6. Ψυχή

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—De verdad no entiendo por qué quieres ir al museo a esta hora. ¡Todos están en los dormitorios! Aparte, ¿no está cerrado?

Junhui negó con la cabeza, sin dejar de sonreír aunque Minghao se estaba quejando.

—No está cerrado... O bueno, no para nosotros.

Su amigo le dió una mirada extrañada.

—¿Qué quieres decir con eso?

Jun sólo rodó los ojos.

—Sólo sígueme y ya. Está abierto, ¿okey? Iremos a la Sala Acheronte.

Algo resonó en Minghao y miró al suelo por el cual caminaban. Tuvo la efímera visión de su reflejo en la superficie del agua oscura, sólo que había algo diferente en su rostro, como si no fuera el mismo, pero al mismo tiempo viera una parte de sí que era más real.

Parpadeó y aquella visión se fue, pero cuando levantó el rostro se dió cuenta de que ya habían llegado al museo de arte de su universidad.

Estaba dividido por salas que tenían temáticas por época. Minghao sabía que la Sala Acheronte era del arte grecorromano.

Entraron y pasaron por el lobby principal, que estaba desolado. Cruzaron la sala de arte barroco y la del arte renacentista, hasta llegar a las puertas de madera dónde sólo una estaba abierta.

Cruzaron y entraron a la sala con la cúpula pintada de un fresco de la Guerra de Troya.

Minghao ya había estado ahí antes, pero eso no evitó que mirara a su alrededor con asombro.

—¿Y exactamente cómo quieres que te dé un recorrido guiado empezando por... aquí?

Minghao se calló, mirando detrás de Junhui, el cual había sacado su celular para revisar la hora, pero al notar el vacilar de su amigo, levantó la vista con las cejas alzadas en cuestión.

Después se dió cuenta de que algo había capturado la atención de Minghao.

Junhui miró por encima de su hombro y lo que notó fue a Mingyu de pie, más allá, entre varias de las esculturas, debajo de la de Zeus.

Él también veía en su dirección.

Aunque lo que más llamó la atención de Junhui fue el hombre que lo acompañaba, pues Wonwoo también estaba ahí.

—¿Qué hace él aquí...?

Escuchó a Minghao decir por lo bajo. Junhui lo tomó de la muñeca y lo arrastró consigo hacia los otros dos jóvenes.

—¡Hey, Jun! —Su amigo le reclamó, pero seguía lanzando miradas a ese mismo joven que le había dado la granada.

Minghao no había podido sacarlo de su pensamiento desde su encuentro con él en el jardín botánico.

Ambos jóvenes llegaron con los otros dos, y por fin notaron la presencia de un tercero, el cual era Seungcheol.

—Llegaron, me da gusto. Hola, Perséfone —dijo Seungcheol, estirando su mano hacia Minghao.

Aunque Mingyu la tomó con fuerza, alejándola del joven, sin permitir que Seungcheol y Minghao estrecharan las manos.

—Él no lo recuerda y no te atrevas a tocarlo, ni siquiera a respirar cerca de él —dijo, con el ceño fruncido y voz grave.

Todos, menos Seungcheol, lo miraron extrañados. Especialmente Minghao, que no conocía a ninguno de los tres hombres frente a él, pero ese comportamiento del cual sí había visto, le pareció muy peculiar.

Y lo más curioso es que lo habían llamado «Perséfone».

Recordó la granada. Recordó que la tomó de la mano que se la ofrecía. De aquel joven tan alto. Con un aura alrededor de él a la que Minghao se sentía atraído.

Aegis (SEVENTEEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora