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Narradora:

El mayor consuelo de T/N eran las cartas que le enviaba su padre durante su viaje. Las semanas de ausencia se convirtieron en meses pero cada día le brindaba sus pensamientos desde algún paraje distante. Hasta que una tarde...

T/N abrió la puerta de entrada y ve a el ayudante de su padre quitarse el sombrero frente a ella.

T/N: ¿Sr Mirai? -preguntaba confundida pues, ella esperaba a su padre-

Sr Mirai: Señorita T/N, es su padre. Mi señorita, él enfermó en el trayecto... Falleció, señorita... Se ha ido... Hasta el final habló de usted nada más, y de su madre... Me pidió que le diera esto -el granjero le entregó un clavel blanco con un envase sencillo de vidrio el cual tenia agua adentro.

Momo: Pero, mi encaje... -decía triste-

Kemy: ¿Y mi parasol? -igual que su hermana-

Madame: ¿No lo entienden? ¡Nada de eso importa! -decía algo harta-

T/N se volteó al escuchar esas palabras.

Madame: ¡Es nuestra ruina! –alterada– ¿Cómo vamos a vivir?

 Las tres se fueron y dejando a T/N con el granjero afuera.

T/N: G-gracias -una lágrima rodaba por su mejilla- Imagino lo difícil que fue para usted...-cerró la puerta. Esa flor, esa flor era lo único que quedaba vivo de su padre, de su familia-

Para subsistir, había que tomar medidas. La madrastra de T/N despidió a la servidumbre. Madame y sus hijas abusaban de su bondad, y poco a poco consideraron a T/N menos como hermana y más como una mucama. Y así, T/N terminó haciendo todo el trabajo. Esto...Era bueno, pues la distraía de su dolor; al menos eso era lo que su madrastra decía, y para ella y sus dos hijas era un enorme placer ofrecer a T/N muchas, pero muchas distracciones. En su defensa, siempre compartían con ella sus propios alimentos...O al menos, las sobras de la mesa. Tenía muy pocos amigos, o más bien amigos de poca estatura. 

T/N: Ahí están –agarro el plato de la mesa y lo coloco en el suelo ala estatura de sus amigos– ¿Quieren comer conmigo? –tomo una taza y la puso boca abajo simulando ser una mesita para sus amigos y empezó a repartir la comida para ellos–

 Pero los amigos que tenía los trataba con verdadero cariño y generosidad. 

A veces al final del día hacia mucho frio en el ático como para pasar la noche y se acostaba cerca de la chimenea para entrar en calor. A la mañana siguiente, el ruido de las campanas hizo a T/N despertar miro la hora en el reloj y se puso a hacer el desayudo a la velocidad de la luz.

Madame: Así que no esta el desayuno? –dijo con ira– 

T/N: Ya esta Madame, solo avivo el fuego 

Madame: en el futuro podrías no llamarnos hasta que hayas terminado

T/N: Lo que usted diga –agarro el azúcar y la sal los puso en la mesa, la madrastra se percato sobre la ceniza que tenias en la cara–

Madame: T/N que tienes en la cara –las hermanastras empezaron a mirar tu rostro y "intentaban"  no reír en frente de ella-

Momo: son cenizas de la chimenea –dijo con obviedad–

Madame: Ve a limpiarte ahora mismo –dijo con asco–

Momo: Llenaras con cenizas el té –dijo con repulsión–

La CenicientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora