¿Dónde se encuentra el límite de mi ser?

590 76 3
                                    


"¿Quién soy para ti mamá?"

Vegas no está seguro de cuando fue la última vez que disfruto un fin de semana, pero este fin de semana lo estaba disfrutando como nunca. Acompañado de ese nuevo anime, muchas palomitas y refresco de arándano.
Eran muchos carbohidratos de esos que sabían muy rico, estaba solo pues Tayn salió con sus amigos de la facultad y no planeaba regresar hasta el día siguiente.

Vegas sabía que ese era su último fin de semana y del resto de semanas del año donde tendría paz pues el doctor de su hermano estaba recuperado. Eso significaba que volverían los viajes en autobús sin descanso y terapias sin avances.

Pero por alguna razón estaba bien con eso probablemente el cansancio crónico ya era parte de su personalidad como frustración e impotencia de no poder ayudar, pero tampoco poder huir.

Estaba por el capítulo cinco de la segunda temporada del anime, cuando recibió una llamada de su madre.  El teléfono sonaba mal, pero pudo distinguir el saludo carente de emoción.

-¿Cómo estás? Hace días que no te comunicas con nosotros- Habló su madre y Vegas supuso que estaba haciendo mil cosas a la vez por como se escuchaba su falta de aire al hablar.

- Estoy viendo un nuevo anime- Vegas en ocasiones quería platicar con su madre de cualquier cosa ya sea de la universidad o de ese anime que tenía Titanes que comían gente y como creía que era una referencia bíblica, porque para ser honesto Vegas tenía cierto gusto por las historias y falacias bíblicas. Pero su madre siempre minimizaba aquello que Vegas quería platicar con un "hijo ahora no, estoy muy ocupada" y sabe que esta vez no sería diferente.

- Que bueno hijo, necesito que me prestes algo de dinero. La ayuda económica del gobierno se retraso y no me pagan hasta fin de mes- habló con falso tono de preocupación su madre.

Vegas no podía negarse, claro que vivía ahorrando por sí su familia o él necesitaban dinero en algún momento, pero lo odiaba, odiaba el tener que sacrificar necesidades básicas, gustos o salidas por ahorrar y qué su madre solo viniera hacerle ojitos con voz afligada para que Vegas le prestará una buena cantidad de  dinero y aunque estaba aprendiendo a poner límites gracias a su psicóloga aún le costaba demasiado.

-¿Cuánto necesitas está vez mamá? Necesito pagar el alquiler del departamento está semana y necesito materiales para la facultad. No creo que pueda ayudarte con cantidades muy grandes- Vegas hablo con firmeza, pero con mucho miedo en su voz, esperando el golpe de su mamá que lo hiciera sentir culpable y miserable.

-Siempre que te pido algo de dinero, nunca puedes prestarme, sabes que te lo voy a pagar aparte es para tu hermano a caso olvidas que él nos necesita más que cualquiera- Este siempre es el argumento de su madre ante los límites de Vegas.

-Solo enviame por mensaje cuánto necesitas y veré con cuánto te puedo ayudar mamá ahora estoy ocupado-

-Gracias hijo, también recuerda que este jueves comienzan de nuevo las terapias de tu hermano, te veo ese día, adiós- Y sin más colgó sin importarle cómo había estado realmente Vegas.

A los pocos minutos Vegas recibio ese mensaje y sí, la cantidad era enorme, claro que tenía la cantidad, era un loco del ahorro, pero quería comprar ese nuevo álbum del grupo que le gustaba y ropa, porque Vegas era amante de la ropa y sabía que tenía que sacarle provecho a su cuerpo. Le había costado meses de terapia amarse a sí mismo como para desperdiciar ese empoderamiento aunque para ser sinceros luchaba con eso cada día de su vida. Sentía que sus avances eran mínimos, pero se estaba moviendo de lugar y eso lo hacía ir con la psicóloga durante cuarenta y cinco minutos a afrontar todos esos traumas.

Aunque se podría decir que ese jueves era como su día libre de hecho era el más cansado.
Eran las dos en punto cuando estuvo afuera de los departamentos donde vivía su hermano y madre. Macao bajo a las dos con cinco minutos con su mochila verde de dinosaurio, una camisa negra, pantalones de mezclilla y una gorra negra.

Vegas, igual que las terapeutas se han encargado de hablar con Macao sobre la adolescencia y como existen cambios físicos, corporales y emocionales en su cuerpo. Al principio cuando Macao tenía once años y estaba entrando a la adolescencia fue algo complicado, más para su madre, ya que se negaba a ver a su hijo como un adolescente y seguía tratandolo como un niño pequeño.
También para las maestras y las personas de su alrededor era difícil tratar a Macao como un adolescente y empezar a poner límites pues muchas personas seguían infantilizando a su hermano por su discapacidad.
El cambio más notorio fue cuando Macao le pidió a Vegas de cumpleaños unos converse pues todos los chicos de su escuela los usaban. Así fue como empezó a existir una transición de su infancia a la adolescencia en Macao al menos en la forma de vestir.

Aunque para este punto Macao comprende mucho más la discapacidad y el mundo que lo rodea, sigue siendo el mismo niño que ama a los dinosaurios y los carros de carreras. 

-Hola Vegas- Habló atropelladamente su hermano. Su madre venía jalando a su hermano con una mano, mientras que con la otra se arreglaba el uniforme.

-Tienes la tarjeta del hospital, cierto?-

-Si, si la tengo y si, estoy muy bien mamá- Habló Vegas con sarcasmo que su madre ignoro por completo.

-Que bueno hijo, me alegra, aquí está tu hermano,  nos vemos que ya voy tarde, adiós- gritó su madre esas últimas palabras pues ya estaba caminando a dirección contraria de ellos.

-Hola Macao, cómo estás?- Le preguntó Vegas a su pequeño hermano.

- Bien, Macao muy feliz, te quiero Ve- Esa era la manera de su hermano de expresarle afecto de manera verbal y para ser honesto Vegas se sentía muy amado.

Ese día Macao se sentía cansado y Vegas lo sabía porque en todo el trayecto durmió de manera tranquila, casi encima de él que al poco tiempo Macao ya estaba impregnado del aroma de su hermano, escondiendo por completo su olor a fresas y dándole pasó al café amargo suave de Vegas.

Macao tenía una dieta especial desde los dos años, para ser honesto freno mucho el crecimiento de su pequeño hermano aunque pesaba un montón para el cuerpo de su hermano mayor.

Eran las cuatro y media cuando llegaron a la área de pediatría, justo a tiempo para su terapia.

-Hola cariño, tu tarjeta porfavor- Habló la anciana que estaba en recepción.

-Claro, permítame un momento- Vegas le entrego con dificultad aquel pase para entrar a terapia.

-Adelante chicos, ya saben a dónde ir- Les sonrió la anciana con sonrisa gentil.

-Macao, necesito que despiertes bien y  vayas a terapia, mamá nos matará si llegas más tarde- Habló Vegas apurado y moviendo a su hermano con pequeñas palmaditas en la espalda hasta que Vegas lo soltó y comenzó a caminar soñoliento.

Vegas dejo que su hermano tocará la puerta del doctor y cuando la vio abrirse se retiró a la sala de espera dónde planeaba dormir durante una hora.

Al llegar a recepción le preguntó directamente a la anciana la duda que tenía aunque sabía que la respuesta era muy clara.

-El doctor Pete regreso, verdad? Él ya se encuentra bien? -

-Hola, cariño, si el doctor Pete ya está de nuevo con nosotros, el se encuentra muy bien, probablemente venga a presentarse cuando acabe la terapia, así que tranquilo-

Y así fue como Vegas se fue más tranquilo a dormir en la sala de espera que por cierto tenía rastros de un olor rico y muy dulce.







Nos vemos en el 
siguiente capítulo✨

Hasta La Raíz/ VegasPeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora