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A la mañana siguiente, Jake despertó gracias a un agradable aroma a café mañanero recién preparado, sus párpados fueron abriéndose poco a poco y examinó un poco su entorno antes de estirar sus extremidades para sacarse toda la pereza de encima, buscó su celular con su mano para encenderlo y miró la pantalla con un ojo cerrado y el otro medio abierto, tratando se visualizar bien la hora que marcaba.

8:15 am y los pajaritos comenzaban a cantar.

No era de madrugar, no le gustaba, usualmente se levantaba tarde cuando no había clases y eso lo complacía.
Y de pronto, se levantó de un brinco y buscó la playera que la señora Jiyeon le había entregado para ponérsela la noche anterior, tomó sus zapatillas para colocarselas apresurado que ni siquiera ató sus agujetas, y luego fue por su celular antes de bajar las escaleras a paso rápido, se había quedado dormido y era viernes, tenía que asistir a clases y llevaba 15 minutos de atraso.

Pero la presencia de Heeseung lo detuvo cuando vio que el pelinegro colocó dos tazas de café sobre la mesa junto con algunas medialunas recién pedidas, Jake procesó, solo dos tazas. ¿Heeseung le había hecho el desayuno?

— Buenos días. —saludó con una leve sonrisa, poniendo nervioso al rubio— No quería despertarte, aparte de que cuando roncas y babeas se nota que duermes pesado —dijo riéndose mientras se sentaba—

Jake arregló sus cabellos alborotados por su reciente sueño y fue a tomar asiento en la mesa, al frente del pelinegro, este se veía alegre tomando de su taza de café.

— Pero hoy tenía clases. —mencionó Jake, haciendo que el chico al frente suyo dejase su taza sobre la mesa para responder—

— Sobre eso... Lo siento, me desperté hace media hora y creí que no afectaría tanto que faltaras hoy. —sonrió nervioso—

— ¿Por qué lo hiciste?

Y así, su sonrisa se desvaneció.

— Creí que sería buena idea tener algo de compañía, la mayoría del tiempo estoy solo en casa porque nunca salgo y no tengo amigos. —dijo llevándose un pedazo de medialuna a su boca— ¿Es raro, no? Querer desayunar juntos.

Jake simplemente lo observó comer, lo hacía con tanta delicadeza que se sentía afortunado de apreciar tal escena, faltar ese día no le haría daño a nadie, tenía razón, quizás algo de compañía mañanera era algo que ambos necesitaban demasiado.

Aunque no hablaron mucho, el saber de la presencia del otro era más que suficiente que cualquier palabra, a veces se dedicaban miradas torpes y luego apartaban la vista por lo nerviosos que se ponían, más que nada Heeseung, a quien se le empañaban los lentes al beber el café y el rubio se reía cada vez que pasaba.
Jamás había tenido un desayuno como ese, su padre trabajaba y su tía siempre salía de fiesta llegando al día siguiente en la noche, no sabía lo que era realmente la verdadera compañía hasta que tuvo a Heeseung en frente suyo riéndose con él por chistes malos, tampoco se había visto de esa manera y menos con el pelinegro. Su corazón latía muy rápido cada que el chico sonreía o se ponía nervioso por tener que limpiar sus lentes empañados, no sabía lo que era o si se estaba volviendo loco pero de alguna forma aquella sensación de paz y calidez del momento le gustaba.

Al cabo de media hora terminaron de desayunar, el pelinegro agarró su propia taza y fue a lavarla para después secarla y dejar la porcelana en su lugar en el armario. Jake simplemente lo observó, quizás en esa casa acostumbraban a lavar lo que ensucian así que decidió agarrar su taza e ir hacia el lavaplatos.

— Puedo lavar esto. —el rubio musitó en una sonrisa al notar como a Heeseung le costaba querer agarrar la taza—

Simplemente el pelinegro asintió y se apartó, dejando a Jake lavar la taza teniendo cuidado de que no se le caiga, porque el rubio era de lo más torpe cuando se trataba de hacer cosas básicas de limpieza.

No me toques, Shim  ||  JakeHeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora