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Singular. Esa era la palabra. Haruka podía ser descrita perfectamente con solo esa palabra.
Era difícil conocerla realmente, ya que se la pasa escondida detrás de la imágen de Haru (y raramente Ruka), lo único que ella quiere mostrar al mundo, nada más que eso, el resto serían debilidades, según ella.

Era como una especie de ritual todas las mañanas, siempre lo mismo. Ella trata de hacerse un poco perfeccionista respecto a eso, pero varias de sus características (como su torpeza y mala memoria) no se lo permiten. Siempre termina olvidando hacer algo el día anterior, a excepción de cualquier tarea o trabajo académico por supuesto.

¿Cómo podríamos describir ese "ritual" o costumbre diaria? Bueno, como ejemplo usemos un lunes cualquiera.

Se levanta con algo de pereza de la cama, aparentando estar más dormida que despierta, manteniendo sus ojos cerrados y sintiendo el cuerpo pesado. Con pesar abre los ojos, y trata de limpiarlos con sus manos, pero aún no era suficiente para despertarla.
Se dirige al baño despacio, y se para frente al lavamanos. Se lava la cara con agua, se cepilla los dientes y se lava las manos para inmediatamente secarlas con una toalla cercana.

Vuelve a su habitación para cambiarse la ropa, tardando aproximadamente 5 minutos en ponerse todo el uniforme aún somnolienta.
Para terminar de arreglar un poco su apariencia, agarra el peine, sienta al borde de la cama y comienza a peinarse, tardando nuevamente aproximadamente 5 minutos. Sus cabellos grises son largos y lisos, pero se enredan fácilmente de la noche a la mañana, o de cualquier otra forma. Aún así a ella le gusta llevarlo suelto, a veces se lo recoge en una coleta alta cuando hace calor, pero prefiere dejarlo libre.

Ya lista para salir y comenzar en serio el día, se para frente al espejo de cuerpo completo que tiene en su habitación. Se observa a sí misma, de pies a cabeza, comprobando que todo esté bien con su apariencia, o al menos lo más correcto posible. Sonríe levemente y suspira al ver que todo estaba bien, al menos a primera vista. A parte de sus grandes ojeras de siempre, iba bien.

No es que tenga un espejo así de grande (o al menos para ella lo era) para simplemente verse y cultivar amor propio, los espejos tienen una función mucho más especial, que la mantienen pegada a ellos.
Haruka apoya la palma de su mano derecha sobre el espejo, justo frente a ella, y suelta un suspiro mucho más profundo que el anterior.

Mira fijamente el reflejo de sus ojos morados, y estos en un par de segundos se van volviendo celestes. Cuando en el reflejo cambiaron de color por completo, observó el resto, viendo que en lugar de ella misma, veía a Haru.
Ambas sonríen, sobre todo Haru, cada una desde su lado.

-¿Hora de cambiar de lugares?- Dijo la de cabellos blancos.

-Si. Por favor compórtate bien, o al menos un poco más tranquila, aunque confío en que lo harás. Solo, como siempre, trata de no llamar demasiado la atención, ¿si? A penas comienza la semana- Respondió Haruka

Realmente no importaba que hablara en voz alta esta vez, después de todo estaba en su propio apartamento. Bastaba con que no gritara, probablemente.

-Entendido, ¡daré mi mayor esfuerzo!- Haru volvió a hablar

-Lo sé, eso es algo que admiro de ti. Por algo prefiero que seas tú quien tome el control de la mayoría de estas cosas, por así decirlo, en vez de. . . ¿Yo?- La chica de pelo gris no sabía cómo continuar la conversación

-¡Está bien! Sé lo que quieres decir. . .- La otra chica le sonrió aún más en forma de apoyo.

Ambas se quedaron en silencio durante un rato, por lo que finalmente Haruka apoyó la palma de la otra mano sobre el espejo, y cerró los ojos. Respiró hondo.

Al volver a abrir sus ojos, era notable que estos ya no tenían la misma expresión de antes. Si, seguían siendo de un hermoso color morado, pero ahora transmitían alegría, tranquilidad, emoción. No solo sus ojos, todo su cuerpo transmitía esos sentimientos.

Había tomado bien el papel.

Ella tomó su mochila, la cual había preparado el día anterior (sorprendentemente), y salió del apartamento en dirección a la escuela. . .

Chapter One: EscapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora