16 Carlos

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Al día siguiente en el instituto, hice un esfuerzo sobrehumano para no ahorcar a Hugo durante la clase. Él estaba como si nada hubiera pasado: prestando atención a cada explicación mía, haciendo los ejercicios que les pedía, conversando con sus compañeros y diciendo una que otra idiotez. De vez en cuando, nuestras miradas se cruzaban y él respondía con una amplia y exagerada sonrisa que yo correspondía fingiendo otra. Me costaba mucho creer que detrás de esa mirada tierna que salía de sus azules ojos hubiera un monstruo manipulador, justo como Carlos me lo dijo la noche anterior:

Uno más que manipula utilizando esa linda carita de cordero que inspira ternura pero que en realidad oculta a un lobo esperando a su presa.

—Profesor, ¿me escucha?

—Sí sí, lo siento —salté—. ¿Qué se te ofrece, Janet?

—¿Me puede revisar estas oraciones? No estoy segura si están correctas.

—Por supuesto —dije amablemente.

Mientras revisaba la libreta de Janet, de reojo miraba a Hugo quien hablaba con otro compañero muy amenamente.

—Más trabajo y menos charla, Alcocer —dije.

—Lo siento profesor —se disculpó.

—Todo está correcto Janet —le dije a mi alumna.

—Ah qué bien —sonrió ella—, muchas gracias.

Janet se retiró a su pupitre, acto seguido, Hugo se levantó y se dirigió a mí.

—¿Me puede revisar las oraciones a mí también, profesor?

<<Ya qué>>.

—Pues claro, para eso estoy.

Hojeaba la libreta de Hugo cuando, sin poder contenerse, preguntó:

—¿Estás bien?

—Sí —respondí sin mirarlo—, todo genial. ¿Por qué habría de estar mal?

—Yo pregunto nada más, ayer te pusiste algo histérico y me quedé preocupado.

<<Claro>>.

—No te preocupes, estoy perfectamente bien, al igual que tus oraciones. Puedes regresar a tu pupitre si no se te ofrece algo más.

Hugo tomó su libreta y se retiró sin decir nada, me levanté de la silla del profesor y anuncié:

—La tarea para mañana será traer en máximo dos cuartillas un resumen de los antecedentes históricos del español áurico del siglo XVII. No es un tema que se incluya en el programa de estudios pero quiero que conozcan las diferencias más destacadas del español antiguo y hacer algunas comparaciones sobre los cambios que ha tenido hasta nuestros días. Y por cierto, no se les ocurra copiarlo de Wikipedia porque les aseguro que me daré cuenta, vayan mejor a una biblioteca o busquen en otra fuente.

Mi teléfono emitió un sonido avisándome de una notificación.

—Eso es todo por hoy, nos vemos mañana.

Tomé mi maletín y salí a toda prisa del aula deseoso de revisar mi teléfono, cuando alguien me llamó:

—¡Profesor!

Puse los ojos en blanco al reconocer la voz, me volví y era él.

—¿Qué se te ofrece, Hugo?

—Oye en serio no te hagas el tonto, sé muy bien que...

—No deberías faltarle el respeto a tu profesor —lo reprendí—, sigues siendo un menor de edad y mi alumno. Podría reportarte, ¿sabes?

—¿Qué te pasa Bruno, por qué esa actitud? Pensé que me tenías cariño.

Mi querido HugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora