Siempre contigo

CAPÍTULO 3

En la cafetería siempre nos sentábamos juntos, las chicas nos miraban mucho, y ella parecía ponerse celosa. Pero eso significaba que algo había entre nosotros, y yo por ese simple hecho estaba contento. Sin embargo, una frase que desde que la leí se me quedó en la cabeza es...
"No hagas que tu chica sienta celos, si no haz que los demás sientan celos por tu chica". Desde luego que no iba a dejar que ella sintiese celos, no la quería perder. Lo nuestro ya era oficial.

- ¿Sabes algo? Estuve pensando mucho y... - dijo ella.

-¿Y que? - la interrumpí yo.

-Déjame acabar Daniel. Estuve pensando y creo que deberíamos escribir un diario.

-¿Un diario?- pregunte yo frustrado.

-Si, un diario con frases que nos identifiquen como pareja, ya sabes, por si algún día pasa algo.

-¿A que te refieres?

-A nada en concreto, a cosas de la vida Daniel.- dijo ella un tanto sospechosa.- Empezaré yo.

Y escribió: "Eres mis ganas de no estar con nadie más". La llevé a casa y bajé del coche para acompañarla a la puerta.

-Sabes, al final del día eres la única persona con la que quiero estar.- dije yo sonriendo como un tonto.

-Llévate el diario esta noche, ya tienes una frase por escribir.

Me estampó el diario contra el pecho y yo bajando la mirada me puse a reír.

-¿De que te ríes Daniel?.- preguntó curiosa.

No le quise responder, simplemente puse una mano en la pared que tenía detrás, y la otra encima del cuello, y la bese, tenía muchas ganas de besarla.

-Daniel, ¿quieres quedarte esta noche a dormir? Mañana es sábado no creo que suponga un problema.- dijo la madre de Bella.

Ella salió de la nada, como si lo hubiera visto todo, cosa que es precisamente lo que creo.

-No se, tengo que hablar con mis padres.- respondí yo entusiasmado.

-No te preocupes de eso me encargo yo.- dijo mi bella suegra.

Bella empezó a reírse.

-Que amable es mi suegra.- dije yo con una sonrisa.

-¿Entramos Daniel?.- dijo ella riéndose.

Nos sentamos a la mesa, y empezamos a cenar.

-Tengo que mencionar futura suegra, que usted cocina de maravilla.- dije yo con una sonrisa de oreja a oreja.

-Hay que ver que pelotas eres Daniel.- dijo Bella.

-Daniel, soy tu futura suegra, no tu abuela, puedes hablarme de tu. Y esta noche la comida fue preparada por tu futura esposa.- dijo mi suegra mirando hacia ella.

Mi suegra era una persona muy divertida, era una persona de una nota 10. Cuando terminamos de comer, ayudé a recoger la mesa y a lavar los platos. E de reconocer que hasta ahora nadie, ni siquiera mi propia madre consiguió que yo hiciese todo lo que hice aquella noche. Subimos a su habitación, que tenía camas literas.

-¡Me pido la de arriba!.- dije yo.

-No se puede ser niño más pequeño amor.- dijo ella mientras hacia las camas.

-¿Cómo me dijiste?.- pregunte de nuevo.

-Amor, te dije amor.

Eso dibujó corazones en mis ojos, me lancé contra ella, que cayó en la cama, y la besé. Fue un beso como nunca otro di, fue un beso largo, precioso, igual que ella. Le susurré: "te quiero, amor".

Ella me apartó riéndose.

-¿Qué película quieres ver?.- preguntó.

-La que sea siempre será perfecta a tu lado.- respondí.

-Daniel, deja las cursilerías y elige una película.

-¿Cómo me llamaste?.- pregunté nuevamente.

-Daniel.

Y la volví a besar.

-¿Por qué me besas ahora?.- preguntó.

-Incluso al decir mi nombre te queda sexy.- respondí.- Pero también tenía ganas.

-Esta bien, entonces elegiré yo la película.- dijo ella riéndose.

Vimos fantasía, la cuestión no era pasarse de cursi, viendo terror o romance, al menos para mí aún no. Ella se durmió a poco tiempo abrazada a mi. Le quité suavemente el hombro y me bajé de la cama. Abrí el diario, y empecé a escribir.

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"Las niñas bonitas son dormilonas, golosas, celosas y enanas como tu." Frase especial dedicada de tu futuro marido para mi futura princesa.

"Hay cosas que se tatúan sin tinta, tu Bella, te tatuaste en mi corazón."

"Quiero ser ese "dile que venga a comer" de tu madre". (Este último lo dije riéndome).

"Tu me quieres, pero yo te amo".

Posdata: me gusta como suena "mi futura esposa". Y esto último lo dije con una gran sonrisa en mi boca. Te amo.

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A la mañana ella iba a despertar con muchas frases en el diario. Aún así, llego el día en el que todo, absolutamente todo cambió. Pero ora vosotros ese día aún no llegó, ya que antes que nada, os contaré como pasó y siguió.