Si había algo de lo que Mitsuki siempre había podido hacer alarde era sobre su autocontrol, siempre había podido mantener sus instintos a raya sin que afectará ninguno de sus entornos, siempre frío y calculador en la escuela.Eso hasta que Boruto Uzumaki entró en la ecuación.
Boruto Uzumaki fue su perdición, el pequeño rubio ingreso a medio año escolar, el primer día llegó vestido impecablemente con una falda blanca, un suéter rosa pálido de gran tamaño, botas blancas con plataforma que le llegaban a mitad del muslo, un lindo collar anti-mordidas adornaba su niveo cuello, tenía pasadores en forma de corazón recogiendo unos mechones de su rubio y sedoso cabello, pero lo más destacable de su apariencia eran sus hermosos ojos tan azules como el cielo despejado de un día de verano.
Boruto era bastante extrovertido, había hecho amigos rápidamente y contrario a su apariencia era bastante rudo y valiente, Mitsuki también había caído en sus encantos, que fueran compañeros de asiento había aceleraso el proceso.
Diariamente iban a la casa de Boruto y hacían la tarea juntos, la mayoría del tiempo terminaban rápido y terminaban jugando algo que a Boruto le pareciera interesante, Mitsuki no tenía gran conocimiento sobre videojuegos y dejaba que Boruto escogiera lo que él quisiera, no tenía gran problema con eso, le gustaba pasar todo el tiempo posible con él de todos modos. Aunque también era una tortura porque el alfa de Mitsuki ya lo había reclamado como suyo, lo que quería decir que sus instintos le decían que debía marcar a Boruto y olerlo hasta que lo único en lo que pudiera pensar fuera en su alfa, en más de una ocasión tuvo que luchar contra sus instintos luchando para que sus colmillos no salieran y no hicieran una locura, su autocontrol pendía de un hilo debido al omega.
Obviamente no era su culpa, tampoco suya ya que se esforzaba por mantener a raya esos instintos primitivos de alfa, él quería que Boruto le perteneciera pero porque el omega así lo decidiera, no por sus instintos y sus castas, no quería amarrarlo, quería adorarlo, ser su compañero de vida y que le permitiera estar a su lado y amarlo hasta el último de sus suspiros.
Aunque sus instintos le estuvieran causando problemas también le eran útiles, ejemplo de ello era que siempre sabía cuando su omega estaba triste o desanimado, Mitsuki no dudaba en ir corriendo con dos bolsas de hamburguesas picantes, ver el rostro lleno de alegría de Boruto no tenía precio, también era muy útil cuando sentía que Boruto estaba en peligro, no tardaba en encontrarlo y en darle una lección a cualquiera que intentará lastimar a su pareja.
Eventualmente se volvieron una pareja oficial, Mitsuki incluso lo cortejo y consiguió la aceptación de su suegro, cosa que no había sido sencilla porque Naruto Uzumaki era muy sobreprotector con sus hijos y en especial con Boruto, sus primeras citas fueron con Himawari de guardián; la pequeña alfa era bastante cautelosa con él al principio porque Boruto era su adoración, aunque logró ganarse su afecto y aprobación. Con Hinata había sido más sencillo, aunque de entre todos los Uzumaki quien le daba más miedo era sin duda la señora de la casa, era sumamente dulce y amorosa, pero una mirada bastaba para hacer que cualquiera retrocediera en caso de amenaza.
Al ser pareja las cosas se volvieron más difíciles para el alfa, la idea de hacer suyo a Boruto solamente incrementaban, sabía que era la parte primitiva de su biología y que reprimirlo solo desencadenaría que eventualmente explotará.
Y explotó.
El desencadenante fue nada más y nada menos que Kawaki, el extraño chico nuevo de alguna manera logró hacerse amigo de su omega y desde el principio tuvo una extraña obsesión por los Uzumaki, en especial por su solecito. Boruto y él rara vez peleaban, pero desde la llegada de Kawaki peleaban por cualquier mínima cosa, Mitsuki admitía que aveces sus celos lo cegaban y no lo dejaban ver más allá, pero siempre pedía perdón cuando sabia que se había equivocado. En esta ocasión no fue así, la discusión se debía a que Kawaki se tomaba atribuciones con el omega que sinceramente no le gustaban, desde tomarlo de la mano, invitarlo a salidas de amigos que más bien eran citas, y lo peor era que olfateaba a su omega. Eso era inaceptable para Mitsuki, solo él podía hacer eso, después de todo él era el alfa de Boruto.
El rubio siendo el terco que era argumento que veía cosas donde no eran, que solo eran sus tontos celos hablado por él y que confiara en él porque al único a quien amaba con todo el corazón era a Mitsuki, terminaron diciendo cosas de las que se arrepentían y llevaban más de una semana sin hablarse.
Era sábado en la tarde cuando Mitsuki sintió que su omega estaba en peligro, por lo regular los sábados Mitsuki se la pasaba en casa de Boruto o viceversa, sin embargo debido a su pelea Mitsuki no se sintió lo suficientemente valiente como para ir, así que terminó en su apartamento escuchando canciones de Vicente Fernández, eran muy su problema con que canciones decidía ponerse triste.
Estaba a media cantada de Y cómo es él, cuando sintió la inconfundible sensación de miedo de Boruto en lo profundo se su mente, no dudó ni un segundo en ponerse sus zapatos y salir en busca de su omega, por suerte no estaba muy lejos de su casa. Todo lo que vio fue rojo cuando vio que Kawaki estaba intentando propagarse con él, solo se detuvo cuando Boruto lo abrazo por detrás y le rogo que se detuviera, fue ahí que su instinto de le ordenó que consolara a su pareja. Kawaki debajo de él apenas y podía parpadear con tantos golpes que había recibido, Mitsuki se levantó de encima de él y lo pateo una última vez solo por gusto propio ganándose un querido agudo de dolor.
—Si te vuelves a acercar a mi omega o a cualquier Uzumaki me voy asegurar de desaparecerte de la fas de la tierra. —. Susurro con los ojos brillando en rojo alfa.
Tomando la mano de Boruto lo sacó de aquel callejón con dirección a su departamento, durante el trayecto ninguno de los dos dijo nada, al entrar en su casa llevo directamente a Boruto a su habitación.
—¿Qué..? —. Boruto fue interrumpido por el abrazo abrupto de Mitsuki, parpadeando varias veces correspondió el abrazo dejando caer al fin las lágrimas que no sabía que había estado reteniendo.
—Lo siento, lo siento, debí estar ahí para tí, lo siento tanto Boruto. —. Sollozo Mitsuki ocultando su rostro en el cuello del rubio intentando controlar sus emociones, toda la rabia y la impotencia que sintió al ver a su pareja en peligro, su mente no dejaba de atormentarlo pensando en que hubiera pasado si no hubiera llegado a tiempo.
—Tenía tanto miedo, l-le pedí que se detuviera y no me escucho, intente huir y golpearlo pero no pude, perdón Mitsuki, debí haberte escuchado, perdón, tú no tienes la culpa de nada alfa. —. Gimoteo Boruto, el miedo y la culpa se retorcian en su interior, las escenas de Kawaki queriendo someterlo y besarlo no desaparecían, el asco de haber sentido como olía sus glándulas de olor, algo tan íntimo que solo su alfa y familia podía hacer. Se había sentido tan asqueroso, por suerte Mitsuki había llegado a rescatarlo y ahora lo único que podía oler era la menta fresca de Mitsuki, el olor de su alfa.
Se quedaron varios minutos solo abrazándose, eventualmente terminaron acurrucados en la cama de Mitsuki, Boruto había hecho un nido improvisado para ambos y el alfa no pudo evitar sentir una punzada de calidez en el corazón al ver a Boruto hacer un nido para ambos, con su omega seguro entre sus brazos no pudo evitar pensar que ese era el lugar donde Boruto pertenecía. Seguro y amado entre sus brazos, aún tenían un largo camino por recorrer en su relación, pero Mitsuki le daría la bienvenida con los brazos abiertos, mientras tuviera a Boruto podría con cualquier cosa que el destino les deparará.
Sus instintos aún persistían en su interior, pero a la vez que eran molestos también eran una herramienta útil para proteger a su omega, en lugar de reprimirlos aprendería a vivir y usarlos en su beneficio.
Cualquier cosa valía la pena mientras Boruto fuera feliz y estuviera seguro a su lado.
Fin