A veces

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No sé si eres tú

o si soy yo,

pero ésta angustia en la que me metiste

empieza a oler a rancio.


Dicen que ser fuerte es aceptar el dolor,

ya convivo con él.

Ha resultado ser mi mejor amigo,

ya que nunca me abandona.


Al contrario que tú,

que no sé cómo te las apañas

pero incluso cuando estoy cerca tuya

me siento sola.


Suerte que no puedo verte cada día

porque eso facilita mucho las cosas.

O eso me quiero creer.


Tal vez sólo las complique.

Tal vez sólo las complico.


Me acostumbré tanto a quererte

que me da pereza dejar de hacerlo.


Lo único que echo de menos de ti,

es cómo me hacías sentir.

Antes de toda la mierda.

Antes de que decidieras que no soy importante.


Aunque finges que sí lo soy

y yo finga creérmelo,

no soy tan tonta como parezco.

Pero seguías utilizándome a tu antojo.


Y ya me cansé, pero hay veces

como hoy,

en las que tomo un litro de café

y me doy cuenta de que me debo a mi misma

importarme más

y que me importes menos.



Decírtelo bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora