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SONREÍ al sentir sus dedos acariciar mi pelo por lo que abrí lentamente los ojos para verle mirándome con una pequeña sonrisa
¿Qué tal dormiste? -me preguntó en un murmullo-
Bien -asentí mientras me acercaba más a él y apoyaba mi cabeza en su pecho- ¿Tú has podido dormir?
No... -negó a lo que yo asentí lentamente-
Sé que no te va a hacer fácil hacerlo, pero te ayudaré en lo que pueda, ¿sí? -le dije mientras me sentaba para verle mejor-
Lo sé. Gracias -asintió para acercarse hacia mí y besarme-
No hay porqué darlas -me encogí de hombros para luego levantarme de la cama ir hacia el baño para asearme, lavarme la cara y tratar de peinarme mientras le hacía alguna que otra broma para molestarle- ¡Dios! Mi pelo no quiere ayudarme hoy. Estoy por raparme una peluca
Tu pelo está bien, Chelsea -dijo Dick mientras se levantaba de la cama y se ponía detrás de mí para deshacer mi coleta y peinarlo con sus dedos y un poco de agua- ¿puedo intentar hacer algo?
Acceso aceptado -dije como si fuera un robot a lo que él sonrió con diversión y empezó a trenzar mi pelo. No estaba perfectamente hecha pero tampoco quedaba mal así que solo sonreí-  de poli a peluquería. Eres como la Barbie
Tengo que practicar para cuando ella nazca -me dijo para luego besar mi mejilla e irse de nuevo hacia su ropa-
Seremos buenos padres -dije aún mirándome en el espejo y asintiendo-
Los mejores -asintió apareciendo por un lado haciéndome reír-






NO os cuento cómo eran las tortillas allí, pero...no eran cómo estás -dijo Angela, la madre de Rachel mientras desayunábamos- bien por la cocinera
Las ha hecho él -señaló Rachel a Gar por lo que sonreí para darle una pequeña sacudida a su pelo en modo de agradecimiento-
Rachel/Me preguntaba... -hablaron al unísono Angela y Dick. Oh, incómodo-
Por favor -cedió él-
Rachel me ha explicado vuestra situación. Este piso os lo han dejado -dijo ella-
Por así decirlo -dijo Dick- el duelo no me ha autorizado a ocuparlo, pero...
Quizá yo tenga otra opción -dijo Angela- una casa. En Ohio. Lleva décadas en mi...en nuestra familia
Esperaba que vosotros...nosotros... podéis ocuparla todo el tiempo que queráis. Me sobra espacio y...que menos. Aún no sé cómo estará la casa cuando has estado cinco años encerrada
Con impuestos que pagar y mucho correo, imagino -dijo Kory- ¿Qué tenías en la nevera?
Sería nuestra base secreta. Cómo mola, ¿no? -dijo Gar a lo que yo sonreí con diversión-
¿A qué sí, chicos? -dijo Rachel al ver que no habíamos dicho nada-







¿Y qué? ¿Hasta aquí llega el equipo? -dijo Gar mientras caminábamos-
Tampoco llegamos a serlo... -empezó Dick a lo que rodé los ojos-
Claro que lo fuimos -afirmé- pero nos veremos pronto, ¿sí? Ven aquí, cactus
No me gusta ese apodo -rió él mientras me abrazaba a lo que yo también reí para luego separarme de él-
Cuidaos, ¿sí? -le dije para luego ir hacia Kory- que tengas suerte con encontrarte, Kory
Lo mismo os digo. O a él. O lo que sea -dijo ella a lo que yo reí para luego empezar a caminar junto a él-
Esperad -escuché la voz de Rachel. Sonreí con algo de tristeza cuando nos abrazó a los dos a la vez. Ella se separó y miró a Dick- gilipollas. Chelsea, te necesitará. Lo sé
Claro que sí. ¿Quién podría hacerle una cena sin morir por intoxicación? -sonreí con diversión a lo que Dick me dió un pequeño empujoncito-
¿Seguro que estarás bien? -le preguntó él-
Claro que sí. Es una total badass -le dije para luego guiñarle un ojo con diversión e ir hacia el coche mientras que Dick y yo nos dábamos pequeños empujones o nos burlabámos de quién era el peor cocinando-








puedes -asentí con confianza a lo que él, tras mirarme, tocó la puerta para segundos después ser abierta por ella-
Lo he dejado -dijo Dick tras unos segundos por lo que ella sonrió-
Yo también me alegro de verte -dijo Donna para agarrar su bolsa y dejarla en un lado- Chelsea, si que me alegro de conocerte, te invitaría a una carrerilla pero...
Sí, lo sé, me quedaré por ahí -asentí con una pequeña sonrisa-
Claro que no, entra en casa -dijo ella abriendo la puerta- hay comida en la nevera. Y el sillón es todo tuyo
Gracias -le dijo Dick. Le sonreí antes de que ella cerrará la puerta para luego entrar. Agarré mi bolsa y la de Dick para ponerlas en un lugar que no molestara seguido de sentarme en el sofá y suspirar aliviada-







LO siento. Tenía hambre -dije cuando me levanté del sofá y vi a ambos hablando en la mesa de la cocina junto a una cerveza-
No te preocupes. Eso huele muy bien -dijo Donna con una sonrisa-
Aún queda. ¿Queréis? -les ofrecí a lo que ambos asintieron con la cabeza. Tras darles los platos con comida me senté en una silla y me quedé jugando con mis dedos hasta que volvió a hablar-
¿Padres? -asintió con una sonrisa ella a lo que yo afirmé con la cabeza- lo haréis bien
Eso espero -asentí yo-
¿Tenéis pensado nombres? -preguntó tras darle un trago a su bebida-
Madeleine, Melissa, Cora... -enumeró Dick. Conversamos por un rato hasta que decidimos irnos a dormir y dar por terminado el día-













𝐂𝐇𝐄𝐋𝐒𝐄𝐀  | 𝐷𝑖𝑐𝑘 𝐺𝑟𝑎𝑦𝑠𝑜𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora