El contraataque de la hija rica gordita

capitulo 134

Capítulo 134: Deja ir

Song Jiaren no regresó al salón de clases y salió de la escuela. Justo cuando salía de la escuela, vio a Wen Qing salir de un auto negro. Wen Qing caminó rápidamente a su lado y dijo respetuosamente: "Señorita Song, el Maestro Cheng la invita".

Song Jiaren parecía impaciente. Ella ignoró al hombre y estaba a punto de irse cuando el certificado inconscientemente la agarró del brazo.

"¡Déjalo ir!" Al mismo tiempo, dos voces sonaron con ira. Wen Qing lo soltó rápidamente. No se atrevió a ofender ni a Song Jiaren ni a Yan Cheng.

Song Jiaren miró en dirección al auto negro. Yan Cheng ya había salido del auto y caminaba lentamente hacia ella. Su rostro estaba pálido y su cuerpo era aún más delgado que antes.

Song Jiaren no pudo evitar fruncir el ceño. Quería hablar, pero cuando pensó en lo que había sucedido, se contuvo.

Song Jiaren no quería hablar con él. Se dio la vuelta y estaba a punto de regresar a la escuela. Yan Cheng la persiguió y la sostuvo del brazo.

Los dedos de Yan Cheng estaban muy fríos. Era más baja que la temperatura normal de una persona común. Song Jiaren sintió que su brazo estaba congelado por los dedos de Yan Cheng.

Se dio la vuelta y miró a Yan Cheng con frialdad. En voz baja, dijo: "¡Déjalo ir!"

Una pizca de angustia brilló en los ojos de Yan Cheng cuando dijo con firmeza: "¡No lo dejaré ir! Jiaren, lo he pensado bien. No debí haberte utilizado. En el futuro, te lo contaré todo directamente, ¿de acuerdo? ¿Podemos hacer las paces?

Song Jiaren miró fijamente a Yan Cheng y le hizo sentir un escalofrío en el corazón. Ella dijo con frialdad: "¡No! Podría haber muerto en ese entonces. Si yo muriera, ¿te hubiera sido útil arrepentirte frente a mi tumba? No hay forma de salvar lo que ya sucedió".

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Song Jiaren apartó el brazo y llamó a un taxi.

Yan Cheng miró el taxi distante con un toque de decepción en sus ojos. Él suspiró. ¿Qué debería hacer exactamente para que ella lo perdone?

Cuando Song Jiaren regresó a casa, Song Meiyu estaba preparando el almuerzo.

Song Jiaren no vio a Ye Zhentian y preguntó con curiosidad: "Mamá, ¿el Sr. Ye no vino hoy?"

Song Meiyu se sonrojó y fingió que no le importaba. "De repente tenía algo que hacer en la empresa y volvió. Es posible que no pueda venir por dos días".

Song Jiaren asintió y sonrió. "Mamá, ¿te has enamorado del Sr. Ye?"

Song Meiyu se sonrojó aún más, pero no refutó. Ella sonrió y dijo: "Me empezó a gustar un poco durante este período de tiempo. Lo conozco desde que éramos jóvenes, pero no esperaba que me empezara a gustar cuando ya somos de mediana edad".

Song Jiaren tomó la mano de Song Meiyu y dijo con seriedad: "Mamá, ya que ustedes se gustan mucho, entonces reúnanse".

Song Meiyu sonrió y asintió con la cabeza. Su sonrisa era hermosa y muy atractiva.

Song Jiaren de repente estornudó. Se frotó la nariz y dijo con curiosidad: "Mamá, ¿por qué huelo algo quemado?"

Los ojos de Song Meiyu se abrieron. Rápidamente corrió a la cocina y levantó la tapa. "¡Cielos, arruiné la sopa!"

Song Jiaren la siguió a la cocina. Apagó la electricidad y sonrió mientras abría la ventana para limpiar el aire.

Song Meiyu tocó la frente de Song Jiaren y se quejó con una sonrisa: "Es todo culpa tuya por distraerme hablando conmigo. De lo contrario, podríamos comer ahora".

Song Jiaren abrazó el brazo de Song Meiyu y gimió: "Mami, por favor, perdóname. No lo volveré a hacer. Mami, cuidar a Chuyan ha sido duro para ti. Déjame hacerte fideos de huevo.

En este momento, una voz débil sonó repentinamente desde la habitación de Song Chuyan