Atracción Salvaje

CAPÍTULO 6

Mujer...
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ALEXANDER

Dian McQueen y yo analizábamos la propuesta que le llegó a Nael Ford: una tentadora alianza entre la Mafia Estadounidense y un cartel de Colombia.

—¿Conoces a la mujer? —le pregunté a Ford.

—Aún no —bebió un sorbo de su bebida—. No confía en nadie como para revelar su identidad. Solo se presentó como la Princesita del Capo.

—Pues tendrá que hacerlo con nosotros si quieres que consideremos su propuesta —espeté.

Desabroché los tres primeros botones de mi camisa y enrollé las mangas hasta mis antebrazos. Estaba estresado y quería terminar esta reunión cuanto antes.

—La pregunta es… ¿Cómo sabe de nosotros? —cuestionó el tercer líder.

Nael inclinó las comisuras de sus labios.

—Dijo que tiene sus contactos.

Incliné una ceja.

—¿Sabe de la Comisión? —inquirí ahora interesado.

Son pocos los que conocen nuestra organización. Saben de la Mafia Estadounidense y los clanes que la conforman, pero desconocen que esta se rige y debe informar a la Comisión. Sin la comisión, no existiría la Mafia Estadounidense. Nuestra poderosa organización es como el gobierno pero en la mafia. Y que la mujer, por el momento desconocida, sepa de la existencia de la Comisión, indica que es alguien con mucho poder que pagó una considerable suma por esa información, o simplemente, es conocida por algún integrante de la Mafia Estadounidense, uno que confía en ella, y que no aparecía su vida cómo para soltar la lengua.

Nael asiente.

—Me dejó en claro que no somos tan desconocidos. —Y con eso confirmé la segunda opción.

—Nos conoce —concluyó McQueen tamborileando los dedos en la mesa.

—Sí, por esa razón, investigué un poco, pero desde que hemos asumido el puesto de nuestros padres, jamás hemos establecido alianzas con carteles colombianos…

—Espera… —interrumpió Dian McQueen—. ¿Cómo se hace llamar?

—La Princesita del Capo.

—La Princesita del Capo —repitió el viejo más para sí mismo. Después de unos segundos murmurando lo mismo, se calló abruptamente—. El Rey, el Príncipe, el Caballero… Nos conoce, a sus padres y a mí, supongo.

—¿Supones? —cuestioné

Se encogió de hombros haciendo una mueca.

—Hace años, tu padre Alexei nos habló de una posible alianza con un cartel de Colombia. Pero una semana antes de reunirse con el capo en Colombia, perdió comunicación con él —Tomó una bocanada de aire y continúo—: Recuerdo que Alexei estaba estresado y dos días después se enteró de que una entidad privada de la fuerza militar de Colombia aniquiló la hacienda del capo y dio de baja a todos, eso pensábamos, pero creo que tal vez algunos sobrevivieron —terminó por decir echándose a reír.