Sara se acercó a la barra y se recogió el pelo en un rodete desprolijo mientras esperaba al barman. Alguien se le paró al lado y, pese a sentir su mirada examinandola, se giró un poco para darle la espalda.
Cuando el barman dirigió su atención a ella, se puso en puntitas de pie y se estiró sobre la barra para pedirle la bebida. El extraño la recorrió con la mirada descaradamente y Franco, que era testigo de la escena desde una mesita cerca de la pista, no pudo evitar darle la razón. Su mujer estaba muy buena. Una vez que tuvo la botella en la mano, Sara miró al extraño a la cara y le dijo algo que lo hizo recular unos pasos. Franco rió y se deleitó al verla venir hacia él moviendo las caderas. Apoyó el aguardiente en la mesita y Franco tiró de ella para acercarla a su cuerpo y darle un beso casi indecente.- ¿Que le dijiste al mirón ese, eh?
- ¿Por qué, te da celos?
- ¿Celos? ¿De un pobre tonto que solo te puede mirar? No cariño, yo me voy contigo al final de la noche - le besó la punta de la nariz - y te hago de todo además de mirarte.
- Mire usted que sobradito va, don Franco Reyes - se mordió la sonrisa.
- Digame que no, si no es asi, doña Sarita Elizondo - hizo una pausa dramática - de Reyes.
- Feliz aniversario, mi amor - se rindió y le echó los brazos al cuello para besarlo. Franco le rodeó la cintura y la estrechó, perdiéndose el uno en el otro.
Se sirvieron unos chupitos de aguardiente para festejar y fueron a bailar a la pista. Franco tenía las manos ancladas en las caderas de Sara, que bailaba feliz mientras él hacía su mejor esfuerzo para seguirle el paso. Despues de un buen rato y unos cuantos chupitos, se dejaron caer en las sillas, exahustos y sudorosos.
- Que guapo estás, mi amor - Sarita lo miró de arriba a abajo.
- ¿Te gusta lo que ves? - le mostró esa sonrisa un poco engreida que la volvía loca.
- Uhm, un poco - se hizo la interesante.
- ¿Un poco nada mas? ¿Acaso alguien te gustó mas que yo?
- Pues no sé. Benito seguro que no - rieron - tu hermano Juan, quizás - lo miró con malicia y se encogió de hombros.
- ¿Mi hermano Juan? - dijo, incredulo - A ver, señora, explíqueme.
- Pues, que Juan es así, un poco - hizo un gesto de musculos abultados - y yo no habia visto muchos hombres así antes - soltó una risita coqueta - y parecía tan serio, tan recio, que me tenía fascinada.
Cuando miró a Franco, éste estaba serio, casi parecía enojado. Ella se le acercó, insinuante, hasta pegarse contra su cuerpo. Le rodeó el cuello con los brazos y se puso en puntas de pie para besarle con suavidad los labios. Franco no se inmutó. Ella recorrió con besos húmedos su quijada hasta llegar al ángulo en que se une con el cuello, donde dibujó figuras con la punta de la lengua para luego mordisquearle el lóbulo de la oreja. Le susurró un "te amo" y él le rodeó la cintura con fuerza, amoldándola contra sí.
- Dimelo de nuevo - le ordenó.
- Te amo, Franco Reyes. - le sonrió con dulzura antes de lanzarse a un beso desenfrenado, todo lengua y saliva.
Volvieron a la pista luego de dar cuenta de un par de chupitos mas cada uno. El nivel de alcohol en sangre se empezaba a hacer evidente en sus movimientos, cada vez mas desinhibidos, y en cómo se recorrian con las manos cuando sus cuerpos estaban cerca.
Cuando volvieron a la mesita a respirar, Franco tomó la botella, a la que aun le quedaba un cuarto de aguardiente, y sirvió dos copas al ras, deslizando una más cerca de Sarita. La miró echar la cabeza hacia atras y tomarlo de un solo trago. Una gota de sudor le estaba recorriendo el cuello y él siguió hipnotizado su trayecto hasta perderse en el escote.
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en sentido opuesto a las agujas del reloj
Ficción General[Pasión de Gavilanes - Sarita Elizondo & Franco Reyes] One-shots y viñetas sobre la vida en familia de Sarita y Franco. No siguen un orden cronológico. (el título es un fragmento de Ronda de Fabian Casas)