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Ninguno fue a la escuela al día siguiente.
Jungkook se había despertado sobre las once y media con un ligero dolor de cabeza. Por su ventana abierta el sol era insoportable y alargó el brazo cuanto pudo para darle un tirón a la cortina y cerrarla un poco. Jimin tirado a su lado con medio cuerpo encima suyo, tenía su pierna derecha cruzada sobre él, su rostro se hundía en la almohada contra su cuello y podía sentir su respiración pausada humedeciéndolo. Se quedó mirando al techo sin pensar en nada. Su boca seca lo impulsó a salir de la cama y de los brazos de Jimin. Bajó a su cocina encontrándola vacía para variar.
Ayer no supo cuándo se habían ido su padre y su hermano, ni cuándo había llegado su madre o cuándo se había ido a trabajar esa mañana. Hacía casi dos días que no veía a su madre y no tenía ni un mensaje o llamada de ella, él sabía que podía irse a Seúl un fin de semana y ella no se enteraría ni preocuparía. Pero no estaba resentido ni triste por eso. Ella era así, pero era buena. Le envió un mensaje avisándole que estaba en casa y no en la escuela, le respondió enseguida con un ok y un beso. Así se manejaban ellos.
Antes de perder más tiempo, luego de ir al baño y colocarse sus zapatillas, salió en su moto buscando el desayuno y algo para almorzar. Además de eso pasó por una farmacia y compró ibuprofeno, algo para el dolor de músculos y un spray y una crema para hematomas. Regresó con todo a los quince minutos pues manejar así de cargado en una moto no era fácil. Al llegar a casa Jimin estaba de pie en su salón mirando su celular, Jungkook se sintió aliviado de verlo porque por un segundo, lo había asaltado el miedo de no encontrarlo al llegar. El rubio despeinado recién levantado se veía adorable, tristemente adorable, con un estado de ánimo al parecer renovado.
- Hola... - lo saludó quitándose sus zapatillas. Jimin se aproximó olisqueando el aire.
- Hola, ¿qué tienes ahí?
- Traje el desayuno y... otras cosas. - dejó todo en la mesa de la cocina, rebuscando encontró la bolsa de la farmacia para entregársela.
- Oh, si... delicioso el desayuno. - murmura con sarcasmo mirando en el interior de la bolsa. Jungkook le echa una mirada.
- Aquí está el desayuno. - con cuidado sacó los cafés y la caja con bocadillos dulces. Apartó el resto a la cocina y al refrigerador mientras Jimin abría la caja con felicidad.
Jungkook no sabía cómo sentirse sabiendo lo que había sucedido tan solo ayer y viendo a Jimin ahora con el semblante y el apetito renovado. Jimin se había hecho no solo fuerte, se había hecho de acero luego de aquella época, su expresión luego de que se divulgara el segundo video llegó a su memoria. Tomó su café bajando la mirada.
- No me duele nada. Tranquilo. - le dice y sus miradas se encuentran enfrentados en la mesa.
- Me alegro. - no sabía si era la palabra correcta.
- Estoy bien... ahora. - Jimin baja la mirada un poco. - Pero no sé cómo será verlo el martes. Solo... - suspira. - Hijo de puta.
Murmura y él se siente extrañamente reconfortado al escucharlo decir aquello.
- No vayas. - dice como si fuera una simple y factible solución.
- Oh y falto todos los martes y jueves. - dice burlesco. - ¿Cómo le digo a mis papás eso? Demasiado que falté hoy. - lo mira receloso porque les había mentido otra vez.
- Bueno, podemos ir, pero escaparnos e irnos por ahí. - se encoje de hombros, la mirada de Jimin es cálida. - No creo que sea muy difícil fugarnos de la escuela. Claro, si tu corazón correcto lo soporta. - le dice burlón. Jimin suelta un bufido como una risa.
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Deer eyes
FanfictionJungkook tiene un problema, no puede ver mal a Jimin, en ningún sentido. Es más fuerte que él, sabe que tiene un problema y que su mente se nubla cuando él está mal, pero no puede simplemente quedarse de brazos cruzados. A veces ha llegado muy lejos...