Él se enamoró de la persona menos indicada, tal vez no era parte de su mundo pero, aún así insistió hasta conquistar aquel corazón.
Incluso por esa persona cometió miles de estupideces que más tarde se lamentaría.
"-Porque no te quitas la venda de l...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Y ahí estaba yo, intentando maquillarme de la mejor forma posible, tomé el polvo blanco y lo deje caer sobre mi rostro, nunca había echo algo parecido y lo confieso, pero era algo divertido en cierta parte...
Coloque el labial sobre el rostro, dando los últimos toques para luego mirar mi vestuario, Sonreí y di algunas vueltas como un niño pequeño.
¡¡Me encanta!!
Dije casi en un grito para luego tomar mis cosas y caminar rumbo al hospital, las miradas no se hicieron esperar por lo que sonreí y saludé a algunos niños que me observaban mientras tambien ayudaba a algunas personas que lo nesesitaban en el camino, hasta llegar al hospital.
Cómo todos los días saludé a mis niños del área infantil y jugué con ellos un rato, incluso jugamos a bailamos y cantar pero era algo normalmente común.
Cuando la tarde llegó mi cuerpo comenzó a temblar, por lo que sabía que vendría después, Manjiro ya estaba despierto, a pasos lentos caminé hasta su habitación y una vez afuera tome aire.
¡Ten coraje!
Intente animarme a mi mismo para después adentrarme a la habitación, levanté mis manos a lo alto y separé mis pies y mire a Manjiro con una sonrisa.
—¡¡Llegue!! —Grite
—Te ves, tan ridículo... —susurro Manjiro al mirarme pero aún así no le tome importancia y caminé hasta él.
»°°°🎐°°°«
—El payasito Micchi te acompañará hoy —Hanagaki se movio de un lado a otro.
—¡Quiero descansa! Además, ¡¡te ves horrible con ese disfraz de payaso!! —Mikey rodó los ojos aunque en el fondo quería reir por lo ridículo que se veía Takemichi.
Su cara estaba blanca, mientras tenía detalles echos con maquillaje, y una nariz roja la cual combinaba con su respingada nariz, mientras que usaba un traje realmente espantoso para el gusto del peli-negro, y vaya que su tamaño no lo ayudaba pues lucía más gracioso.
—Voy a contarte un chiste —hablo el ángel aunque, Manjiro ni siquiera le hiciera caso—, ¿Qué le dice un espagueti a otro espagueti? ¡El cuerpo me pide salsa!
Takemichi comenzó a reír sin parar mientras Sano solo lo miraba con una cara de "procesando" el rubio se dió cuenta por lo que decidió cambiar el chiste.
50 mintentos después...
—¡Ahhh! ¡Te prometo que esté último sí lo entenderas!
—Eres malicimo contamos chistes, así que cierra la boca —Mikey lo miraba mientras estaba recostado en la cama.
—¡No soy malo!, Es sólo que tú.. no los disfrutas tan bien, solo le buscas el lado malo, antes de insultarlo.. solo deja que fluya ¿okey...?
