi serie, necesito saber que pasó.

Le arranco el control de la mano. —Hoy me toca a mí, quiero terminar esta.

Ella se queja. —Pero necesito saber si al final escoge a la vecina o a su amiga, déjame ver.

Le doy un beso en la frente. —No, me toca ver mis series médicas.

Ella se estira pero no puede tomar el control, se rinde y rodea mi cintura con sus brazos. —Como sea, tengo sueño. Me dormiré más rápido con tus películas.

Acaricio su espalda. —Gracias muñeca malvada.

Me da un golpe en el pecho. —Malvado mi esposo que no me deja ver si Rodrigo Torres arruina su futuro o hereda la fortuna.

—Deja de ver telenovelas.

Otro golpe. —Nunca.

Mi programa comienza y Dolly se ha quedado en silencio por un rato así que asumo que se ha dormido, bajo la mirada y ella está viendo el programa también.

Le acaricio la cara. —Pensé que no querías ver mis programas médicos aburridos.

—El actor es guapo, no me iba a perder eso.

Le pongo pausa y me muevo para verla de frente. —No deberías ver otros hombres mientras estas con tu esposo, en realidad, aunque no estemos juntos no deberías ver a otros hombros.

Dolly suspira. —Amo cuando te pones celoso.

Ella se deja caer en la almohada y queda en posición de dormir, yo me acomodo y quedo a su nivel, nos volteamos para quedar de frente.

—Te amo —susurra tocando mi pómulo—, no tenía idea de lo mágico que se siente amar.

Tomo su mano y beso sus nudillos. —No tienes idea de todas las noches que le pedí a Dios alguien como tú, alguien mejor de lo que soñaba.

—Eres el favorito de Dios entonces.

—Dios no tiene favoritos —afirmo y ella rueda los ojos pues piensa que empezaré a darle mis charlas—, pero me ha dado su mejor creación para que la cuide, sin duda lo haré.

Dolly infla las mejillas. Eso hace cuando siente que estoy siendo demasiado romántico. —Jeremy, cuando estábamos en la escuela, no te lo dije pero... habían momentos donde me parecías lindos. Tus ojos siempre han sido así, muy bonitos. Tus rizos me parecían adorables y tus hoyuelos también. Eras... realmente lindo, mucho en realidad.

Dolly es la primera y única que me llama así, hablando de mis tiempos antes de cambiar. Por supuesto que ella me veía así porque podía ver más allá de lo físico.

— ¿Por qué no me besaste en la secundaria? —le pregunto.

Dolly ríe. —Porque quería que tú me besaras primero.

—Sí, claro —respondo.

Acerco mi rostro y nuestras narices se tocan. Ella huela a menta, por la pasta dental y a su shampoo de coco. Dolly es preciosa y no cambiaría esto por nada del mundo, podría pasarme el resto de mi vida de esta manera. Viéndonos, juntos y cerca uno del otro, existiendo únicamente nosotros en nuestro pequeño universo que se crea cuando nuestras miradas se cruzan.

—Me alegra que al final tú fuiste mi primer beso después de todo —admito—, en los años de la secundaria, me costaba no acercarme para darte un beso, quería besarte Dolly.

Ella besa rápido mis labios. —Ahora tienes todos mis besos, desde el primero hasta el último.

Beso sus labios. —Y tú los míos, solo tú.

Dolly ríe y nos besamos. Se me olvida mi programa, esto es mejor que cualquier cosa. Después de tres años de casados, después los años de conocernos, aun siento mariposas en mi estómago cuando estamos juntos. Aun me late el corazón al ritmo de un tambor cuando me besa. Creo que nunca voy a dejar de sentir todo esto por ella.

No tengo idea si las almas gemelas realmente existen, no sé si hay vidas pasadas y todas esas cosas. Lo que sí sé es que soy afortunado. Para la mayoría de las personas la vida únicamente les presenta una oportunidad, si no la toman, puede que pierdan la mejor historia de sus vidas.

Pero nos encontramos una segunda vez y me alegra que ninguno de los dos desperdició la oportunidad.

Si hay algo que quisiera que aprendieras es a no negar tus sentimientos. No tiene nada de malo expresar lo que sientes, si te rechazan, es únicamente una redirección a un mejor destino. Si alguien hace latir tu corazón, si piensas que podrías pasar horas y horas a su lado y que imaginarte una vida a su lado te resulta sencillo, quizás deberías decirlo.

Si no corresponden tus sentimientos, está bien. Es la forma en que Dios, el universo o en lo que creas te señala una mejor dirección. En esa dirección, te espera algo, algo que es solo para ti. Algo, alguien, un lugar o una experiencia pero lo importante es saber cuándo seguir adelante, sin miedo.

No importa lo que pienses de ti, no importa las veces que te han rechazado o las veces que te enamoraste incorrectamente de alguien, lo que sí importa es comprender que nada de eso te quita valor. Sigues siendo especial, sigues siendo importante.

Puede que tengas veinticinco años y jamás has estado en una relación, puede que todos tus amigos estén casados y tú eres la última persona en la lista de espera, puede que pasen los años y nada cambie. No te atormentes, mientras que te esfuerces en encontrar tu camino y ser la mejor versión de ti, algo sucederá. Lo sé.

Tú eres suficiente.

—Te amo —Dolly se acomoda entre mis brazos, colocándose en la posición que le gusta para dormirse.

Tengo que admitir que no me creo ser capaz de dormir sin ella a mi lado —Te amo —beso su frente—, en pasado, presente y futuro.

Eso es algo que le digo, pues es la verdad.

Dolly acaricia mi mejilla —Te amo, en pasado, presente y futuro.

Para siempre.


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(aún faltan dos publicaciones más, sigue leyendo) 

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