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Boruto amaba ser omega, amaba poder oler a su mamá y su hermana, amaba que podía decir solo con su aroma el estado de ánimo de cada integrante de su familia, cuando era pequeño el aroma que más amaba era el de su padre, su distintivo olor a menta lo relajaba y siempre lo hacía sentir como en casa, teniendo una nariz sensible era extraño que un aroma le llamará la atención. Creció en una familia rodeado de amor y atenciones, todos lo mimaban mucho por ser un omega en su familia y el amaba cada segundo de ello.
Iba a la escuela con todos sus amigos, era alguien muy alegre y se le hacía fácil hacer amigos donde quiera que iba, actualmente tenía quince años y estaba por cumplir los dieciséis, era muy popular en su escuela y además tenía una larga lista de pretendientes, Boruto sabía que su olor a vainilla con canela atraía a muchos alfa, betas e incluso omegas, él no hacia alarde de ello y siempre rechazaba lo más gentil que podía a cada uno, por el momento Boruto no estaba en busca de una relación y se los hacia saber pues no quería que nadie se hiciera falsas ilusiones con él.
Era extraño que alguien nuevo llegará a mitad de clases pero no era imposible, a Boruto le llamó la atención el nuevo estudiante de intercambio, era más alto que él y también era muy pálido, su cabello azul se veía muy bonito y sus ojos amarillos eran hermosos, Boruto sonrió en su dirección cuando sus miradas se cruzaron, escucho atentamente su presentación y le gusto su nombre, sentía que Mitsuki realmente le quedaba.
Mitsuki se sentó a lado suyo y fue cuando lo sintió, el tenue olor a café con caramelo, Boruto sintió sus mejillas calientes y un extraño tirón en su vientre, por primera vez actuó de forma nerviosa frente a alguien. Saludo torpemente a su nuevo compañero de asiento y durante el resto de clases se sintió flotando en una nube, el pensamiento de querer sentarse en las piernas de Mitsuki y hundir su nariz en el cuello del pálido no lo dejó en paz todo el día, aún cuándo las clases terminaron seguía recordando el aroma de Mitsuki.
Al llegar a su casa corrió directamente a su habitación, tiro su mochila a cualquier lugar de la habitación y asegurándose de cerrar con seguro la puerta se desvistio rápidamente, pensó que una ducha fría haría que su mente se aclarará, sentía el cuerpo caliente y sabía que su agujero había goteado un poco, ya en la ducha dejó que el agua fría lo ayudará a refrescarse, sin embargo a su mente llegó el recuerdo del aroma de Mitsuki, sin poder evitarlo empezó a tocarsea si mismo con el recuerdo del olor de su compañero, dos de sus dedos se perdieron en su interior mientras imaginaba que era Mitsuki quién lo sometía mientras era envuelto por su adictivo aroma. Aquello basto para que su orgasmo lo golpeara en toda su gloria dejándolo con las piernas débiles.
Con la vergüenza burbujeando en su interior intento olvidar lo sucedido y se hizo amigo de Mitsuki, el alfa era bastante particular pero eso solo alimento la curiosidad de Boruto, poco a poco el chico de cabello azul fue ganándose el corazón de Boruto sin ser conciente de ello, conforme más tiempo pasaban juntos más crecía el anhelo de Boruto, ya no se avergonzaba de masturbarse con la imagen de Mitsuki en su cabeza, cada que podía intentaba grabar en su nariz el aroma a café y caramelo del alfa, se había vuelto adicto a él.
Mitsuki por su parte estaba feliz de ser amigo de Boruto, sin embargo poco a poco se dio cuenta que sus sentimientos estaban cambiando y veía como su omega al rubio, no era tonto y había visto como si amigo lo veía, no negaba que no le era indiferente pero también estaba la duda de si en realidad no se estaba imaginando cosas.
Boruto y Mitsuki se habían vuelto más y más cercanos, al grado de que para su grupo de amigos no era extraño encontrar a Boruto sentado sobre Mitsuki mientras se daban de comer, no les sorprendería que terminarán siendo novios, de hecho tenían apuestas sobre quien daría el primer paso.
Fue el destino quien jugó sus cartas, había sido un día normal, Mitsuki y Boruto estaban en una bodega de la escuela buscando unas cartulinas que su maestro necesitaba pues se habían ofrecido para ayudar, estaban hablando tranquilamente cuando el aroma de vainilla y canela cubrió toda la habitación, ambos se tensaron al entender que Boruto había entrado en celo.
Boruto no recordaba como terminaron con él encima de Mitsuki solo con la camisa del colegio puesta mientras subía y baja sobre la polla de Mitsuki rebotando como si no hubiera un mañana, lo único en lo que podía pensar era en café y caramelo cubriendo sus sentidos, se sentía casi drogado con la lengua de fuera mientras pedía más más y más, de un momento se otro Mitsuki lo volteo como si no pesará nada, Boruto con el rostro apoyado contra el frío piso del aula mientras Mitsuki lo follaba sin sentido mientras gruñia su nombre, no reconoció sus propios chillidos y lloriqueos, no fue conciente en que punto comenzo a llorar rogando por el nudo de Mitsuki, solo recuerda haber visto estrellas al sentir el nudo de Mitsuki hincharse en su interior mientras él se corría otra vez porque había perdido de cuantas veces se había corrido desde entonces.
Lo último que supo antes de desmayarse es haber ronroneado al sentir el peso del cuerpo de Mitsuki sobre él mientras su aroma lo envolvía.
Fin.