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entregar los comunicados fue más rápido de lo que pensamos, por lo que estuvimos los últimos 30 minutos de la jornada sentados en el suelito de la cancha simplemente disfrutando del sol y el viento entre una conversación sin mucho sentido.

-¿en qué momento mi mamá te habló? -pregunté cuando ya íbamos caminando a paso lento hacia mi casa.

-siempre me la topo cuando vamos a buscar el pan, es un amor y muy guapa -respondió mirando hacia el suelo, viéndose concentrado en el movimiento de sus propias piernas.

-¿y yo? -pregunté riéndome, dirigiéndole la mirada para estar atento a su respuesta, buscando molestarlo.

-igualito a tu mamá en lo lindo, pero en lo otro no tanto -dijo riéndose, logrando contagiarme de su risa. a veces pensaba que era casi mágico como podía llegar a sentirme con la compañía del changbin, nuevamente ponía sobre la mesa que me hizo brujería, o tal vez realmente estamos hechos para ser amigos cercanos y a eso debería acostumbrarme pronto.

-no te voy a invitar a tomar once si me molestai -dije cruzándome de brazos al momento en que llegamos a mi casa, el camino me resultó mucho más corto de lo recordado.

-tu mami si me va a invitar -respondió acercándose a mi logrando intimidarme gracias a la posición en la que estábamos, de pronto estar apoyado sobre la reja se sintió un poco abrumador, sobre todo si tenía al changbin casi sobre mi.

a pesar de mi nerviosismo logré tomar las llaves de mi bolsillo y abrir la puerta para dejarlo pasar primero. la casa estaba fresca y tranquila, mi mamá aún no llegaba, así que eso significaba que estaríamos solos por un par de horas y eso era un total peligro para mí, porque mi corazón me estaba jugando una broma pesada y se aceleraba cada vez que la distancia entre el changbin y yo se acortaba.

-¿quieres poner música y comer algo? -pregunté en un tono casi imperceptible, pero el changbin parecía atento y logró oírme.

-relájate felix, te ves preocupado -dijo dedicándome una sonrisa amplia y sincera, aprovechando el espacio entre ambos para llevar su mano hasta mi cabeza y acariciar mi cabello dejándolo algo despeinado. -pero si me ofreces juguito te digo que si.

por alguna razón no podía calmar las emociones dentro de mi cuerpo, definitivamente tenían que ser una broma de mal gusto, un autosabotaje. la caricia del changbin sobre mi pelo me dejó algo confundido, yo solía compartir ciertas muestras de afecto físico con mis amigos pero esta muestra de afecto era completamente distinta sin una razón aparente, simplemente se había sentido diferente.

cuando volví de la cocina con el vaso de jugo, el changbin estaba sentado sobre el sofá, su mochila estaba usando la silla del frente, dejando el único espacio libre a su lado para mí, por lo que me senté junto a él dudando unos segundos y luego le pasé el vaso sintiendo mi mano temblar al rozar sus dedos algo fríos por la temperatura del aire. había traído también un brownie para dejarlo sobre la mesita que estaba frente al sofá, lo había horneado la noche anterior y me hacía cierta ilusión que el changbin lo probara.

-¿lo hiciste tú? -preguntó tomando un trocito para luego comerlo, me quedé atento mirando su reacción y luego de que lo comió asentí con la cabeza en respuesta, aún mirándolo fijamente -te quedó rico, llévame un poquito mañana para el colegio -dijo riendo despacito, esta vez acomodándose mejor sobre el sofá, acortando un poco la distancia entre su cuerpo y el mío.

habíamos dejado sonar música en aleatorio en un volumen suave mientras esperábamos a mi mamá, así que ahora estábamos prácticamente pegados el uno al otro escuchando una canción que nunca había escuchado antes. por un momento cerré mis ojos, dejándome llevar por el momento, todavía mi corazón latía como loco, ya el perfume del changbin no me molestaba como antes, y la mayor prueba de eso era que me tenía con la cabeza apoyada en su hombro, ¿eso significaba que ya éramos amigos cercanos? no podía entender como el axe chocolate pasabe de darme asco a gustarme.

axe chocolate  ✰ .. ! changlix chilensis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora