Advertencias: mención a la muerte, al suicidio, groserías, indicios de depresión.
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Eddie se había ido hace más de tres meses y estabas devastada. No podías entenderlo, era imposible para ti siquiera intentar comprenderlo. Dustin te había dado la noticia y tu mente sólo logró ponerse en blanco, no reaccionaste. No lloraste, no te enfureciste, no te desmayaste. Sólo te quedaste por unos largos segundos mirando un punto fijo hasta que Henderson te sacudió casi violentamente del hombro.
Porque realmente no podías creerlo. ¿Cómo era posible que de un día a otro él ya no estuviera más? ¿Cómo es que el mundo seguía funcionando sin él? Un día antes de su muerte bromeaban sobre la escena que montarían en la fiesta de graduación y ahora él ni siquiera podría graduarse.
No se sentía real y te consumía el miedo. ¿Y si olvidabas su voz, su risa? ¿Y si con el pasar del tiempo ya no recordabas ninguno de sus chistes malos o sus frases diarias? ¿Si ya no recordabas su aroma? Todo el mundo había seguido con su vida pero para ti era algo lejos de lo posible. Te dolía, porque no comprendías cómo la vida podía seguir sin Eddie.
Te sentías mal incluso cuando había días en los que te sentías bien, porque ¿cómo podías siquiera reír cuando el amor de tu vida había muerto? sentías que no tenías el derecho a ser feliz nuevamente. No sin él.
Ese bucle de emociones negativas sólo te llevo al peor estado de todos: no sentir nada. Y tu vida se estaba yendo con Eddie.
Nancy te acercó el plato con tres tostadas con mermelada y un zumo de naranja y miraste la comida frente a ti con el peor de los apetitos. Tu estómago se había cerrado hace tiempo y no te permitía tener ganas de saciarlo.
—Come algo, por favor —pidió antes de sentarse a pocos metros de ti, saboreando su desayuno.
Te sentías tan agradecida con ella que no eras capaz de expresarlo en palabras. Sabías que lidiar con una persona en tu estado no era para nada fácil pero Nancy no se opuso. Fue directamente a tu casa al otro día de que tu mundo se derrumbara y tomó todas sus cosas para pasar el tiempo que sea necesario contigo hasta que te pusieras bien. Y también te sentías devastada por eso, porque pensabas que ella merecía hacer de su vida lo que quisiera y no tener que estar pendiente de que mejores.
Diste un mordisco a la tostada y pudiste dislumbrar la mirada brillante de Nancy, dejándote ver lo contenta que se sentía al verte comer aunque sea un pedacito de pan.
—Hoy iré a Claire's ¿quieres acompañarme? —te preguntó bebiendo su café matutino. Negaste, y viste como su ceño contento se transformó lentamente a uno cansado —Por favor t/n, no puedes estar toda la vida aquí.
Y tu vista se nubló. Ese era el problema, no querías estar toda la vida aquí y menos de esta forma.
—No puedo hacer esto —dijiste intentando que tu voz no se quebrara. Nancy apoyó la taza de café en la mesa y te observó con compasión.
