𝘋𝘦𝘴𝘱𝘶𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝑓𝑡. 𝘿𝙖𝙧𝙮𝙡 𝘿𝙞𝙭𝙤𝙣

𝘊• 2

𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝐷𝑜𝑠.

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𝘌𝘭 𝘚𝘢𝘯𝘵𝘶𝘢𝘳𝘪𝘰.

Bler no se había llevado la mejor parte, no se arrepentía de la decisión que había tomado después de lo que había vivido, pensó que, si ella no se hubiera interpuesto, Daryl habría sufrido todo aquello, y esa idea sólo le causaba escalofríos.

Los dos primero días, Negan le había enseñado el lugar, y se lo habia memorizado en caso de tener que escapar cuando se le de la oportunidad.

El tercer día, conoció a un par de personas algo raras, cada que les preguntaba sus nombres solo respondían con el nombre de su lider.

El cuarto, Negan le dijo lo que haría ahí, le explicó qué tenían más de una esposa, y que ella sería una más de ellas, le mostró el pequeño cuarto en donde todas dormían, después de unas horas y de haberlas conocido a todas, solo una había sido amable con ella. Aquella misma noche, cuando Negan entró en al lugar para escoger con quién se acostaria, la eligió a ella, sin ninguna queja, Grimes dejó que la guíe hasta su cama, y en cuanto lo tuvo encima intentando quitarle la ropa, dio un buen golpe en donde sabía que le dolería y escapo.

Aunque aquello no tuvo ningún resultado positivo.

Por eso, el sexto día, se encontraba desnuda, dentro una pequeña habitación oscura, fría y vacía, exepto por el esqueleto de algún otro desafortunado como ella, asique solo paso hambre y lloró por tres noches en lugar de dormir.

Estaba completamente golpeada, llena de moretones, y heridas que le dejarían marcas tanto en la cara como en el resto de su cuerpo, el castigo de una serie de golpes consistía en cuatro noches seguidas de distintos tipos de torturas. Aun faltaba una última noche y estaba muy poco convencida de que sobreviviría. Tal vez terminaria como el cadáver frente a ella, o con una camisa rallada de una letra del abecedario metida en el patio lleno de caminantes del santuario siendo una más de ellos.

Ya se había rendido a la lucha, extrañaba a su hermano, extrañaba a su sobrino. Pero a quien más extrañaba era a aquel ballestero de corazón de piedra que la había flechado, (no literalmente), desde el primer día que lo había tratado más a fondo en aquella granja.

Extrañaba su vos y que la trate de estúpida por las cosas que hacía mal, extrañaba que la despierte en la mañanas de manera bruta para ir juntos de caza, las anécdotas que le contaba de cuando era niño y las travesuras que hacía con Merle. Que le dé sermones de que no debía ser tan buena persona y que debía aprender a decir que no. Cuando le hacía bromas para molestarla y la despeinaba cada vez que la saludaba. Extrañaba a Daryl Dixon más que a nadie, y necesitaba sentir que la abrace y le diga que todo estaría bien como lo hacía cuando lloraba por las cosas que la asutaban o cuando algo malo pasaba en el grupo.

Lo necesitaba, y lo único que la mantenía en pie hasta ahora, era la idea de poder volver a verlo, lanzarse a su brazos y decirle de una buena vez lo que sentía por él, era la idea de volver a molestar a su hermano y verlo sonreírle, era la idea de volver a leer cómics con Carl en el techo de la casa por las noches. Era la idea de volver con su familia, de sentirse amada y acompañada.

Cuando la puerta de metal se abrió, la luz del pasillo de afuera le encandiló los ojos, no sabía si era de dia o de noche, tampoco sabia si habian pasado semans o solo días desde la última vez que salió, tuvo que taparse los ojos con el brazo mientras intentaba mirar a quien se mantenía en la entrada.

Dwight, el tipo rubio de media cara quemada, quien le había estado dando de "comer" la comida de perro que encontraba por ahí, ahora le había arrojado una ropa.