𝗘𝗩𝗘𝗥𝗟𝝠𝗦𝗧𝗜𝗡𝗚

Pʀᴏ́ʟᴏɢᴏ

—Señorita Gallagher ¿Ha comprendido las cláusulas que acabo de leerle? —cuestionó el hombre sentado frente a ella, juntando las manos sobre los papeles de la carpeta

____ elevó la mirada lentamente, dejando ver unas pronunciadas ojeras que se apreciaban con suma claridad en su piel paliada, acompañadas por el enrojecimiento debajo de sus ojos producto de irritar su piel con un pañuelo blanco, secándose las lágrimas. Últimamente lloraba cada noche enredada entre las cobijas de la cama, pensando en lo que fue y lo que pudo ser si las cosas no hubiesen terminado en una oficina legal.

—Si... Entendí —respondió cansada

—Señor Ackerman, ¿Ha comprendido las cláusulas? —repitió la misma pregunta dirigiéndose esta vez al hombre sentado a dos sillas de distancia de ____

—Si

Llevaba un tiempo sin escuchar su voz, no pensó que oírlo nuevamente causaría un escalofrío en su cuerpo entero. Deseaba verlo, observar la expresión de su rostro, pero se retuvo ya que no se sentía capaz de soportarle la mirada más de un segundo. Con solo escucharlo comprendió lo que debía estar sintiendo, sabía que usaba monosílabos y se limitaba a hablar solo cuando le preguntaban porque estaba conteniendo sus emociones, escondiéndolas tras una máscara de inexpresividad.

—Muy bien. Ahora pasaremos al tema de la custodia de su hijo Lean Ackerman —pronunció con el típico tono burocrático de un juez. Ambos adultos se tensaron en sus lugares—. La custodia será compartida, tanto la legal como física. Los dos padres tendrán los mismos derechos y obligaciones en las cuestiones legales que involucran a su hijo. Donde y con quien vivirá se estableció, por acuerdo mutuo, que será con su madre. El calendario de visitas del padre será establecido por ustedes, sus abogados, o, habiendo problemas para llegar a un acuerdo, por un juez

Los abogados de cada uno fueron quienes respondieron expresando que coincidían en lo dicho.

—Señor Ackerman —lo nombró apuntándolo con el extremo de su bolígrafo—. Si necesita o quiere ver a su hijo, la madre tiene que conceder su autorización así como estar enterada. No puede llevarse al niño o tomar alguna decisión sobre él usted solo, deberá discutirlo con la madre hasta coincidir en una solución, ¿Entiende esto?

—Si, entiendo

—Señorita Gallagher, no podrá impedirle el derecho al padre de ver a su hijo, tendrá que respetar las visitas así como el periodo de tiempo que pasará con él. De igual forma, no puede sacar al niño del país o tomar alguna decisión que implique su bienestar sin antes haberlo discutido con el padre, ¿Comprende?

—Comprendo

—Abogados, revisen una vez más el acuerdo de divorcio y que sus clientes otorguen la firma

____ intentó controlar el temblor de su brazo, el cual dominada su mano llegando hasta la punta de sus dedos, impidiéndole firmar correctamente. Añoraba que las cosas fuesen una pesadilla de la que despertaría en cualquier segundo.

Levi, por otro lado, arrebató la pluma de su abogado y firmó deprisa. La pluma pareció quemarle pues la soltó apenas su firma estuvo plasmada sobre la línea. No soportaba continuar ahí encerrado viviendo un divorcio.

Los abogados se estrecharon las manos bajo la gran tensión que emanaba de sus clientes, algo que les resultaba típico y común al ser abogados de familia.

El azabache fue el primero en abandonar la oficina, empujando la silla al levantarse y azotando la puerta al salir. Dejó las formalidades enterradas y olvidadas.

A pesar de que su abogado le había recomendado que la interacción con Levi disminuyera al máximo, no pudo contenerse a salir apresurada detrás de él.