| Prólogo |

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Me llamo Xiao Zhan. Sean Xiao Zhan para ser exactos. Soy un joven atractivo de tan solo 20 años cuyo sueño es triunfar en los escenarios. EL TEATRO ES MI VIDA. No me veo haciendo otra cosa. Mi futuro está frente al público, interpretando un papel. Tristeza, alegría, pasión.... Mil y un sentimientos que puedo expresar de maravilla.

Voy a sincerarme. Este afán por la actuación me viene de familia. Mi abuela fue actriz, mi abuelo fue actor, mis padres siguieron sus pasos y mi hermana mayor también. Todos los días me despierto rodeado de cine, obras de teatro y talento. Aparte de la soledad debida a la ausencia de casi todos mis seres queridos. Pero, ¿qué se le va a hacer? Gajes del oficio. Cuando era pequeño, mi madre y mi padre apenas estaban en casa. Al ser profesionales con gran renombre siempre les hacen trabajar mucho. Que ahora recuerde han grabado en casi todos los países del mundo. Japón, Italia, España, México, Australia, Perú, Estados Unidos… Podría estar miles de horas enumerando lugares del globo terráqueo. Algo que me aburre y no pienso hacer. Por ello, pasaré al siguiente tema.

Antes de nacer, mi carrera ya estaba más que decidida. ¡Pertenezco a la Gran Familia Xiao, por todos los dioses! Lo que se espera de mí es obvio. Toda la prensa está deseando sacar en sus titulares: "Xiao Zhan, una gran estrella al igual que sus parientes". "La conocida y famosa familia Xiao vuelve a lograrlo. Xiao Zhan, la nueva sensación en los teatros del país". Y, cómo no, yo deseo que publiquen eso. Quiero que el planeta entero me conozca. Quiero triunfar en los mejores escenarios. Quiero seguir el legado de mis abuelos. Y, sobre todo, quiero estar a la altura de mis padres. Estoy 100% decidido.

Pero la realidad no es tan fabulosa como uno piensa o cree. Al revés, es jodida. Muy muy jodida. Aunque te esfuerces al máximo para despejar el camino, alguna piedra debe interponerse con tal de hacerte tropezar. No voy a mentir. Mi familia, y yo mismo, conocemos perfectamente ese pedrusco inmundo capaz de entorpecer nuestro triunfante caminar. Una roca tan grande que es imposible rodearla, tan alta que es imposible escalarla y tan arraigada a la tierra que no se puede mover. En definitiva, un estorbo. Un estorbo que, en mi caso, tiene el pelo largo y rubio aunque castaño en las raíces, piel blanca como la nieve y ojos marrones oscuros. Además, tiene una sonrisa sarcástica que me provoca náuseas y una mirada asesina que, por supuesto, solo usa conmigo.

Por si no lo sabéis o no lo habéis notado, estoy hablando de Wang Yibo. El muy hijo de perra es igualito a su familia. Ni un ápice de diferencia se distingue entre él y los demás miembros del clan Wang. En otras palabras, todos son molestos, malnacidos y… un puñetero estorbo. Su padre, Wang Yi Su, mantiene una guerra no declarada con el mío. Una vez mi papá perdió un gran papel por culpa de ese hombre ingrato y de iris desafiantes. Aquí vendría de perlas citar el refrán: "De tal palo, tal astilla". Por otro lado, su madre, Wang Yasmín, el cual es su nombre artístico, también tiene riñas con la mía. Prácticamente fue el mismo problema, pero al contrario. En esa ocasión fue mi madre quien le arrebató el protagónico a esa mujer presumida y llena de un profundo sentimiento de superioridad. Mirad, aquí también viene bien el anterior refrán. "De tal palo, tal astilla".

De todo esto podemos deducir lo siguiente. Primero, que Wang Yibo es molesto y un estorbo. Segundo, es un completo ingrato y su mirada da miedo. Tercero, le encanta presumir de su físico y de su "talento" delante de los demás. Cuarto, siempre mira por encima del hombro. Ejem, sobre todo a mí. Y, quinto, le odio. Vaya sorpresa, ¿verdad? Creo que no lo dejé claro con todo lo anterior.

Lo preferible en una situación como esta es alejarse de esa persona e intentar seguir con tu vida. Por ejemplo, mis padres lo hicieron y les va perfectamente. Si, la prensa sabe sobre la rivalidad entre las dos familias. Sin embargo, jamás comentamos sobre ello en ninguna entrevista o reportaje. Tratan de ignorar a los otros y continuar con sus proyectos. Una acción que yo debería imitar si quiero paz y tranquilidad en mi existencia. No obstante, no lo tengo tan fácil como ellos. Y, la causa, es la academia.

Este lugar, en el cual llevo viviendo los últimos dos años, es el mejor centro de enseñanza teatral de China. Aquí te enseñan cómo debes comportarte según qué escena. También, trabajamos las poses corporales y los tonos de voz. Además, para los futuros guionistas y directores, ofrecen trabajos puntuales en los cuales pueden explotar sus virtudes. En cuanto al profesorado, este está formado por la alta jerarquía de la actuación. Actores y actrices retirados, antiguos directores que le han cedido su lugar a personas más jóvenes…. Lo mejor de lo mejor. ¿Cómo no podría matricularme aquí? ¡Esta academia es un puto paraíso para mí! O, más bien, podría ser un puto paraíso para mí. Si no fuera porque ÉL también está aquí.

Menuda mierda. ¿Por qué tiene la misma edad que yo? ¿Por qué no se ha ido a otro sitio? ¿Por qué no estudia en el extranjero? ¿O en otro planeta? ¿Por qué tiene talento para actuar? ¡¿Qué hice mal en mi otra vida para tener que ver su cara… todos… los malditos… días?! Si os preguntáis por las pausas os lo explico. Me estoy golpeando con mi propio cuaderno de apuntes.

¡Arrg! Es desesperante. Siempre que triunfo, él está ahí como una sombra arruinando el momento. Siempre que saco la calificación más alta de la clase, ahí está él haciéndome competencia. Siempre que proponen un papel para cualquier obra de ensayo en las prácticas, él elige el mismo que yo solo para joder. Pero, ¿sabéis? Puedo soportarlo. Sí, todo eso es soportable. ¿La razón? Porque sé que es pura envidia. La rivalidad entre nuestras familias recorre nuestra sangre, viene por defecto en nuestros genes. Esto es una lucha, una batalla, una guerra para saber quién es superior a quien. Algo a lo que estoy acostumbrado. Sin embargo, hay una cosa que no aguanto por mucha paciencia que tenga. Y lo que no aguanto es que le guste Dilraba.

Llevo enamorado de ella desde el instituto. Era… y es…, más o menos, mi mejor amiga. Es cierto que nuestra relación se enfrió un poco cuando me declaré el mismo día que ella iba a decirme que consiguió un novio. Esa tarde fue muy "F" para mí, no quiero recordarla mucho. Pero aún así hablamos de vez en cuando. Es amable, yo soy amable. Es simpática, yo soy simpático. Ahora que vuelve a estar soltera, sé que algún día conseguiré conquistarla. Sólo toma algo de tiempo. O eso quise pensar hasta que ese desgraciado se sumó a la ecuación. La enemistad familiar no es lo único que me une a Wang Yibo, sino también la enemistad en el amor. A ambos nos gusta Dil y no pensamos renunciar a esos sentimientos. Conozco sus intenciones de buena mano.

Necesito superarle y demostrar que soy digno de estar con ella. No hay nadie más que la conozca mejor o sepa de sus gustos. Tengo ventaja en eso. Debo utilizar mis conocimientos de amigo para salir de la friendzone. Ese sitio no me agrada… y es frío.

Quizás pueda usar la función de fin de curso para acercarme más a ella. Pasaremos tiempo juntos ensayando, leyendo el guión, en maquillaje…. En esta situación no verá extraño que la felicite, le elogie o le haga regalos. Al fin y al cabo será la protagonista de esta importante obra que representaremos en el teatro de la institución…. Aunque, todo este improvisado plan, no servirá de nada si no me dan el papel protagónico masculino. Hoy van a realizar el casting. No creo que sea difícil lograr el objetivo. Soy el mejor de la academia. Lo mismo me ven y ya me dan el personaje principal de por sí. ¡Exacto, eso pasará! No hay nada que temer. Lo tengo ganado.

Al menos que un pedrusco rubio se interponga como es habitual en mi camino.




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Ya está aquí el prólogo.

El 10 de septiembre publicaré el capítulo 1 y el capítulo 2

✨ Espero os guste ✨




Como Romeo y Julieta... pero sin amor | ZhanyiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora