Mujer de la lluvia. - [Fairy Tail] [Luvia]

3; dilema nocturno

Preparada y lista para dormir, Lucy se acurrucó entre las sábanas de la cama, cerrando sus ojos y suspirando lentamente con la esperanza de tener un buen descanso.

Pobre inocente, pensando que su mente no le haría una jugarreta como las que siempre le hacía después de las 11:00 PM cada día desde hace un par de meses.

[ ~ 💭 ~ ]

—¡Gray-samaaaa! ¡Juvia se alegra mucho de verlo de regreso! ¿Cómo le fue en su misión? —La maga de agua no paraba de dar saltitos que hacían que el corazón de Lucy se derritiera de ternura.

—Bien, bien. —Gray respondió bastante desinteresado. —Vamos, déjame pasar, quiero descansar un poco.

—¡Juvia puede prepararle una rica comida para que se sienta satisfecho después de su misión!

—No, gracias.

—¡Entendido, Juvia lo hará!

—¡QUE NO! —La peliazul salió disparada del gremio, probablemente a Fairy Hills donde cocinaría algo para su amado. —Pfff... No tiene remedio.

En aquella ocasión Lucy no pudo evitar pensar en lo afortunado que Gray era al tener a alguien como Juvia esperando por él... Pero también creía que su amigo era un idiota por rechazar el amor de la maga de agua. Siendo realistas, ¿Quién no querría a alguien así? A alguien tan fuerte, detallista, amorosa, protectora, hermosa... Definitivamente ella sí que quería a alguien así.

Si Lucy fuese un hombre y estuviese en el lugar del mago de hielo definitivamente no dejaría ir una oportunidad con Juvia.

Y no era la primera vez que ella pensaba en eso; que va. Desde hace mucho que ese pensamiento abordaba su mente, fortaleciéndose cada vez más y más con cada segundo que pasaba.

[ ~ 💭 ~ ]

—¡¿POR QUÉ ESTOY RECORDANDO ESO JUSTO AHORA?! —Ella se levantó de golpe y gritó con tanta fuerza que posteriormente se tapó la boca al darse cuenta de que como mínimo había llamado la atención de alguien que estaba en la calle. — Uff... —La rubia se dejó caer de espaldas en su cama con un suspiro derrotado. ¿Si quiera había pasado un buen rato desde que durmió?. —2:21 AM...

Apenas habían pasado dos horas y media desde que concilió el sueño.

Ese tipo de pensamientos rondaban su cabeza desde hace ya un tiempo, y por más caminos que intentara recorrer, todos la terminaban llevando de regreso a ese mismo lugar, y a esas mismas ideas. Lucy estaba tan confundida consigo misma y detestaba demasiado eso; ella siempre había estado segura de sí misma, ¿Por qué debía de dudar ahora?

Peor aún... ¿Por qué tenía que dudar de su propia orientación sexual en esas circunstancias tan imposibles?

Bueno, si era honesta consigo misma ella había dudado de eso desde hace mucho; se había percatado de ello cuando había entrado al gremio y sentía cierta atracción por Mirajane y Erza, pero vamos, ellas eran demasiado lindas, cualquiera pensaría lo mismo, ¿Cierto? Fuese cuál fuese el caso la duda había estado ahí plantada; a veces más fuerte, a veces no.

El verdadero problema no era el tener que aceptar que en efecto las mujeres le generaban cierta atracción, una atracción que los hombres también le causaban; lo díficil era reconocer que desde hace un tiempo sentía esa atracción por la maga de agua.

La rubia sacudió su cabeza en otro intento desesperado de olvidar ese tema. Sabía que seguir evadiendo sus sentimientos no la llevaría a ningún lado, pero ese no era el momento para pensarlo... Además, tenía que ser honesta, ¿Qué tantas posibilidades habían de que Juvia se fijase en ella de la misma forma? A Juvia le gustaban los chicos, y encima le gustaba Gray, ¡Ella estaba completamente loca por él! Estaba tan aferrada al mago de hielo que simplemente en la cabeza de la maga celestial no había ninguna posibilidad de que esa situación tan complicada pudiese dar un giro a su favor.

—Deja de pensar en esas cosas. —Se dijo a sí misma mientras cerraba los ojos de nuevo.— Es solo una faceta, pronto se te pasará. Ya verás.

Tenía nueve meses esperando a que ese sentimiento se fuera, pero conforme el tiempo pasaba las cosas en su cabeza se ponían cada vez peores y la presión que sentía en su pecho cada que lo pensaba era mucho más fuerte, dolorosa y difícil de controlar.

La pobre rubia estaba que explotaba. Necesitaba un segundo de descanso de todos esos sentimientos tan confusos y a la vez agobiantes.

—(Solo duerme, Lucy. Mañana será otro día...) —Se repitió en su mente; aunque sin estar muy convencida de sus propias palabras, eso sí.