Veía su reflejo en la fuente, tan triste y tan derrotado. Su piel no tenía el típico brillo y su cabello rubio estaba sin decoración. Venus se sentía desolado, en una tragedia sin fin a la que nunca pensó llegaría algún día. Sus propios dones se burlaban en su hermosa cara y sólo podía sonreír con desdicha.
Sí, Venus se sentía desdichado. Tenía una vida de la cual quería escapar porque no quería a su esposo y al dios que amaba no le importaba de esa manera.
Porque lo amaba, se había enamorado de Marte como nadie nunca amaría a alguien más. Y era la primera vez en toda su existencia que sucedía eso. Irónico que la diosa del amor nunca lo haya sentido hasta ese momento.
Y lo hizo en Ares, el dios de la guerra, su supuesto opuesto. Aquel magnífico ser que lo trataba tan bien... pero le había dicho que era su amigo y nada más. Así que sonrió de nuevo y quiso llorar, pero siguió viendo su reflejo. La belleza triste y todos los sentimientos de agonía que ahora lo embargaban.
Podía esconderse en su jardín, de Hefesto lo lograba sin problema, pero había alguien que siempre lo encontraba sin importar qué.
—¿Afrodita?
Escuchó la voz profunda que ya conocía tan bien detrás de él y aunque al principio no se atrevió a verlo, fue valiente y lo miró.
De pie, tan guapo y fuerte como siempre, con su armadura y su capa roja, con la espada en la cadera y su porte firme. Ahí estaba Ares, mirándolo fijamente y notando enseguida que había algo mal con la diosa.
—¿Pasa algo, Afrodita? —preguntó sin perder el tiempo, acercándose a él. La diosa se quedó sentado en la orilla de la fuente, sonriendo con tristeza y negando con la cabeza.
—Oh, no es nada, es sólo-
—No me mientas, por favor, desde la última vez que nos vimos supe que algo anda mal contigo y ahora es más evidente para mí.
Ares no habló con dureza, al contrario, había preocupación en su voz y su gesto también demostraba consternación.
Afrodita bajó las cejas y miró su regazo en donde tenía sus manos. Realmente no servía mentirle, y no quería hacerlo. Ya no.
Pero todo cambiaría si revelaba la tormenta de su interior y todos esos sentimientos que cargaba en él.
Alzó la mirada y Ares seguía de pie, esperando por su respuesta honesta. ¿Qué podría decirle? ¿Qué su esposo lo abusaba y que se había enamorado de él cuando sabía que el dios de la guerra no le correspondía?
¿En qué momento su vida se había vuelto tan trágica? Venus Felix... Vaya ironía.
Tomó aire y se atrevió a hablar.
—Ares... Nuestra amistad... Es peligrosa. Porque yo... —No podía decirlo, él, la diosa más bella y fascinante, con ojos grandes y tristes.
No se parecía al mismo que Ares vio aquella vez, aquel que conoció con su aire casquivano y toda la sensualidad exudando de él. Ahora era un lirio que no estaba nutrido.
Se le rompió el corazón y no quiso verlo así. Todo menos eso, ya le había dicho que haría lo que fuera con verlo sonreír. El mundo podía irse a la destrucción por esa simple causa, a Ares no le importaba nada más que ver a Afrodita feliz.
Sin embargo, había algo que jamás imaginó y se sintió un tonto por no haberlo notado antes.
La causa de la congoja y sufrimiento de Afrodita... Era él.
—Soy la diosa del amor... Y hoy sufro las desdichas que este trae a los enamorados. Y es por ti, Marte. Me he condenado.
Reveló y cerró sus ojos con pesar, con labios temblorosos. Ese gesto destruyó a Ares que abrió la boca y parpadeó varias veces. Así que eso era. Así que la bella Afrodita era el amor mismo y este se sentía traicionado y mal recibido.
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Aegis (SEVENTEEN)
Fanfiction❝ una guerra en el pasado, entre dioses y humanos. una guerra que no se puede evitar, con el propósito de la destrucción de las almas divinas, su depuración extendida sin periodo de tiempo, para proteger a los dioses de su perdición. llegó el moment...