Capítulo Cinco

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Por alguna extraña razón me dieron ganas de cocinar.

Debía mostrarme generosa con algunos compañeros, los cupcakes estaban perfectamente decorados.

Con la bandeja en mano toqué la puerta.

—Hola Michael, ¿podrías llamar a Liam?

—¿Quién es Liam?

—Pues... eh...el chico alto de cabello oscuro, sonrisa radiante y buen humor.

—Ese Liam.

¿Cuántos Liam viven en su casa?

—Si.

—No está, Sally vino por él.

Cerró la puerta empezando a caminar hacia el ascensor, desprevenidamente se giró y tomó un cupcake.

—Gracias por el panquecito y si no te apuras llevarás tarde.

—Aún es temprano.

—Faltan veinte minutos y tú aún sigues en pijama.

Bajé la vista, tenía razón.

Alborotada me cambie y cogí un taxi, por suerte no me dijeron nada por llevar comida.

Lorena estaba sentada en su pupitre lleno de pañuelos usados con los ojos llorosos mira fijamente su celular.

—¿Estás bien? —alcancé a cuestionar.

—Cómo voy a estar bien cuando ellos no terminaron juntos.

—¿Quienes?

—Los protagonistas de mi dorama —se abrazó a sí misma para darse autoconsuelo—. Además, no habrá segunda temporada.

—Te daré un cupcake si dejas de llorar.

—Cómo mandes.

Limpió sus lágrimas y se quitó los audífonos.

Por curiosa miré a Javier que me sonrió, puede que haya sido muy grosera pero con las experiencias que pasé soy más desconfiada.

Suspiré y le ofrecí un cupcake.

—Perdón si mis palabras fueron duras.

—No te preocupes, todos tenemos días malos y nos desquitamos con la primera persona que vemos.

—Si, claro.

—Emily —ella me llamó—. Sé que es difícil pero por favor has el intento.

—Pero si me genera mala vibra no puedo actuar cómo si nada.

—Para ti todo el mundo tiene mala vibra.

—Haré el intento pero no prometo nada.

En cuanto tocó artes me acompañó para evitar que vuelva a perderme.

—En resumen los ensayos empiezan mañana.

—¿Cómo te llevas con ellas?

—Admito que fui asfixianda por sus preguntas, les pareció extraño que hayamos sido transferidas a meses de empezar las clases.

—Espero que no dijeras nada.

—Siempre y cuando no existan registros de ese vídeo estaremos en paz.

—No sé de qué hablas.

—Bien, se me olvida que es un tema cerrado.

—Debería coser tu boca y así evitar qu—

—¡Emily cuidado!

Tarde.

Mis pies tropezaron con un bastón, caí encima de alguien pero eso era lo de menos.

Accidentalmente EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora