Jaemin no había podido concentrarse en su clase de química.
No podía esperar la hora en la que su madre lo vaya a retirar antes de la hora de la salida para poder ir en busca de su amigo al aeropuerto.
Su madre le había dicho que iría después de su hora de química. Y aún faltaban quince minutos para que esta terminará.
¿Qué tanto hablaba esa profesora? Miró a su alrededor. No había casi nadie prestando atención. Pero todos estaban en silencio.
Suspiró por sus adentros.
Esa clase no era de su agrado. La profesora no era de su agrado. Sus compañeros extraños tampoco eran de su más mínimo agrado. Y ni hablar del salón. Este emitía aromas extraños. Y no. No eran de sus cuerpos. Gracias a Dios. Eran más aromas de sustancias de las que prefería ignorar para no distraerse en mirar con asco a su alrededor.
Diez minutos.
¿Había estado cinco minutos reclamando y quejándose mentalmente?
Rodó sus ojos irritado.
Tomó a escondidas su teléfono y leyó un mensaje de su madre.
Mamí (^O^): Cariño, ya voy a buscarte ahora mismo. Tenme paciencia, ¿Sí? 😘. 『 hace 6 minutos 』
Jaemin volvió a suspirar. Y comenzó a calcular en su cabecita.
El camino de su casa a la escuela caminado era de generalmente quince minutos. Claro, caminando.
Eso lo calculó contando sus pasos a la salida de clases.
Luego el camino de su casa a la escuela en camioneta era de cinco a tres minutos. Eso lo había contado a la hora de entrada a clase.
Contó un poco más. Los trámites que su madre debía completar para sacarlo de clases antes de la hora de la salida, tardaban aproximadamente diez minutos.
Pero al ya conocer a la señora Na, por las numerosas veces que había retirado a su hijo antes de tiempo. Sólo tardaría dos minutos.
Así que la profesora lo sacaría en tan sólo cinco segundos.
─ Profesora, Young. Vengo a retirar a Na Jaemin de clases.
O tal vez menos.
Contó mal. Eso lo tendría en cuenta.
• ꒰ a new jisung ꒱ •
Ahora sus ánimos eran completamente distintos. Ya no estaba encerrado en la escuela con miedo. Un miedo en el que ni él estaba seguro de la razón.
Estaba de pie en el aeropuerto. Esperando con ansiedad ver a algún chiquillo de su edad.
Veía cómo del avión de Japón bajaban personas por montones. Y ninguno era conocido a su vista.
Hasta que vio cómo dos siluetas se acercaban a él.
Abrió sus ojos cómo platos.
Reconoció inmediatamente la silueta femenina. Sin embargo, quedó petrificado al ver la silueta masculina. Demasiado grande para ser su amigo.
Era imposible que ese chico alto y esbelto sea su mejor amigo.
¿Pero por qué le sonreía tanto? Dios. Ese sí era Park Jisung. Esa sonrisita era imposible de olvidar o comparar.
El chico alto soltó su mochila y corrió en dirección al de cabello celeste. Quién al ver ese rostro tierno ser iluminando con tanta alegría, también tomó impulso y corrió hacia el más alto.
─ ¡Nana! ─gritó el menor, mientras abría sus brazos para recibir el delgado cuerpo de su amigo.
─ ¡Sunggie! ─correspondió el contrario, lanzándose encima de su amigo. Abrazándolo por el cuello y sintiendo cómo el contrario lo apretaba con mucha fuerza contra él.
─ Finalmente nos volvemos a ver. ─dijo el menor entre su abrazo. Haciendo sonreír al peliceleste.
• ꒰ a new jisung ꒱ •
─ Me gustaría pedir bolitas de arroz con pollo y salsa. ─dijo Jaemin amablemente a la mesera que sólo asentía y escribía en la libretita su pedido.
Jisung abrió sus ojos asustado.
─ ¿Vas a pedir eso, Jaemin? ─preguntó con sorpresa y terror a la vez. Confundiendo al nombrado y a la madre de este.
Na ladeó su cabeza, mostrando su confusión.
─ Sí, ¿Por qué?, ¿Sucede algo con eso? ─preguntó.
─ Oh.. ─soltó suavemente─ ¿Haz pensado en las masas y calorías que vas a comer? El arroz tiene mucha masa que hará que engordes. El pollo tiene mucha aceite. Y a la salsa le agregan mucho condimento. ─soltó─ Es una comida que sólo arruinara tu cuerpo.
Jaemin abrió su boca en "o". Dándole la razón al menor.
La mesera sólo los veía confundida.
─ ¿Su pedido sigue en pie, joven? ─preguntó curiosa.
─ ¿Podría cambiarlo a una ensalada de frutas, por favor? ─soltó, Jaemin.
Jisung asintió de acuerdo en pequeño con su cabeza.
Mientras la señora Na veía todo en estado de shock. Dirigió su mirada a la madre del menor, quien estaba mirando desconcertada todo.
¿Qué había pasado?
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