《Decisiones》

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~Hak~

Sentí las piernas fallar. Había estado corriendo sin rumbo por un largo tiempo sin haberlo notado.

Aunque miré de reojo a mis espaldas, el miedo me impidió ver de qué estaba huyendo.

En segundos la negrura del lugar me absorbió y fue reemplazada por un fuego azul, voraz, casi con voluntad propia. Y en algún momento, entre el caos y la confusión, pude verla, estaba atravesada y no podía moverse.

Todo por culpa de esos cristales llenos de sangre, que parecían reflejar la luz del lugar, y de ella, a la que salvó a costa de su vida.

Abrí mis ojos abruptamente y tan pronto volvió la realidad a mí, una melancolía invadió la habitación.

– Maldición – solté mientras me sentaba al filo de mi cama.

Mientras quitaba el sudor acumulado de mi frente, escuché unos susurros cerca, del otro lado de la pared.

Con cuidado de no hacer ruido, salí y llegué a la esquina del pasillo.

– Te lo digo, aún es pronto para decirles.

– No son unos niños Luke. Ellos merecen saber. En... en especial él.

– Ya sé, pero no estoy seguro si está listo.

– ¿Saber qué? – interrumpí mientras salía de la parte oscura del pasillo.

Pude ver como ambos giraban hacia mi, sorprendidos.

– ¡Hak! ¿Estabas aquí? – preguntó el peliblanco con una sonrisa nerviosa.

– ¿Qué es eso que tienen que decir? – pregunté un tanto impaciente.

– Tu habitación está en esta zona. ¿Cómo no pensé en eso? – se preguntó a sí mismo.

Al no entender del todo sus murmullos, miré a su acompañante en busca de respuestas, quien al igual que yo, lo miraba con desconcierto.

– Zayra...¿Qué está pasando...aquí? – no pude evitar preguntar con desconfianza.

– Hey, no me mires a mí – respondió con pesadez.

– Sí, no la mires a ella – dijo el peliblanco interponiéndose entre ambos

– ¿Qué? - Preguntamos ambos al unísono

– ¿Qué? – preguntó de vuelta. – Quiero decir, claro que puedes verla mmm... pero solo de manera decente Hak. No seas un pesado.

– Aquí el único pesado eres tú – reproché incómodo.

– Luke...será mejor que hables con ellos de manera correcta antes de que esto se malinterprete – dijo Zayra con vergüenza.

– ¿Decir qué? – habló una pequeña voz del otro lado del pasillo. Era Nora.

Después de sostener nuestras miradas durante algunos segundos, Luke cedió suspirando.

– Está bien, reúnanse todos en el salón dentro de 15 minutos.

Dió la vuelta y empezó a caminar en sentido contrario.

– Informen a Nebbil por mí – terminó para después desaparecer en la oscuridad del pasillo.

– ¿Es tan grave? – pregunté a Zayra, quien era la única que quedaba.

A diferencia de lo que esperaba, ella me miró inexpresivamente y empezó a caminar.

– Solo debes esperar 15 minutos más – soltó a lo lejos.

(...)

Mientras más me acercaba al salón, sentí como me saltaba la inquietud. ¿Quizá llegué muy pronto? ¿Seré el primero que esté ahí? ¿Qué tan desesperado estoy por saber?

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