Deer eyes

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El jueves amaneció gris y tormentoso, comenzó a llover sobre las diez y no se detuvo hasta las once, era tan molesto el verano con sus lluvias, su humedad y los treinta grados que se sentían tan sofocantes, lo único bueno era que las vacaciones llegarían pronto. Ese día en cálculo hubo tema nuevo así que las dos horas fueron intensas, Jungkook se perdía en el tema y a veces se quedaba durante minutos mirando lo que estaba copiando en sus hojas. Luego mirada a su izquierda a Jimin quien escribía con frenesí cada palabra que salía de Hwan. No iba a admitir que el idiota explicaba bien, pero lo hacía y eso lo ponía de evidente mal humor. Pasada la primera hora Jungkook se preguntaba por qué había necesidad de complicar las cosas agregando un gráfico a la ecuación, Namjoon se había reunido con ellos en el fondo para explicarles pues era único que había comprendido bien el tema, o medianamente bien. El profesor les había dado unos pocos ejercicios y luego de hacer el primero, Jungkook se tiró rendido en su respaldo, sus ojos se desviaron hasta seguir la espalda de Jimin quien se había levantado llevando su hoja para mostrarle un punto al profesor. Analizó su postura, su mirada, la forma en la que le preguntaba y alzaba los ojos para verlo, recibiendo como respuesta el acercamiento del profesor sobre su hoja y su lápiz señalándole algo. Cruzó los brazos lentamente. Hwan tomó la hoja y la apoyó en la esquina del escritorio para escribir algo mientras le indicaba algún error con una mirada amable, ambos se inclinaban de pie junto al escritorio, sus cabezas tan juntas que se rozaban. Jimin le sonrió dulcemente al tomar su hoja de regreso y con una reverencia se alejó volviendo hacia ellos.

- A ver, nos confundimos en esto... - les comunicó a todos dejando la hoja en el centro de la mesa.

Jimin era cálido siempre, incluso en su primer año cuando era más reservado y callado, siempre tenía una sonrisa dulce y unas palabras comprensivas para dar. Era un imán para los profesores y a veces consideraba que se aprovechaban un poco de su bondad y su incapacidad para decir no. Luego de haber superado esa época difícil su personalidad había cambiado un poco, se había hecho fuerte, el Jimin de antes nunca hubiera respondido a un insulto o agresión, el de ahora lo haría educadamente y le sonreiría al irse. Jungkook y el apoyo de sus amigos lo habían ayudado muchísimo.

Pero en ciertas situaciones lo ponía nervioso esa buena disposición con el resto, porque era confiado, o quizás Jungkook era demasiado desconfiado.

Los jueves Jimin tenía natación después de la escuela como actividad extracurricular, Jungkook tenía judo los miércoles, durante esa tarde veinte minutos antes de salir comenzó a llover nuevamente. Se despidieron en la entrada como siempre, Jimin y Seokjin iban juntos a la piscina mientras el resto se iba a casa.

Viajar en moto con lluvia era una mierda, tendría que lavar su uniforme para mañana no le quedaba otra, metió su mochila a la fuerza en la cajuela de la moto debajo de su asiento, se colocó el casco y partió a casa. Al llegar, el auto estacionado en la puerta lo hizo detenerse lentamente en la trotadora. En su cocina dos voces masculinas hablaban con la televisión de fondo, Jungkook miró cuidadosamente a su padre y su hermano charlando tranquilamente.

- Papá... hola, qué raro verte aquí. - comenta extrañado.

- Hola hijo. - le sonríe. Jungkook se quita las zapatillas y camina cuidadosamente ya que está empapado. - Vine por el trabajo y cuando estaba por volver comenzó a llover así que decidí pasarme a esperar que pare un poco. - le explica y lo ve reírse. - Pero creo que ya lo sabes.

- Si bueno... está lloviendo. - dice con obviedad. - Hola hyung. - saluda a su hermano quien le da un escueto asentimiento de cabeza. - Iré a quitarme esto y a bañarme. Ya vuelvo.

Apunta hacia arriba y corre antes de cualquier cosa, ingresa a su cuerpo y arroja su mochila a un lado. Su padre nunca iba a casa, menos sin avisar y su madre seguramente ni siquiera sabía que él estaba allí. Le molestaba de sobre manera que se pensase que podía hacer lo que quisiera como si fuera su casa aún, que sí lo era, pero no vivía allí desde hace más de diez años. Se quita el uniforme y rebusca en su mochila su celular para dejarlo en la cama e ir finalmente a la ducha. No se tomó el tiempo que se tomaría normalmente, al salir se vistió ligeramente y tomó su uniforme para bajar hacia el lavadero. Su padre se había retirado su corbata y el cuello de su camisa mientras tomaba una cerveza en el sofá, su hermano estaba a su lado viendo fútbol juntos.