Narradora:
Hace mucho tiempo, vivía una niña llamada T/N. Una niña normal, como todas. Claro que, ella no observaba el mundo como realmente era, si no como quizá podría ser si tuviera un poco de magia.
Para su madre y su padre ella era una princesa; cierto, no tenía un título ni una corona ni un castillo, pero ella gobernaba su propio pequeño reino cuyas fronteras eran la casa y la pradera a las orillas del bosque, donde su pueblo había vivido por generaciones con el señor Ganso y toda su familia de animales.
T/N: Oye, tú —se dirigió al Ganso el cual tomaba la comida de los pequeños ratones a los que estaba alimentando— ¿Qué crees que estás haciendo? Deja que los pequeños coman, no querrás que luego te duela el estómago.
La madre de T/N, Annie, admiraba y reía al ver a su hija discutir con un animal, que ni siquiera le podía responder.
T/N: Ay, Koda, eres un ratón doméstico no uno de jardín. ¿No es así, Mei? —dijo tomando en sus manos al ratón pachoncito de nombre Koda— No te comas el almuerzo del señor Ganso. Tu ya tienes el tuyo, ¿verdad, mamá?—Annie sonrió, le encantaba ver a su pequeña interactuar con las pequeñas criaturas del jardín—
Annie: ¿Todavía piensas que ellos te entienden, no?
T/N: ¿Tu no, madre? —preguntó volteando a verla.—
Annie: Sé bien que los animales nos oyen, y también hablan si los escuchamos atentamente, nos enseñan a cuidarlos.
T/N: ¿Y quién nos cuida a nosotros? —preguntaba curiosa—
Annie: Pues las hadas madrinas, desde luego —respondió con simpleza—.
El Hada Madrina era una leyenda que su madre le contaba a menudo. Cuenta la historia de las hadas madrinas que cuidan de quienes tienen corazones de oro, quienes luchan por un bien mayor a pesar del sufrimiento de la vida, quienes creen en la magia. Suena como una de esas historias extrañas, pero para T/N, no es sólo un cuento de hadas, es real.
T/N: Y ¿tu crees en ellas también?
Annie: Sabes bien que creo en todo —sonrió acercándose a su hija—
T/N: Entonces yo también voy a creer en todo —su inocencia hizo sonreír a Annie—
Su padre, Oliver, era un comerciante y por su ocupación tenía que viajar mucho. Siempre volvía con tributos de las tierras y pueblos a la pequeña zona bajo el reinado de su pequeña hija.
(T/a= tu apodo y T/A= tu apellido)
Oliver: ¡T/a! —gritaba desde la carreta ya casi en la entrada de la finca de los T/A— ¿A dónde fueron mis hermosas doncellas?, ¿Dónde están mis tesoros?.
T/N lo extrañaba mucho cuando salía de viaje, pero sabía que siempre regresaría. Siempre encuentra el camino regreso a casa.
Oliver: ¡Hija! —bajó de la carreta emocionado, arrodillándose para recibir a su hija—
T/N: ¡Papá, bienvenido! —saltó a los brazos del hombre. Oliver la alzó dándole una vuelta en un fuerte abrazo, donde la pequeña reía divertida—
Oliver: Vaya, creciste —dijo dejándola sentada con cuidado a la orilla de la fuente que se encontraba justo en frente de la entrada de su casa—
Se arrodilló quedando a casi la misma altura de su hija, quien sonreía alegre. Un ayudante de Oliver pasó rápidamente por su espalda, y le entregó algo que la pequeña no alcanzó a decorar que era.
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La Cenicienta
FanfictionUna adaptación del clásico cuento de la Cenicienta pero con el ligero cambio que como príncipe esta el Todorico digo digo Shoto Todoroki. Así que si quieres ser su princesa pues que esperas lee este fic!! Esta historia es en un universo diferente en...