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La mañana siguiente sería una muy buena mañana, Jungkook se había levantado de un humor maravilloso y lo primero que hizo fue buscar a sus amigos en la entrada del instituto donde esperaban por entrar. Entre ellos vio a Jimin, con sus dorados mechones brillando al sol, sus mejillas sonrosadas y sus pestañas cubriendo sus ojos alegres que parecían haberse encendido aún más cuando lo vieron caminar hacia ellos. Jungkook entonces sintió la culpa en el fondo de sus pensamientos, muy en el fondo, porque, aunque sabía que sería lo mejor, Jimin sufriría independientemente. Porque sabía lo que vendría cuando él tuviera que consolarlo.

Llegó a ellos y su mano subió por instinto a la nuca del rubio para dejarle una caricia como si fuera un saludo. Percibió la mirada perspicaz e interrogante de Taehyung y de inmediato la esquivó.

Fue sobre las doce del día siguiente cuando el timbre se escuchó en los pasillos y anunciaba el almuerzo en esa ocasión. Mientras los siete se dirigían al comedor, a su alrededor los chicos y miraban su celular de forma casi simultánea, delante de ellos Hobi se detuvo en seco con su celular en la mano.

- ¿Qué pasa? - pregunta Jin que había casi chocado contra su hombro. Todos se detuvieron con curiosidad a su alrededor.

- Es... - Hoseok alzó la mirada preocupada hacia Jimin.

Jungkook observó al rubio con cuidado, su corazón latía con velocidad mientras su rostro y su expresión intentaban mantener la calma.

- Mierda, está en el grupo de la clase... - Yoongi hizo una mueca mirando a su pantalla también.

Entonces Jimin, confundido, se apresuró a revisar su celular. Con cautela Jungkook se acercó hasta quedar detrás suyo. Estaba viendo la foto que le habían pasado ayer y por la que había pagado casi cincuenta dólares y un aventón a casa.

Park Jiyoon tenía quince años, estaba de novia hace unos meses con un compañero de su clase. Era la niña perfecta al igual que su hermano era el chico perfecto. Linda, dulce y aplicada. Buscada por muchos, pero de novia. Sin embargo, lo que mostraba aquella foto distaba mucho del perfil en el que había pertenecido Jiyoon toda la vida. La foto fue tomada en los vestuarios del salón de educación física, la menor de los Park estaba de frente a la pared mientras su falda era levantada por un chico de último año. No había que preguntar ni dudar si aquello había sido algún tipo de acoso, su expresión de placer en medio de la penumbra era suficiente. No solo había estado engañando a su novio, sino que estaba con un chico mayor, y además era una promiscua que tenía relaciones en la escuela.

Pero no había solo una foto, había varias, una peor que otra y un video de un minuto y medio donde se escuchaban a lo lejos los gemidos y las pieles chocar una contra otra. Jimin observó pasmado y con horror, sus amigos lo miraron con preocupación. Jungkook tomó su cintura con cuidado, él se giró con ojos sorprendidos y asustados lo mirándolo desde abajo. Tuvo que mantener la mirada ocultando toda esa culpa que lo consumía por dentro ahora mismo.

Los murmullos en el pasillo dejaron de ser solo murmullos, las miradas cayeron en ellos y Jimin quedó protegido en medio del grupo casi como un acto reflejo. Esta exposición era lo que no quería, pero tampoco podría evitarlo. Jungkook supo que había sido lo correcto al ver salir del comedor a la morena de cabello largo. No pudo sentir otra cosa más que satisfacción al verla pasar llorando completamente desbordaba, con su cabeza agachada. El rubio la siguió con la mirada, pero no fue tras ella.

Jungkook había entendido, al cabo de un tiempo, que por más que la familia de Jimin fuera una mierda con él, para él eran la cosa más importante y valiosa que tenía, que cada palabra o acción de ellos dejaba una huella en él. Jimin hacia y dejaba de hacer por ellos. Lo mismo con el miserable de Hwan, era su profesor y una figura de autoridad, eso hacía que se desfigurara para él qué tanto era correcto y que no, qué tanto estaba bien o mal. Y el hecho de que su familia pudiera sentirse avergonzada porque su hijo varón fuera acosado por su profesor, otro hombre, también era algo que le preocupaba.

Deer eyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora