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Heeseung siempre fue un chico amable y educado, claramente respetuoso para quienes se lo merezcan. Pero su falla en el habla y lectura, al igual que su fobia a los gérmenes, siempre le dificultó para socializar con los de su entorno y casi nadie se acercaba a hablarle porque éste era capaz de meterles un litro de alcohol en la boca para estar seguro de que estaba libre de gérmenes.

Para todos era raro, para otros era invisible pero para Jake era algo nuevo por descubrir. Jake era el típico adolescente que no sabe estar solo y siempre pasa de novia en novia, si se aburre de una la deja y a la semana estaba con otra, pero para Heeseung él era igual de invisible, alguien más del montón.

Pero Jake no era alguien de rendirse fácil.

Heeseung acomodó sus lentes de aumento antes de pasarse alcohol en sus manos luego de haber tirado un envoltorio de galletitas al basurero, el timbre no había sido tocado aún por lo que se encontraba solo en el salón.

Oh bueno, su soledad había sido interrumpida luego de que Jake entrara por la puerta bostezando, provocando que Heeseung de inmediato le haya tapado la boca con su guante de látex que tenía para emergencias.

— Por dios, cubre tu boca, aparte de ser mala educación te entrarán las bacterias del exterior.

Jake enarcó una ceja y tomó la muñeca del pelinegro, dejando una rápida lamida por su piel haciéndole chillar por el repentino contacto y las bacterias que se habrían posado en su piel.

— ¡Que asquerasidod! —exclamó enojado volviendo a ponerse más alcohol—

— Asquerosidad. —corrigió Jake yendo a su asiento y burlándose, era consciente de la dislexia de su compañero pero le divertía reírse de él—

Heeseung casi llora mientras se limpiaba, un puchero se formó en sus labios y se colocó el guante de látex, el simple hecho de imaginar a las bacterias entrar en su organismo le aterraba. ¿Y si le pasaba algo? ¿Y si le daba una infección? Eso era mucho más probable.

— Que estúpido, ya estás por terminar el instituto y todavía no sabes hablar bien —volvió a burlarse—

Los padres de Heeseung se habían dado cuenta de su problema a la edad de ocho años, su hijo aún no leía bien ni pronunciaba como se debía las palabras por lo que acudieron a un profesional. La noticia de que su único hijo no era perfecto, como lo deseaban, los dejó devastados.
Pero eso no impidió ni afectó a los estudios de Heeseung luego de un tiempo, se volvió un gran estudiante por no decir el más inteligente de su salón por años.

— Cállate, es típico en idiotas gérmenosos como tú burlarse de alguien. —dijo duro caminando hacia su propio asiento.—

Jake lo fulminó, no se atrevían a decirle idiota gérmenoso y ese chico lo estaba haciendo.

No dudó en acercarse con pasos amenazantes, corriendo sillas y bancos que hacían obstáculo a su camino para llegar a su destino, el pelinegro que se andaba quitando sus guantes de látex.

Pero antes de cualquier movimiento brusco, Heeseung tomó su botella de alcohol líquido y lo colocó en frente suyo como símbolo de amenaza.

— Te acercas un paso más y te llenaré de este alcohol. —miró serio—

Él y Jake nunca se llevaron bien, pues eran muy polos opuestos y no sabían como congeniar del todo bien, desde que tiene memoria Jake había sido insoportable con él y siempre lo molestaba con su fobia a los gérmenes y la dislexia, tanto que hasta lo acosaba en grupos escolares por escribir mal las palabras.

Ambos adolescentes se miraron por un rato, si las miradas mataran esos dos estarían en una batalla a muerte, Heeseung defendiéndose con su alcohol líquido y Jake con sus mejores insultos y halagos.

No me toques, Shim  ||  JakeHeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora