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•Boruto Uzumaki un omega recién casado hace apenas dos meses, aun estaba en su fase de Luna de miel, su amado esposo Mitsuki mejor conocido como su Lunita seguía mimandolo cada día más, sin embargo por estar flotando en las mieles del amor se dio cuenta con temor que aún no había construido un nido apropiado para su hogar. Entre su compromiso, la preparación de la boda, los planes de su luna de miel, su mudanza a una casa más amplia para ellos y sus futuros cachorros, su boda en si, su luna de miel, Boruto había olvidado por completo que aún no había preparado nada para la construcción de un nido para su alfa y para él.
Eso no sería un problema si Boruto no supiera que era lo bastante quisquilloso a la hora de escoger materiales para su nido, desde que se había presentado como omega a la edad de quince años había tenido problemas para construir sus nidos debido a sus altas exigencias, que si la sabanas eran muy ásperas, demasiado esponjosas, peludas, deficientes, que si las almohadas no eran del tamaño correcto, del color que quería de la forma que quería, entre otras muchas cosas, la primera vez que construyó un nido le tomó un año entero sentirse lo suficientemente satisfecho para pasar sus celos en el. Ahora tenía tan solo tres meses antes de que su celo llegará y lo golpeara con todo.
Verán debido al avance en la tecnología ahora los omegas podían controlar su ciclo de celo tal como las mujeres controlaban sus anticonceptivos, los omegas (ya sean hombre o mujeres) iban con un especialista que les recetaba diferentes tipos de supresores hasta encontrar uno que fuera compatible con sus hormonas y así controlar su celo, sin embargo debían dejar que su celo llegará al menos una vez al año para que sus feromonas no se descontrolaran y evitar futuras repercusiones como la infertilidad o quistes en los ovarios (si tanto varones como mujeres podían padecer eso), al igual los alfas podían inyectarse un supresor de seis meses de duración y al igual que los omegas tenían que tener una rutina al menos una o dos veces al año dado sus altos niveles en feromonas, ya que de lo contrario podrían padecer igual infertilidad o disfunción eréctil.
Boruto estaba enloqueciendo porque al ser un omega emparejado tenía que pasar su celo con Mitsuki y sabía que no podría hacerlo sin sentirse incómodo al no tener un nido, esto debido a que los omegas emparejados tendían a tener listos sus nidos para estas ocasiones ya que es donde los omegas se sentían más seguros, el rubio no estaba nada seguro de poder encontrar los materiales a su gusto en tan poco tiempo, se debatía entre posponer su celo o arriesgarse a no tener un nido cuando llegará el momento y sentirse inútil como omega, si posponia su celo sabia que su pareja lo apoyaría como siempre lo hacía pero sabia que se preocuparía por él ya que Boruto siempre había tenido problemas con sus feromonas debido a que sus padres eran ambos alfas, por lo que debido a su alta genética heredó los altos niveles de feromonas de su linaje.
Boruto se mordía las uñas de los dedos nervioso desplomado en el sofá, entrando en frenesí esperando la llegada de Mitsuki, quería su opinión porque era importante para él y porque si era sincero consigo mismo estaba indeciso, viendo con impaciencia el reloj se dio cuenta que Mitsuki llegaría en cualquier momento. Al escuchar las llaves en la puerta se sentó correctamente en el sofá, rebotando una de sus piernas sin darse cuenta.
—Estoy en casa.—. Anunció Mitsuki dejando las llaves en el cuenco rosa palido de la mesita de la entrada.
—Bienvenido a casa.—. Respondió Boruto con aún perdido en sus pensamientos.
Al escuchar la voz distante de su marido Mitsuki levanto la mirada terminando de quitarse los zapatos remplazandolos por sus pantuflas de casa, acercándose rápidamente hacía él tomó sus manos mientras tomaba asiento a su lado.