破壊

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Mientras el cielo bañado en un celestino claro al desnudo era inundado por el brillo del amarillento sol, un pecoso recorría los profundos bosques en la lejanía de UA. Dichosos recorridos rutinarios eran llevados a cabo por el mejor explorador del reino, dentro del pasado y del futuro.

Aquel con nervios de acero, aquel con un sentido del olfato superior al de los simples guardias del palacio. Aquel con agudos oídos, aquel con enormes ojos cuyo único objetivo era descubrir y conocer cuanto más su cerebro pudiese almacenar...

Ese ya muy detallado peliverde, quien posee las expectativas de la familia real sobre sus hombros...

Ha caído en una trampa muy embustera. Tan simple que lo haría quedar inevitablemente como una persona muy torpe. Se había distraído con el crujir de unas ramas a algunos pares de metros de distancia, y bueno...

Una red.

Bajo hojas secas.

Jura jamás haber caído tan bajo.

Quedó atrapado. Colgado de un árbol. De su tobillo sacó una pequeña navaja enfundada para proceder a cortar aquello que lo apresaba e impedía su escape. Al por fin ser liberado, chocó sus palmas entre sí para quitarse el polvo, imitando la acción contra sus ropajes.

-¿Una trampa para cacería?

Pronunció en voz alta, ladeando ligeramente la cabeza por la presente confusión. Imitando el comportamiento de un canino. Tomó entre sus manos la red, admirando el grosor de esta, los espacios entre cada trozo y la forma en la que los hilos se entrecruzaban... No, eso no era para capturar liebres o conejos. Era para atrapar algo... Más grande.

Decidió guardarla en su vieja y desgastada mochila amarillo intenso, la llevaría al palacio para alertar al grupo de exploradores, tanto novatos como expertos (Que por supuesto, él comandaba). Y tal vez podría informar de la situación al príncipe. Pero debería investigar más a fondo el área.

A paso ligero y veloz recorrió el sendero que podría atravesar con una venda cubriendo sus ojos, estaba a poca distancia del palacio, de su hogar indefinido. Sin embargo, detuvo su andar antes de llegar a pisar el camino marcado por carretas y caballos.

Enderezó su espalda, doblando ligeramente las rodillas, preparado para acercarse a aquel sonido que lo había inquietado desde un comienzo y había olvidado por completo.

Dándose vuelta se adelantó a penas unos pasos. Al ver a una linda ardilla mordisqueando una nuez entre sus manitas, alerta y expectante a sus movimientos, relajó sus músculos y decidió continuar con su labor.

Quizás sólo estaba actuando bajo la ansiedad de haber encontrado la cuerda. Se encontraba tenso.

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En otro lugar, un guerrero muy joven había incluso temblado por ser descubierto. Creía haber notado los ojos color esmeralda posados en su persona, pero al notar como ese joven se retiraba del lugar, pudo relajarse y volver a su clan a paso apresurado.

Removió con el dorso de su puño las cortinas de cuero para presentarse con una bajada de cabeza en símbolo de reverencia ante su líder...

-Bakugou. Una de las trampas que pusimos esta semana en la parte más lejana de la zona centro fue activada...

Mencionó un pelirrojo aún sin levantar la vista a Alfa. Quien aún, trazando las rutas en el mapa poco detallado que poseían, tampoco le había dirigido la mirada.

AU Fantasy. °•Dekukatsu•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora