7 章

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—Habla Izuku Midoriya ¿En qué puedo ayudarlo?—

–^Midoriya que gusto hablar de nuevo contigo^–

—Señorita Directora a qué debo su llamada?—

–^Bueno, dos niños serán transferidos a Japón, no tienen padres y su hermano mayor está ausente todo el tiempo, su casa es un remolque y apenas si pueden hacerse de comer^–

—Ya veo, ¿cuándo llegaran?—

–^Mañana mismo, en cuanto estén aquí empezaremos con la investigación más a fondo. Cuando terminemos con la investigación iré a dejarlos a tu cuidado^–

—Me parece bien, por favor envíeme todos los datos y archivos que tenga de este caso—

–^Lo aré. Me tengo que ir, te veré pronto^–

—Claro, la estaré esperando—

La llamada entre el peliverde y la señora rubia había terminado.
Izuku se quedó meditando un momento serca de la gran ventana de su oficina, no hace mucho Keigo había llegado con ellos, y anque no lo pareció fue un poco difícil acoplarse a su instalación, ahora serán dos al mismo tiempo. Tendrá que reducir sus horas de sueño otra vez. 

Tendrán que agregar dos platos más de desayuno, comida y cena. Agregar dos camas más a cualquiera de las alcobas que le sean asignadas, mandar a hacer los tres uniformes de cada pequeño, llenar más papeleo, realizar sus expedientes médicos etc etc....

Ser el jefe de un orfanato completo y de gran prestigio era una gran carga que no cualquiera puede llevar. Pero el no es cualquiera.

Dejo cualquiera de esos pensamientos fuera cuando dos pequeños tiburones entraron a su oficina estruendosamente, y atrás de ellos cuatro pequeños más que llevaban un gorrito pescador y cañas de pescar echas por ellos mismos.

—¡Izu! ¡Izu!—

—¡Ayudaaaaa!—

Kirishima y Tetsutetsu corrieron a esconderse tras las piernas  del peliverde.
Shoto, Katsuki, Sero y Denki detuvieron su persecución cuando los dos pequeños de dientes afilados usaron el arma secreta para escapar de su trágico final.

—¡Izu, Izu nos quieren pescar!— el de pelo plata exclamó con miedo sin dejar de abrazar a su cuidador.

—¡No quiero ser sushi!— Kirishima estaba igual de aferrado al pecoso mirando a sus amigos con sus cañas falsas.

Izuku queria reír pero debía de mantener la compostura.

—Chicos ¿Qué dijimos de querer pescar a Kirishima y a Tetsutetsu?— con total autoridad encaro a los cuatro niños.

—Que no debemos hacerlo aunque parezcan tiburones— repitieron al mismo tiempo.

—Exacto, ya no lo hagan, quizá para ustedes sea graciosos pero para sus compañeros puede ser agobiante y de mal gusto, así que con mucha pena les tendré que poner un castigo si lo vuelven a hacer ¿Entendido?—

Los cuatro pequeños asintieron cabizbaja. Izuku suavizo su expresión y acaricio  la cabeza de cada uno para después pedirles que siguieran jugando sanamente.
Los cuatro niños se fueron dejando al pecoso y a los dos niñitos de sonrisa enorme en la oficina.

—¡Gracias Izu!— hablo alegre Kirishima asomándose para verlo.

—¡Si! ¡Gracias!— está vez hablo Tetsutetsu que se asomo entre las largas y delgadas extremidades del peliverde.

—No hay de que, estoy para defenderlos. Pero ustedes también deben aprender a defenderse y a defender a los demás, con palabras principalmente—

—Aprenderemos Izu, te lo aseguro— el pequeño pelinegro prometió.

★Orfanato Midoriya★ •///•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora